Tras el histórico triunfo de Recep Tayyip Erdogan en un balotaje, lo que le permitirá permanecer en el poder durante cinco años más, este martes se confirmó que su partido islamista Justicia y Desarrollo (AKP) obtuvo 268 de los 600 escaños del Parlamento.
Aunque esto significa que consiguió 27 menos que en las elecciones de 2018, el oficialismo mantendrá la mayoría absoluta gracias a su coalición con el partido ultranacionalista MHP, a la que se suman también los 5 diputados que ha obtenido el partido ultraconservador y religioso Yeniden Refah.
Así, Erdogan no solo se aseguró continuar en el poder, sino que lo podrá hacer con una mayoría legislativa que le permitirá seguir implementando reformas. Para 2028, año en el que termina su nuevo mandato, habrá alcanzo los 25 años gobernando de forma ininterrumpida.
Sin dudas, esta situación debe ser muy desalentadora para la oposición, ya que, debido a la crisis económica, parecía la mejor oportunidad para derrotarlo: mientras que la lira turca se ha depreciado casi 90% en la última década, la inflación interanual roza el 50%.
Consultado por El Economista, Ariel González Levaggi, secretario ejecutivo del Centro de Estudios Internacionales de la UCA, analizó los tres motivos que explican la reelección de Erdogan.
En primer lugar, considera que "la posición institucional del AKP durante las últimas dos décadas le permite tener una serie de beneficios a la hora de realizar proselitismo: adelantó la jubilación a 2 millones de ciudadanos, prometió la reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto además de brindar apoyo financiero a las familias afectadas y aumentó considerablemente el salario mínimo de los trabajadores".
Por otro lado, Levaggi afirma que "el líder de la oposición, Kemal Kılıçdaroğlu, no tuvo el rendimiento esperado ni era el candidato óptimo para derrotar a Erdoğan, la coalición no pudo presentar un proyecto de gobierno relativamente coherente por sus propias diferencias internas y las tensiones irresueltas entre la importancia de conseguir el apoyo de los votos de las regiones de mayoría kurda con la necesidad de traccionar el voto nacionalista".
Por último, Levaggi explica que "la alianza entre el conservador AKP junto con el ultranacionalista Partido de Acción Nacionalista (MHP) sigue brindando buenos dividendos electorales ya que articula tanto a los conservadores como a una porción importante del voto nacionalista".
