Mercados

La región festeja y Argentina ve cómo otro tren pasa de largo

El auge de las materias primas está generando un pulso alcista en casi todos los papeles latinoamericanos
La manía argentina de generar un problema para cada solución .
Luis Varela 22-05-2022
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Con los alimentos volando, ya hay remarcaciones semanales en almacenes y supermercados, ya que de otro modo no hay entrega de productos, el costo de parar la olla ya está volando a un ritmo anual del 115%. 

Y esto sucede sin que todavía hayan impactado las subas de tarifas, ni la devaluación y las tasas en línea con la inflación que pide el FMI. Economistas del REM, que hasta hace tres meses hablaban de una inflación del 52% anual, ya la ven en el 72%. Y algunos la estiman en peligrosas tres cifras.

El Gobierno, todo el Gobierno, Alberto, Cristina, Guzmán, todas las alas posibles, siguen con el mismo diagnóstico. La inflación es multicausal, y como cataplasma le van dando ayudas a los que menos tienen. No ven, o no quieren decir que ven, que lo que estamos atravesando en un problema de situación de sobredemanda con escasez de producción. 

Las empresas, presionadas por impuestos y trabas cada vez más imposibles, van ampliando apenas el uso de capacidades instaladas, pero no hacen inversiones ni toman personal nuevo. La política es la misma, y nadie va a meter dinero para que la ganancia se la lleve el Estado y la reparta discrecionalmente.

Y vamos naturalizando cosas que no deberían existir. Hay casi más gente en el país controlando precios que produciendo cosas para que haya productos de más en las góndolas, que queden sin vender, y que impidan que los precios sigan subiendo. En el oficialismo no hay nadie que le ponga límites al Estado. Y en la oposición se empieza a ver una división que tampoco parece querer hacerlo. 

La mirada del FMI

Frente a eso, mientras el FMI sigue con una auditoría que parecería ser aprobada en los números de marzo, pero que enfrentaría más resistencia en los números de junio, el país acaba de asistir la semana pasada a dos hechos financieros graves: la forma de licitación que realizó Martín Guzmán la semana pasada y la primera oferta de canje de una Obligación Negociable privada.

Con asombro, sin que hubiera una reacción importante en los inversores, el jueves pasado en un solo día el Estado chupó del sistema financiero casi $1,2 billones: Guzmán tomó en 1.335 ofertas en la licitación $783.499 millones y Miguel A. Pesce se llevó de los bancos $400.491 millones en Leliq de los depósitos de la gente. 

Sorprendidos por el tamaño de la colocación, los analistas advirtieron que el 59% del dinero tomado por Guzmán fue en un Bono del Tesoro con vencimiento en 2027 (Bote 27), que no será pagado por este Gobierno, ni por el que viene, sino más allá. Y la advertencia que hicieron los expertos es que ese papel rendirá lo mayor de una tasa en pesos del 43,2% anual o CER +1%. 

Pero este papel viene con un agregado: podrá ser usado por los bancos como efectivo mínimo, por lo que todo el sistema de depósitos argentino, que ya está 82% estatizado, pasa a tener una dependencia estatal aún más compleja

Este viernes deberá hacer otra licitación, porque los vencimientos de bonos emitidos por el mismo no paran. Hay que tomar dinero a dos manos para ir cumpliendo. El FMI pide no emitir, pero la emisión sigue. Y en este momento el dólar está tranquilo porque atravesamos el semestre con abundancia de liquidación de divisas (y apuro de muchos productores por temor a una suba de retenciones). 

Pero los dólares de la cosecha se van con lo que se paga por importar gas. Y la semana pasada, en el pico de liquidaciones, el BCRA pudo juntar US$ 251 millones, pero en lo que va de este año (sin el dinero del FMI que se recicla) la autoridad monetaria lleva perdidos US$ 4.270 millones, con precios de los granos en el cielo, cuando en el mismo lapso del año pasado Reconquista 266 había logrado sumar US$ 2.182 millones.

Es tan grande la escasez de dólares que el BCRA hace malabares para frenar la movida de los importadores. Y un grupo importante que empieza a tocar el timbre son las empresas nacionales que emitieron Obligaciones Negociables en dólares, que tienen en general cupones interesantes, con pagos del 4% al 8% anual, y TIR (tasas a vencimiento que ahora rondan el 11%) que comienzan preocuparse porque parecen entender que cuando vayan a pedirle los dólares a Pesce se encontrarán con el mismo problema. 

La empresa IRSA lanza un canje para pagar su deuda en una ON por US$ 360 millones que vence en marzo de 2023. La postergación tendrá dos opciones, una de las cuales incluye un pago en efectivo que ya fue autorizado por el Banco Central. 

Se trata de las ON Clase 2 emitidas por IRSA PC por otra ON con una tasa de interés de 8,75% anual en dólares, con dos opciones: una opción A que implica un pago en efectivo (30%) y nuevos bonos por un importe principal igual a 1,015 veces la diferencia entre US$ 1.000 y la contraprestación en efectivo prorrateada. Y una opción B que implica el canje de los bonos viejos por los nuevos, en una operación que espera estar cerrada el 22 de junio próximo.

Con estas movidas de Guzmán y de Pesce, más esta punta de iceberg que muestra la siempre adelantada IRSA, frente a las más de 40 ON en dólares que están en el mercado, los inversores asistieron durante la semana pasada a otro momento de pérdida de valor para los activos locales, con el dólar un poco más firme en medio de la gran liquidación del campo, con un marco internacional en el que además las cosas no están para nada sencillas.

El marco externo 

De hecho, a nivel global, con el Covid en retroceso (hubo sólo dos países en el mundo con más de 1.000 muertos semanales, Estados Unidos tuvo otros 2.132 fallecidos y en Austria 1.559, siempre con la gran incógnita en China, que no da datos), con la incertidumbre por la invasión rusa a Ucrania y con la inflación pegando fuerte en todas partes, la velocidad de suba de la tasa de la Fed empieza a parecer insuficiente, con el riesgo además de sumergir a su economía en un estancamiento y en una posible recesión para el arranque de 2023

Por ese motivo, a contramano de lo que sucedió en las doce semanas anteriores, durante la pasada el dólar perdió contra casi todas las monedas: el billete verde bajó 3,4% en Brasil, achicó 2,7% contra el franco suizo y en Chile, perdió 1,9% contra la libra, 1,4% contra el euro y el yuan, e inclusive retrocedió 1% contra el yen, en un Japón que lucha por salir de la recesión.

¿Qué pasó en la Argentina? A fuerza del pico de liquidación del campo, los dólares MEP y contado con liquidación achicaron 0,7% en la semana, pero el dólar blue terminó con una mejora semanal mínima, del 0,2%, mientras que los dólares oficiales siguen avanzando con un incremento semanal del orden del 1%.

Mientras todo esto sucede, todos se preguntan qué pasará con el dólar cuando termine la liquidación del campo, cuando se deban pagar los barcos con GNL y cuando se haya cumplido con el pago de bienes personales. Los especialistas dicen: el dólar libre está regalado, vale menos que el dólar turista. De hecho, en el último año, contra una inflación pasada del 58% (y estimada de este año en el 72%), el dólar blue sube apenas 31%, por lo que plantea un firme recorrido de acá en adelante.

¿Qué pasó con las bolsas internacionales y con los papeles argentinos la semana pasada? Los granos y el petróleo siguen con un gran mes, no así los metales, por lo que las Bolsas latinoamericanas tuvieron una semana de fiesta: la Bolsa de México subió 3,9%, la de Chile avanzó 2,7% y la de San Pablo subió 1,5%. La Bolsa de Nueva York anotó una caída del 3,5% (con el Nasdaq como el más afectado, porque suponen que la Fed llegará a fin de año con una tasa alta, algo que romperá a los activos de riesgo y a los que estén endeudados). Y la Bolsa de Buenos Aires, mientras el resto de la región festejó, anotó una baja del 0,9%. 

Y los bonos perdieron otro 2,3%, por lo que el riesgo país saltó hasta 1.945 puntos básicos: en un año y medio el riesgo argentino subió 600 puntos y el riesgo promedio de los países latinoamericanos se incrementó en 60 puntos (con una suba mucho menor a la del riesgo del mismísimo Estados Unidos).

O sea, en lo que va del mes en Rosario en dólares el sorgo sube 12%, el girasol 11%, el maíz 7% y el trigo 5%, muy cerca de la mejora del 6% que tiene el petróleo. Sólo la soja se mantuvo quieta, como en Chicago. Pero evidentemente, en el pico de gloria de los granos, se está viendo otra oportunidad perdida, una bocanada de dólares para la región, que Argentina vuelve a ver pasar, sin poder agarrar. 

Y la gran incógnita se presenta para lo que pueda venir desde julio, cuando el campo ya no liquide. Por lo que los analistas de aquí, allá y todas partes, recomiendan: ajusten cinturones, porque se vienen tiempos turbulentos donde el riesgo que se tome debe ser mínimo.