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La tensa primera semana de la primera minista Liz Truss

Su Gobierno se enfrenta a problemas en múltiples frentes, tanto internos como externos, que no pueden aguardar mucho más tiempo sin soluciones.

A pesar del optimismo de Truss, se espera que su luna de miel con el electorado conservador no dure mucho tiempo.
A pesar del optimismo de Truss, se espera que su luna de miel con el electorado conservador no dure mucho tiempo.
Victoria Rinaldi 13 septiembre de 2022

La semana del 5 al 9 de septiembre fue muy agitada para los británicos. El lunes 5 se conocieron los resultados de las elecciones internas del Partido Conservador que nombraron a Liz Truss como líder del partido y, por lo tanto, nueva Primera Ministra. El martes 6, presenciaron el último discurso de Boris Johnson y luego de una fuerte lluvia, el primero de Truss. Sin embargo, el jueves 8 se convirtió en uno de los días más tristes de la historia británica al anunciarse el fallecimiento de la Reina Elizabeth II.

En este contexto, la ex Secretaria de Relaciones Exteriores asume el cargo de mayor relevancia en la política británica preparándose para semanas de gran complejidad política. 

Con metáforas sobre la situación climatológica, Truss dio su discurso inaugural asegurando que los británicos podrán salir de la tormenta, incluso a pesar de los vientos en contra que representan Vladimir Putin y el Covid-19. 

Además incluyó halagos hacia Johnson, confirmó que tomará medidas en relación a la crisis energética y referenció a figuras de su partido, como Winston Churchill y David Cameron. 

A pesar del optimismo de Truss en su discurso, se espera que su luna de miel con el electorado conservador no dure mucho tiempo. Y es que su Gobierno se enfrenta a problemas en múltiples frentes, tanto internos como externos, que no pueden aguardar mucho más tiempo sin soluciones. 

El conservadurismo continúa fragmentado

El lunes 5, al confirmarse la victoria de Truss por sobre Rishi Sunak, con 81.326 votos (57.4%) por sobre 60.339 (42.6%), uno de los principales interrogantes que surgió fue la composición de su gabinete: ¿nombraría a conservadores cercanos o buscaría incluir a quienes se opusieron a sus propuestas en las recientes elecciones, intentando así unir al partido?

Finalmente, Truss se inclinó por aquellas nombres cercanos a sus ideas, que no habían mostrado apoyo hacia Sunak. Así, su gabinete se convierte en el primero de la historia en no tener un hombre blanco en ninguno de los cuatro grandes cargos del Estado: Primer Ministro (Liz Truss), Ministro de Hacienda (Kwasi Kwarteng), Ministro del Interior (Suella Braverman) y Secretario de Relaciones Exteriores (James Cleverly). 

Sin embargo, con un margen de victoria sobre Sunak que resultó ser menor al esperado, Truss ahora enfrenta un problema similar al de su antecesor: un partido que permanece fragmentado y que puede no apoyarla en medidas que ella considere de urgencia o necesidad. Esto representa una gran dificultad, teniendo en cuenta las múltiples problemáticas que el nuevo gobierno conservador deberá enfrentar. 

Un invierno preocupante

Una inflación interanual estimada en más del 18% para enero de 2023 (más de nueve veces el objetivo del Banco de Inglaterra) y una crisis energética en puerta representan algunos de los problemas mencionados. Por esto, en su tercer día en el cargo, Truss anunció un paquete de medidas para hogares y empresas que cuenta con un presupuesto de 150 billones de libras, que incluye el congelamiento de tarifas, el fin de la prohibición sobre el fracking y una revisión de los objetivos climáticos del Reino Unido. 

En relación al congelamiento de tarifas, la medida plantea congelar los precios a un máximo de 2.500 libras anuales por los próximos dos años para los hogares y por los próximos seis meses para las empresas, para luego prestar apoyo enfocado a aquellas que más lo necesiten. Se estima que, sin esta ayuda, los precios alcanzarían 6.000 libras en enero, dejando incapacitadas de pagar a un gran número de familias británicas. 

El Gobierno también incorporó ayudas económicas de hasta 40.000 millones de libras para las empresas de energía, apuntando a aumentar la liquidez de las mismas a través de un mecanismo llevado a cabo por el Banco de Inglaterra. 

Múltiples críticas se esbozaron al plan de Truss. Su ausencia de detalle en relación a cómo se obtendrá el dinero para el mismo fue uno de los principales puntos.

A su vez, si bien el congelamiento era una medida apoyada y también previamente sugerida por los laboristas, su líder, Keir Starmer, criticó la ayuda económica a las empresas energéticas, reclamando la implementación de un impuesto a las ganancias extraordinarias para financiar la medida, que el conservadurismo descartó. 

Starmer también fue crítico del fin de la prohibición del fracking, argumentando que otros tipos de energía, como la eólica y la solar, son mucho más baratas y menos contaminantes. Si bien Truss se mantiene comprometida con las metas climáticas del país para 2050, esta medida puede interpretarse como contrapuesta. 

Se teme que, con su ausencia de detalles y el nuevo período de luto debido a la muerte de Elizabeth II, el plan energético no llegue a concretarse y la población se vea severamente afectada por los aumentos de la energía, que eventualmente desencadenarían en aún más descontento social.

Complejas relaciones exteriores

Truss también acarrea una de las últimas controversias que atravesaron a la gestión de Johnson, y que la tuvieron implicada a ella también en su rol como Secretaria de Relaciones Exteriores: el Protocolo de Irlanda del Norte. Establecido al oficializarse el Brexit, Irlanda del Norte queda dentro del territorio aduanero del Reino Unido, pero está sujeto -parcialmente- a la legislación de la UE. 

Por tal motivo, los bienes transportados desde y hacia dicho territorio desde Irlanda, se encuentran sujetos a controles aduaneros.

Si bien esto fue originalmente pactado por Londres y Bruselas en 2019, recientemente el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte (uno de los principales partidos de la Asamblea que también se ha identificado a favor del Brexit) demandó que esto sea removido o modificado como condición previa para sentarse a debatir en el órgano legislativo y formar gobierno, paralizando la actividad política en el país. 

Previamente, el Gobierno conservador de Johnson intentó implementar modificaciones en el Protocolo, creando un canal verde para la mercadería destinada a Irlanda del Norte, y un canal rojo para aquella destinada a Irlanda. Sin embargo, la UE inmediatamente rechazó estas medidas, las calificó de ilegales, y llamó a Gran Bretaña a nuevas negociaciones.

Esta situación ha generado múltiples protestas y reclamos de ambos lados. Truss declaró que su intención era trabajar con todos los partidos de Irlanda del Norte para resolverlo, pero se enfrenta a una interesante disyuntiva: ¿debería sostener lo pacto con la UE, o complacer los reclamos del partido norirlandés y perder credibilidad a nivel internacional? 

Esta última opción luce aún menos atractiva ahora que el Presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, ha mostrado su rechazo abiertamente hacia la modificación del Protocolo. 

Para complejizar aún más su vínculo con la UE, Truss tampoco posee una relación estrecha con Emmanuel Macron. Durante una de las entrevistas previas a las elecciones, se le preguntó si consideraba al Presidente de Francia un amigo o enemigo, a lo que Truss respondió que aunque aún estaba deliberándolo, ella lo juzgaría por sus acciones y no por sus palabras. 

Nicola Sturgeon, Ministra Principal de Escocia, tampoco escapó a las declaraciones de Truss, que en otra ocasión la calificó como alguien que solo busca atención, y sugiriendo que la mejor solución era ignorarla. Días previos a conocerse el resultado de la interna conservadora, Sturgeon señaló que esperaba que Truss no gobernase de la misma forma que había hecho su campaña. 

Semana inolvidable

El fallecimiento de la Reina Elizabeth II afectó sensiblemente a todos, incluso a la misma Primera Ministra, que la había visitado cuarenta y ocho horas antes para que la Reina le solicitase formar gobierno. Su paquete de medidas fue percibido como algo urgente, incompleto y hasta improvisado, restando desarrollar en profundidad su contenido. Además, la política exterior está en un grado extremo de tensión.  

Es posible afirmar entonces, que la primera semana de Truss no fue la más tranquila de todas.

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