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La reelección de Trump está cada vez más complicada

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22 julio de 2020

Por Augusto Milano 

Con índices de desaprobación de su gestión tan elevados como los que tiene Donald Trump a sólo cuatro meses de las elecciones, ningún presidente pudo, hasta ahora, revertir esa situación. Sólo el 41,6% de los estadounidenses evalúa positivamente a su gobierno. En las elecciones en las que compite un presidente en ejercicio, la consideración que se hace sobre su primer mandato es siempre el principal factor para determinar el voto. En definitiva, las elecciones las ganan y las pierden los gobiernos.

Según el promedio de encuestas del sitio Real Clear Politics, Joe Biden le lleva una ventaja de 8,6 puntos a Trump, e incluso, se conocieron recientemente sondeos en los que la diferencia alcanzaba a los15 puntos. Además, Biden encabeza las preferencias por 6 o 7 puntos en los llamados “swing states” que son aquellos que un comportamiento político definido y que por lo tanto pueden cambiar de una elección a otra. Por eso se lo considera decisivos para definir el resultado. En casi todos ellos, Trump le ganó a Hillary Clinton en 2016 por menos de 2 puntos y eso le permitió, pese a perder en el voto popular, reunir una mayoría de 304 electores de un Colegio Electoral que tiene 538 integrantes. En tres de esos estados, Pennsylvania, Wisconsin y Florida, Biden lidera en las encuestas, y de ganar allí, sumaría 59 electores que pueden ser decisivos para reunir los 270 que son necesarios para obtener la Presidencia, si como todo indica, retiene los distritos en los que ganó Hillary y que le permitieron sumar 227. En la mayoría de los estados del país gana siempre el mismo partido por lo cual solo unos pocos son realmente competitivos, y de allí la atención que reciben por parte de los candidatos.

Trump recibe muy bajas calificaciones cuando se juzga su respuesta a la pandemia. Estados Unidos podría llegar a tener al momento de las elecciones entre 200.000 y 220.000 muertos por coronavirus, más que cualquier otro país. Con menos del 5% de la población mundial, tiene casi el 25% de los fallecidos. Su negación primero, su caótica y zigzagueante respuesta después, con los resultados que están a la vista, hacen que la evaluación de su desempeño en ese terreno sea irrecuperable. Pero el Presidente recibe mejores calificaciones a la hora de juzgar su manejo de la economía que venía mostrando un buen desempeño en los últimos años. En ese plano, las opiniones positivas superan a las negativas. Por lo tanto, el eje de la campaña de Trump será sostener que ya demostró en la prepandemia que sabía conducir la economía, entonces nadie mejor que él para liderar la recuperación pospandemia. De todas maneras, la tasa de desempleo se ubicaría en torno al 10% a principios de noviembre y parece incompatible con un triunfo de Trump aunque pueda argumentar que es consecuencia de una crisis externa.

Otro punto que el Presidente buscará destacar durante la campaña es que tuvo una actitud firme frente a China a la que obligó a negociar sobre las diferencias comerciales que se venían arrastrando desde hace años. Hay un fuerte sentimiento anti China en la sociedad estadounidense que Trump buscará canalizar a su favor.

Luego de la sorpresa que produjo Trump en 2016, todos los analistas son muy cautos a la hora de hacer pronósticos aunque las encuestas sean, al igual que entonces, contundentes. En un contexto que parece muy adverso para sus pretensiones, Trump cuenta con un dato a favor y es la fuerte adhesión que conserva en su base electoral a la que no defraudó durante estos cuatro años porque hizo lo que se esperaba de él. En un país en el que las elecciones no son obligatorias, lograr una fuerte movilización de la base propia es fundamental. Como en el resto del mundo, las identidades políticas son cada vez más fuertes y en muchos casos pueden llega a superar consideraciones coyunturales para determinar el voto.

La figura de Biden, por el contrario, no genera entusiasmo, es la quintaesencia del establishment político de Washington. La coalición anti Trump es mayoritaria, pero Biden tiene el desafío de movilizarla.

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