Panorama

El dólar sube en el mundo y está anclado en Argentina

Massa logró que el FMI mire para otro lado para no tener la culpa de lo que vaya a suceder.
Con una gran hipoteca, Massa continúa con su Plan Llegar: el mundo giró, las tasas de EE.UU. subieron y el dólar global se recuperó.
Luis Varela 27-02-2023
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Mientras Argentina enfrenta una dura decadencia económica con gran incertidumbre política, la situación financiera internacional se está convirtiendo en un fuerte viento en contra, que anticipa tiempos por venir todavía más complicados.

De manera sorpresiva, con niveles de empleo y consumo sostenidos, los últimos indicadores inflacionarios norteamericanos acaban de mostrar una leve suba. Desde febrero de 2020 hasta ahora la Fed subió su tasa corta de 0,5% a 4,75% anual, y con eso logró bajar su inflación anualizada desde 9,1% en junio a 6,4% en enero, pero febrero parece venir con inflación resistente.

Esto hizo girar en "U" a los inversores y ahora dudan: ya no esperan que Jerome Powell (titular de la Fed) anuncie otra suba de 25 puntos el 22 de marzo próximo, sino un aumento de medio punto, por lo que el nuevo objetivo de la Reserva Federal sería ubicar a la tasa corta en 6% anual, y dejarla en ese nivel por un tiempo prolongado.

Pero esa es una diapositiva temporal, ya que el viernes 10 de marzo se conocerán los datos del mercado laboral estadounidense de febrero y el 14 saldrá el IPC de ese mes. Si esos dos números dan recalentados, hay chances de que el apellido Powell se mimetice en Volcker, el titular de la Fed que en 1981 subió la tasa de EE.UU. hasta un tremendo 16% anual hasta que ahí se apagó el incendio.

La reacción del mercado

Por el momento, el mercado ya empezó a reaccionar y giró sobre sus talones. Las tasas largas de EE.UU. se siguen afirmando: el viernes se pagó 5,1% anual a 1 año de plazo, 4,2 % a 5 años, 4% a 10 años y 4% a 30 años (en casi todos los casos medio punto más que a fines de enero). Y ese premio de parte del supuesto pagador más seguro del mundo hizo que los inversores mundiales volaran nuevamente hacia el dólar, tanto que la semana pasada el billete verde subió 4,8% en Chile, 1,8% contra el franco suizo, 1,7% en Japón, 1,4% contra el euro, 1,3% en China, 0,9% en Brasil y 0,8% contra la libra esterlina. 

Con este movimiento, después de que entre fines de octubre y fines de enero el dólar global bajara 10,8% contra una canasta de monedas integrada por euros, reales brasileños, francos suizos, libras esterlinas, pesos chilenos, yuanes y yenes, en lo que va de febrero acaba de recuperar 3,3%. Y si el Powell deviene en Volcker es posible que el "súper dólar" arrastre, obligue al mundo a volar hacia la calidad, generando un gran daño a todas las inversiones consideradas más arriesgadas.

Este pulso inflacionario resistente de EE.UU., con expectativa de mayor tasa, le dio una estocada a las posiciones consideradas como clásicos de los últimos tiempos. El Bitcoin acaba de bajar 7%, de US$ 25.000 a US$ 23.250, y en lo que va de febrero la onza de oro cae 6% y la onza de plata se hunde 12,2%. Estas posiciones no pagan ninguna renta, y los bonos de la Fed, con tasas altas probablemente hasta mediados de 2024, parecen imbatibles.

El escenario argentino

A contramano de lo que ocurre en todo el mundo, en esta Argentina encepada y encorsetada, aguantando hasta que se vote en las PASO de agosto, pasó todo lo contrario. El FdT se está partiendo en pedazos y en JxC la pelea interna es a ladrillazos, con Larreta lanzándose como una paloma, Bullrich mostrando los dientes en modo halcón y Macri sin definirse.

Con ese marco, con una inflación local que también está con altísima temperatura, Massa usa todo lo que tiene para frenar la corrida cambiaria, y la semana pasada lo logró bastante, aunque con un costo gigantesco: el dólar oficial subió 1,2%, el blue 0,5%, el MEP 0,3% y el contado con liquidación bajó 0,7%. ¿Cómo fue posible? No fue gratis: el Banco Central perdió la semana pasada US$ 325 millones y se le esfumaron desde principios de enero nada menos que US$ 5.828 millones. Además, para rolear un vencimiento de deuda en pesos que no era muy grande, se vio obligado a pagar 90% nominal anual (119,5% efectivo), todo ofrecido por organismos encepados o estatales, y todos -sin excepción- le renovaron la colocación en términos gruesos hasta fines de mayo, por 90 días. Allí definirán qué hacen, con el paredón de deuda por $13 billones creciendo ajustado por inflación o por tipo de cambio, una bola de nieve con consecuencias desconocidas.

Con esta situación, el programa de Precios Justos quedó desnudo. El secretario de Comercio Matías Tombolini dijo que tuvo que mandar 22.000 inspecciones a comercios que tenían góndolas vacías, aplicando multas y suspensiones a empresas que están muy cerca de bajar sus persianas, con lo cual bajaría aún más la oferta de productos y quedaría gente con riesgo de perder su empleo. Las consultoras tras IPC de 4,9% en noviembre, 5,1% en diciembre y 6% en enero, ven que en febrero hay chance de que suba a 6,5% o incluso cerca de 7%. Y este miércoles, con precios desbocados, llega marzo, con alzas para gas, agua, prepagas, naftas, colegios y transporte. Esto puede llevar al IPC que anuncie el Indec el 14 de marzo al 103% anual, por lo que la idea de 60% de Massa sea aleja. Las paritarias arden: piden ajustes trimestrales, y con revisión. 

Y mientras durante la semana pasada hubo piquetes de pobres en muchas ciudades, este martes habrá una movilización del campo en la ruta 9 (Villa Constitución). Llega con los productores enardecidos: hay rebelión fiscal en un pueblo santafesino por la suba del 400% en tasas municipales, algo que caerá como otra espada sobre las cabezas de los vecinos porteños cuando llegue la revaluación inmobiliaria en marcha. Mientras empieza a haber escasez de productos esenciales como leche, huevos, harinas y derivados, todos con precios cada vez más altos.

Los caminos del BCRA

Esta situación tiene a los directores del Banco Central entre la espada y la pared: no pueden subir las tasas porque su deuda con los bancos lo carcome. Pero la tasa del 75% anual que pagan los plazos fijos, como el 90% de esas colocaciones están colocadas a 60 días o menos, se convierten en una tasa real del 4,8% contra 6,6% de inflación, por lo que el dinero en el banco se quema, desaparece frente al consumo que tienen que hacer los depositantes.

Sorpresivamente, en medio de los dólares libres congelados y las tasas de interés negativas, los bonos argentinos tuvieron la semana pasada una suba del 3,6%. Por lo que el riesgo país bajó 131 unidades, de 2.127 a 1.996 puntos básicos, el mismo que había antes del portazo de Guzmán a su puesto en el Ministerio de Economía. Los operadores dicen que esto pasa por dos cosas: con precios de default nadie vende los títulos devaluados que tienen y el BCRA y manos amigas compran con pesos encepados, en un movimiento que quedará en descubierto una vez que se sepa el resultado de las PASO, momento en el que virtualmente se sabrá quién gobernará a partir de diciembre.

Este descontrol local llega con los inversores altamente especulativos del mercado internacional empezando a comprender que el principal enemigo ya no es únicamente la suba de tasas de los principales bancos centrales del mundo, sino la recesión que se está produciendo con una inflación que no cede. Con ese contexto, las bolsas mundiales tuvieron la semana pasada la peor semana desde mediados de diciembre: el tecnológico Nasdaq cayó 3,3%, San Pablo perdió 3,1%, el industrial Dow Jones bajó 3%, México cedió 2,1%, Frankfurt 1,8% y Tokio achicó 0,2%. Incluso la Bolsa de Buenos Aires (alimentada con pesos encepados) bajó 0,2% en pesos pero 0,8% medida en dólares.

El rumbo de las commodities

¿Qué pasa con los commodities? China abrió su economía pero demuestra que su economía no repunta, por eso lanzó un intrincado plan de paz para Rusia con Ucrania, con el único objetivo de que la recesión del mundo se frene y que China pueda volver a exportar, porque sin eso se apaga. En la condición actual la situación de las materias primas está en retroceso: en lo que va de febrero el petróleo cae 3,2%, los metales básicos se hacen trizas (el cobre baja 6,2%, el aluminio pierde 11,3% y el níquel se desploma 19,5%). Y los granos son un desquicio: por las primeras lluvias aisladas está creciendo la demanda argentina de granos para alimentar animales, por lo que en febrero en Rosario el sorgo sube 11,7% en dólares y el maíz salta 4,9%. Pero mientras en Chicago la soja cede 0,5%, en el puerto rosarino, con todos esperando un "dólar soja" nuevo y más participación de granos en el biocombustible, la soja Rosario baja 7,3% y el girasol se hunde 13,3%.

Massa acaba de renegociar metas con el FMI, que mirará para otra parte para no ser culpado por lo que viene. Conseguirá algunos dólares prestados muy caros a la espera de la nueva cosecha, pero la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ya adelantó que la sequía (con más días con altas temperaturas por delante) y las heladas tempranas achicarán aún más las cosechas de maíz y soja, por lo que habrá muy pocos dólares de exportación y pocas reservas para el BCRA para esa vía, en un año que anticipa más cepo importador, menos actividad, en condiciones de estanflación.