Las prohibiciones de viaje y los cierres de fronteras provocados por la variante de Omicron probablemente no evitarán por completo su propagación, pero eso no evitará que los países se apoyen en las medidas.
La rápida velocidad a la que los países adoptaron prohibiciones de viaje con la aparición de Omicron indica que los controles fronterizos se convertirán cada vez más en un arma contra las enfermedades infecciosas, ya sea que los expertos en salud pública estén de acuerdo o no en que son efectivos.
56 países estaban implementando medidas de viaje al 28 de noviembre en respuesta a la variante Omicron, informó la Organización Mundial de la Salud el martes.
- Eso incluye a EE.UU., que prohibió los viajes desde Sudáfrica, donde se identificó por primera vez la variante, y otros siete países del sur de África.
- Otros países han ido más allá, con Japón e Israel prohibiendo a todos los extranjeros ingresar a sus fronteras.
Durante mucho tiempo ha sido un evangelio entre los expertos en salud pública que las prohibiciones de viaje específicas son injustas y en gran medida contraproducentes, que fue una de las razones por las que la OMS no recomendó restricciones de viaje cuando el COVID-19 se declaró por primera vez una emergencia de salud pública en 2020.
- Las autoridades sanitarias holandesas anunciaron el martes que habían encontrado Omicron en muestras de virus que datan del 19 y 23 de noviembre, días antes de que Sudáfrica identificara por primera vez la variante, lo que indica que ya se estaba propagando en Europa occidental.
- A pesar de la prohibición de viajar a EE.UU., el primer caso conocido de Omicron en EE.UU. se detectó en California el miércoles.
- "Poner en vigor prohibiciones de viaje dirigidas a África ataca la solidaridad mundial", dijo el director regional de la OMS para África, Matshidiso Moeti. "El COVID-19 explota constantemente nuestras divisiones. Solo sacaremos lo mejor del virus si trabajamos juntos para encontrar soluciones ".
La historia completa sobre los controles de viaje es más variada, y hay evidencia de que reducir el ritmo de los viajes internacionales puede al menos ralentizar la propagación de una nueva variante, lo cual es importante en un momento en el que los científicos aún necesitan tiempo para comprender la totalidad alcance de la amenaza Omicron.
- Un estudio publicado a principios de este año encontró que las medidas de viaje internacionales implementadas temprano en la pandemia pudieron ralentizar la exportación inicial de casos fuera de China.
Los controles de viaje verdaderamente restrictivos pueden casi extinguir incluso un virus tan contagioso como el SARS-CoV-2.
- Los países que han minimizado de manera más efectiva los casos de COVID-19, como Australia, Nueva Zelanda, Japón y China, han ido mucho más allá de las prohibiciones de viaje específicas hasta casi cierres fronterizos completos.
- Científicos en China promocionaron un estudio durante el fin de semana que afirmaba que el país podría enfrentar más de 630.000 infecciones por COVID-19 por día si eliminaba sus controles de viaje de tolerancia cero.
- Pero esos controles han tenido graves costos económicos y sociales , y cuanto más dura la pandemia, más difícil puede ser mantener esas medidas.
Lo que realmente importa con las prohibiciones de viaje de Omicron es lo que hacen los países una vez que los científicos han determinado qué tanto peligro representa la nueva variante.
- Si Omicron resultara ser menos peligroso que la variante Delta existente, no debería haber ninguna razón para continuar con las prohibiciones específicas.
- Pero una lección de los controles de viaje de la era COVID es que tienden a ser mucho más difíciles de levantar de lo que son de imponer: pasaron más de 16 meses antes de que la frontera terrestre entre Estados Unidos y Canadá se reabriera por completo a los viajeros vacunados.
