Luego de una "corrida de toros" impulsada por los inversores altamente especulativos, que llegó al indicador bursátil más representativo del mundo (el S&P 500) a una asombrosa recuperación del 19% en apenas dos meses (del 15 de junio al 15 de agosto), los "osos han vuelto" a mostrar sus garras y entre el martes y el viernes pasado ese índice retrocedió algo más de 2%.
¿Qué sucedió? ¿Por qué se frenó este repunte eufórico? Por supuesto, hay varios factores geopolíticos que alteran: como la tensión entre China y EE.UU., el ataque de Rusia a Ucrania que se hace eterna, el calendario que avanza hacia el clima más frío en el hemisferio norte, la sensación de que las economías globales se van frenando, con riesgo de estancamiento con inflación, recesión o quizás alguna chance de algo peor, nadie tiene certezas absolutas.
El principio, estos inversores muy especulativos, rápidos como ardillas, se adelantan al movimiento menos profesional de los ahorristas más conservadores y más lentos. Y entre muchas vallas que aparecen por delante miran el calendario y ven fechas que deben ser miradas con los dos ojos bien abiertos, algunas son globales, otras regionales y otras puramente locales: desde este jueves empieza la reunión de Jackson Hole, el lunes próximo Sergio Massa debe enfrentar una nueva licitación deuda en pesos, el 25 septiembre se realizará la elección presidencial y parlamentaria en Italia y el 2 de octubre ocurrirá la elección en Brasil, donde comenzará a definirse si vuelve Lula o si sigue Bolsonaro.
¿Qué es el simposio de Jackson Hole y por qué es importante? Se trata de un congreso anual que se realiza en el medio de la nada en EE.UU. (en el estado de Wyoming) en el que se cita a banqueros centrales, académicos, ministros de finanzas y otras autoridades empresariales, para realizar un debate de al menos tres días en el que se discute lo que pasa y lo que debe hacerse con la política monetaria a nivel mundial.
Frente a esto, los que disfrutaron de buenas ganancias en la corrida de toros, advierten que podríamos ver un giro importante en los precios del mercado y de los bonos del Tesoro de EE.UU. en particular. Por dos razones principales: la solidez del mercado laboral norteamericano con una inflación sigue cerca de los máximos de cuarenta.
Esto determina que se plantee que probablemente la Reserva Federal no sea tan blanda como se imaginó cuando se difundió que julio tuvo inflación del 0% en territorio norteamericano. Y además recuerdan que de estar vendiendo bonos por US$ 47.500 millones en Wall Street en agosto, dentro de diez días la Fed empezará a chupar de la Bolsa de Nueva York nada menos que US$ 95.000 millones al mes: la aspiradora estará muy encendida.
El rumbo de los bonos
Entre mediados de junio y la apertura de agosto la tasa del bono a 10 años del Tesoro bajó de 3,5 a 2,5% anual, pero el viernes pasado volvió al 3% y otra vez vuelven a aparecer pájaros de mal agüero que aseguran que para fin de año ese indicador puede estirarse arriba del 4%, posiblemente hasta el 4,5% anual. Lo cual pone a los endeudados del mundo contra las cuerdas y encarece todo tipo de financiamiento para el que quiera realizar tareas productivas apoyadas en el crédito.
Frente a eso, la respuesta que tuvo esta última semana marcó una salida de las posiciones de riesgo y un vuelo hacia la calidad, que en este caso no tiene nada que ver ni con los metales preciosos ni con las criptomonedas.
- De manera casi masiva, los inversores globales volaron hacia los bonos estadounidenses y con eso beneficiaron al dólar: tanto que en la última semana saltó 7,9% en Chile, 2,7% contra la libra, 2,6% contra el yen, 2,3% contra el real, 2,1% contra el euro, 1,9% contra el franco suizo e incluso 1,1% contra el yuan.
Desaceleración y commodities
Y como se espera un clima más recesivo con menos liquidez, varias de las economías centrales se frenaron y se acercan a posibilidades ciertas de recesión. Y no hablamos de países no tan relevantes desde lo económico, sino que nos referimos nada menos que a Alemania o a China, con una riesgosa jugada de Xi Jinping, a doce semanas de la elección que puede convertirlo en emperador de por vida, como Mao Tsé Tung: afirman que tras pasar el valor del dólar de 6,3 a 6,8 yuanes, planea llevarlo a 8 yuanes por dólar, lo cual apagará notablemente el poder de compra de la nación más poblada del mundo.
El resultado de todos estos movimientos y especulaciones determinó que en tres semanas de agosto, las materias primas marquen un clima en general bajista, salvo la situación del cobre que sube 2,3% en el mes.
Pero el oro baja 1,1%, el maíz de Rosario pierde 2,7%, el aluminio cede 4,1%, la soja en Rosario cae 4,6%, la onza de plata se hunde 6,3%, el trigo de Rosario se desploma 6,7%, el níquel se hunde 7,5%, el petróleo acusa un bajón del 8,4%, la soja de Chicago se desintegra 9,3% y las más perjudicadas de todos, porque son perseguidas en todas partes, con las criptomonedas, con el Bitcoin cayendo 10,7% en lo que va de agosto.
El caso argentino, por supuesto, es considerado un asunto completamente aparte. La llegada de un nuevo ministro a la conducción de la economía (parcial porque el cristinismo no le está permitiendo armar los equipos como él quiere, tal como pasó con Alberto, y con Martín Guzmán), tuvo un "efecto Massa" inicial, pero que parece estar perdiendo vigor.
A lo largo de la semana pasada, muy manejado por manos amigas, el blue estuvo quieto, pero los dólares financieros libres volaron: el contado con liquidación saltó 5,2%, superando otra vez los 300 pesos, y el MEP aumentó 4,6%.
Lo más impresionante de estas subas de los dólares bancarios es que se dio en un contexto en el que el BCRA acaba de subir las tasas de los plazos fijos de 61% a 69,9% anual, con la Secretaría de Finanzas anunciando en forma extraoficial que en la licitación del lunes 29 de agosto pagará tasas de hasta el 78% anual, en una postura que sigue planteando tasas negativas, ya que estudios económicos como Fiel estiman que la inflación de este año estará en el 112% y la de 2023 en 117%.
La estrategia de Massa
Pero la llegada de Massa, pidiéndole a petroleras y cerealeras internacionales que adelanten dólares (que son depositados en los bancos, con garantía del BCRA, pero sin ser convertidos al tipo de cambio oficial y pagando una alta renta) la salida de depósitos en pesos se aplacó algo, la pérdida de depósitos en dólares continuó pero con menos intensidad y los bonos argentinos estuvieron bastante estables, con el riesgo país otra vez subiendo de 2.371 a 2.458 puntos básicos.
Lo destacable del caso es que la convicción de que la Fed seguirá funcionando como una aspiradora hizo bajar a todas las bolsas del mundo, salvo la Bolsa de Buenos Aires que recuperó fuerte, amparada por el "compre argentino" que impulsa el secretario de Industria que puso Massa, José Ignacio de Mendiguren.
El caso es que mientras a lo largo de la semana pasada el Nasdaq de Nueva York cayó 2,6%, Santiago de Chile perdió 1,9%, Frankfurt achicó 1,8%, San Pablo declinó 1,1%, México bajó 0,8% y el Dow Jones en Wall Street se redujo apenas 0,2%, la Bolsa de Tokio (excepción como Argentina) subió 1,3% y la Bolsa de Buenos Aires pegó un salto del 4%, haciendo girar la cabeza a más de uno de los inversores altamente especulativos, a los que se les hizo agua la boca.
¿Qué parece venir en este contexto? Massa tiene que enfrentar el test del FMI y necesita nombrar a su número dos, que sigue bajo análisis K. El nuevo súper ministro dice que se congelan los puestos en el Estado y al mismo tiempo Aerolíneas, que le acaba de hacer un paro que lo obligó a aumentarle los sueldos, abrió una búsqueda para contratar nuevos pilotos.
Desde el oficialismo presentan las facturas que vienen en luz, gas y agua como una redistribución de subsidios "no es un tarifazo", pero los centros de análisis económico plantean que la inflación de agosto seguirá encendida, arriba del 6% mensual. Y desde hoy habrá una tensión más grande en el juicio que se le sigue a Cristina. Además de la pelea con los industriales, a los que se les quiere cobrar ganancias anticipadas, sin saber si van a tenerlas.
Todo esto despertó una inquietud entre ahorristas e inversores. Los pesos queman, y se modifican los hábitos de consumo. La gente sabe que hay en Leliq una deuda por $7,3 billones en el BCRA, y eso paga 30% más en intereses que lo que se paga por todo el stock nacional de jubilaciones. ¿Qué privado le prestará pesos al Estado en la licitación del 29? El Fondo Templeton, a menos de dos meses de cobrar renta por el bono TO26 (Bonte 2026) realizó una fuerte venta el miércoles, que derivó en la compra de dólares que elevó los precios del mep y del contado con liquidación. ¿Qué ve venir Templeton? ¿Un reperfilamiento? ¿Otro canje? ¿Algo peor? En enero hay que pagar unos US$ 1.000 millones por cupones de la deuda en dólares que canjeó Guzmán... ¿Podrán pagarse? El ambicioso Massa, jugando su futuro presidencial, va pidiendo créditos en todas partes, y ahora viaja a EE.UU.
De reojo, el mercado mira con gran atención dos fenómenos que levantarán mucho oleaje: uno es la elección en Italia y el otro es la elección presidencial en Brasil. La deuda pública italiana acaba de alcanzar el récord histórico de 2,7 billones de euros. Los inversores salen de posiciones italianas y la tasa a 10 años de ese país acaba de saltar hasta el 3,5% anual (estaba en 0,5% en diciembre de 2020). Y hoy la tasa a 10 años de España está en 2,4%, la de Portugal en 2,3%, la de Francia en 1,8%, la de Holanda en 1,5%, la de Alemania en 1,2% y la de Suiza en 0,5%.
Es decir, Italia es un polvorín. El exprimer ministro Mario Draghi (el salvador del euro) quiso hacer un ajuste, pero lo echaron. Y ahora habrá comicios el 25 de septiembre, con los líderes de extrema derecha, que vendrán con un hacha para podar gastos, arriba de todo en las encuestas, lo cual anticipa gigantescas protestas gremiales de parte de todos los que viven del Estado italiano.
Y dentro de seis semanas ocurrirá el choque entre Lula, favorito, contra Bolsonaro, en un final incierto, que puede alterar a toda América Latina. Además de eso, el invierno se va acercando a Europa, con Vladimir Putin agazapado. Es decir, se está armando un gran escenario desconocido que para muchos determina que no son tiempos para tomar riesgo.