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La huelga de guionistas pone en jaque al reinado de las plataformas audiovisuales

Una nueva huelga de guionistas golpea a la industria audiovisual en Estados Unidos. El nuevo rol de las compañías de streaming en la pelea y el fantasma de la inteligencia artificial.

Los trabajadores exigen una mejora en sus contratos en términos generales y particulares
Los trabajadores exigen una mejora en sus contratos en términos generales y particulares
Pablo Manzotti 04 mayo de 2023

"HBO Max pays HBO Minimum", visibiliza irónicamente un cartel que porta una manifestante. Un juego de palabras entre la marca que ofrece un "máximo" para el entretenimiento pero un "mínimo" para el pago a los trabajadores. Una escena corriente que se repite en varios sectores de Hollywood por estos días, sobre todo frente a la entrada principal a los distintos estudios de cine y TV. 

El 30 de abril funcionó como el segundo final de la cuenta regresiva de un reloj bomba, en un viejo thriller de Hollywood. Era la fecha ultimátum que WGA (Writers Guild of America), la entidad que nuclea a los guionistas de la industria audiovisual, había puesto como límite para que las empresas mejoraran sus condiciones laborales. 

O, al menos, se sentaran en una mesa de negociación para acercar nuevos términos en sus formas de contrato. Las negociaciones hasta ese día no fueron satisfactorias para los representantes de los trabajadores que vieron cómo la industria que ellos alimentan con sus ideas creció exponencialmente en los últimos años mientras sus condiciones laborales empeoraron sustancialmente. 

Una historia sirve más que mil datos. Alex O'Keefe es el escritor detrás de la hermosa serie The Bear (El Oso, disponible en Star+) La serie no solo recibió críticas muy laudatorias en todo el mundo sino que se hizo con premios muy importantes. Cuando el programa ganó el premio WGA Award por series de comedia, O'Keefe estaba en negativo en su cuenta bancaria y compró su esmoquin para ir a la ceremonia... con un crédito. Mientras trabajaba en El Oso, su morada en un pequeño departamento de Brooklyn no contaba con calefacción y tuvo que "mudarse" a trabajar en una biblioteca pública. Fue una nueva oficina improvisada por la necesidad. 

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"El único futuro que busco económicamente es entrar en esa clase media, que se ha enrarecido para alguien que viene de la pobreza...Pensé que nos tratarían (a los guionistas y productores) más como colaboradores de un producto. Ahora todo es como una línea de montaje", comentó en una entrevista para New Yorker mientras explicaba su situación, un relato que se puede replicar en cientos de trabajadores en similares condiciones (en el mejor de los casos porque la precarización está en ascenso) en todo el país.

Los datos y la situación en general

En la cuenta de twitter oficial de la WGA se pudo leer lo siguiente esta semana: 

La Junta Directiva de la @WGAwest (filial oeste) y el Consejo de la @WGAeste (filial este), actuando sobre la autoridad que les otorgan sus miembros, han votado unánimemente para convocar una huelga, a partir de las 12:01 AM del martes 2 de mayo.

La Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) anunció el lunes por la noche que las negociaciones con el Writers Guild of America concluyeron sin un acuerdo. Menos de una hora después y solo tres horas antes de que terminaran oficialmente los contratos, la WGA envió una carta a los miembros en la que les anunció que se declararían en huelga.

El 14 de marzo, la WGA publicó un informe titulado "Los escritores no se mantienen al día". Detalla cómo la compensación por escribir se ha visto afectada negativamente por el crecimiento y consolidación de las empresas de streaming (algo que se viene desarrollando en esta sección de El Economista en distintas notas e informes). 

El informe es minucioso respecto de cómo el presupuesto de las series, por caso, se ha disparado en las últimas décadas y el sueldo de los guionistas y productores se ha estancado o, incluso, reducido. Hace especial eje en el aumento de los guionistas que trabajan en el marco del AMB (Acuerdo Básico Mínimo) en todos los ámbitos y roles. 

La WGA exige una mayor compensación, elevar el piso mínimo en todas las áreas de los medios, expansión en el derecho de autor (esto es un punto clave), una compensación adecuada por escribir series de televisión en todo el proceso: desde la preproducción hasta la posproducción. Y, obviamente, más contribución a los planes de pensiones y de salud, fortalecer los estándares profesionales y las protecciones generales para todos los escritores.

La WGA realizó una propuesta punto por punto en todas las áreas a mejorar. La respuesta fue negativa en determinados aspectos y pobre en la mayoría de ellos, desnudando una distancia irrisoria entre lo pretendido por el gremio y lo ofrecido por los empresarios. Casi una invitación a la huelga.

Sintéticamente, la situación de los trabajadores es la siguiente: una década atrás, el porcentaje de guionistas trabajando por el mínimo era de 33%. Hoy son la mitad.

Con la actualización por inflación, el ingreso promedio cayó 14%. En el caso de los guionistas y productores de trabajo semanal cayó 23%. Todo en los últimos cinco años, en el momento de expansión de las VOD.

Las reacciones, los primeros afectados y la incógnita por los servicios de streaming

Obviamente quienes primero sintieron el golpe de la huelga fueron los programas diarios o semanales que juegan en la televisión y el cable tradicional. Los Late Shows como el de James Corden, Jimmy Kimmel o Jimmy Fallon, anunciaron su finalización de ciclo o comenzaron con repeticiones. 

Otros programas populares justo han iniciado su receso de cara al verano. El problema que enfrentan es cómo se van a perfilar para la segunda parte del 2023, ya que la mayoría de los escritores comienzan su trabajo previamente al inicio del segundo ciclo. 

¿Qué va a pasar con las plataformas? Eso es todo un misterio. Como comentamos ampliamente el negocio ha cambiado y se encuentra aún en una permanente mutación. En la última huelga de guionistas que fue en 2007/2008, literalmente, no existían. La huelga de hace quince años modificó varios parámetros de trabajo en la industria. Las V.O.D. revolucionaron la forma de consumo cultural audiovisual. En principio, las VOD tienen contenido acumulado para sortear la crisis. 

Solo en principio. Porque esa reserva se agota. Y cualquier extensión en el conflicto y prolongación en el tiempo puede poner en jaque a los estrenos futuros y, sobre todo, a las sagas y series que tienen y necesitan continuidad. De hecho, por ejemplo, recientemente HBO Max anunció los próximos contenidos que pondrá en pantalla en el marco de su rebranding de marca y hay programas que verán la luz en 2024. 

Trascendió también que otra de las posibilidades tiene que ver con la alternativa de agilizar nuevos contratos y producciones con empresas extranjeras y derivar trabajo al exterior de los Estados Unidos. Al respecto, los sindicatos que nuclean al personal de TV y cine de Australia y Canadá emitieron un comunicado acatando la medida de sus colegas de Estados Unidos y llamaron a sus socios a declinar trabajos por encargo de los estudios y plataformas de ese país. 

Realities, Inteligencia Artificial y Donald Trump 

Otro de los aspectos clave dentro del informe de WGA tiene como protagonistas a la IA (Inteligencia Artificial). La petición a las empresas es que se regule el uso de la IA en los proyectos en el marco del acuerdo básico mínimo (MBA). Y que esta tecnología no debe utilizarse para escribir o reescribir material, ni como punto de partida.

También que no pueda utilizarse material original previamente trabajado por los guionistas para entrenar a la IA. Obviamente los estudios rechazaron categóricamente la propuesta y llamaron a analizar los beneficios de las nuevas tecnologías. 

En la huelga de 2007 los reality shows fueron el salvavidas de la industria televisiva para ocupar el espacio vacante que habían dejado los programas diarios y las ficciones. Uno de ellos fue, nada más y nada menos, que The Celebrity Apprentice, la continuación con famosos de The Apprentice, que estaba a punto de quedar fuera de la TV por bajo rating. 

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En la huelga de 2007 los reality fueron el salvavidas de la industria televisiva para ocupar el espacio vacante que habían dejado las ficciones

Se transformó en el suceso del año de la mano de su conductor, que desde hacía años quería escalar en popularidad desde la TV en cada hogar de los Estados Unidos. Con un cambio de perfil en la producción y el vacío de oferta para competirle, el rating repuntó increíblemente. El resultado fue una percepción por parte del televidente que al conductor, años más tarde, le valió la carrera a la presidencia de Estados Unidos

El conductor era Donald Trump, claro. 

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