Tal como sucedió hace un año, los chilenos han vuelto a rechazar el proyecto de una nueva constitución para remplazar la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.
En total, hubo más de 3.200 locales de votación abiertos este domingo para recibir a los 15,4 millones de ciudadanos habilitados.
En este sentido, teniendo en cuenta que el plebiscito era obligatorio, se registró una alta participación, aunque esta fue menor que la registrada en el proceso de 2022.
Los resultados se conocieron apenas dos horas después de que cerraron las urnas y, con el 76% de las mesas escrutadas, se confirmó que el proyecto había sido rechazado con una diferencia de más del 10%.
En parte, el rechazo estaría relacionado con que el nuevo proyecto era considerado incluso "más conservador" que la constitución creada durante la dictadura de Pinochet.
Justamente, una clara muestra de esto fue que, de 17 capítulos y 216 artículos, el texto no logró consenso político en el Consejo Constitucional, el órgano de 50 consejeros elegidos en las urnas que redactó la propuesta durante seis meses.
Allí, la extrema derecha y la derecha tradicional hicieron valer su mayoría, con 22 y 11 escaños, respectivamente.
Para los defensores del proyecto, la nueva propuesta constitucional era mejor que la Carta Magna vigente porque "recoge" las preocupaciones ciudadanas actuales, como la seguridad o la migración.
Sin embargo, la izquierda siempre la calificó como "dogmática" porque perpetúa el modelo neoliberal que instaló el régimen y supone "retrocesos" en derechos sociales.
Ahora, tras el fracaso de dos procesos constitucionales en los últimos tres años, seguirá vigente la actual Constitución y ya no habrá ningún nuevo debate durante el mandato de Gabriel Boric, ya que él mismo había adelantado que no impulsaría un tercer intento.
Antes de conocer la noticia, el propio Boric confirmó que, "independientemente del resultado", el gobierno va a seguir trabajando en las prioridades de la gente en seguridad, salud, vivienda y educación.
