Mientras la democratización digital avanza a pasos agigantados en Latinoamérica, el Banco Central de la República Argentina (BCRA), órgano rector de operaciones financieras del país, parece ir en la dirección opuesta.
Basta con analizar una de las últimas medidas que, si bien se dio de baja apenas unos días después de su anuncio, marca la tendencia que lleva adelante la entidad dirigida por Miguel Pesce: el reemplazo del Debin por el TIP.
La normativa -que había sido anunciada por el BCRA antes de su publicación en el Boletín Oficial y que tenía fecha de entrada en vigor el 1° de diciembre próximo- fue duramente criticada por las empresas del ecosistema fintech.
Es que el Debin (débito automático) es el mecanismo que utilizan las billeteras virtuales más importantes del país y lo hacen por su celeridad, mientras que el sistema de transferencias inmediatas pull demanda más tiempo para efectuar las operaciones.
Por ese motivo Mercado Pago emitió un comunicado donde afirmó que la medida "es un nuevo ataque directo a la inclusión financiera, que afectará de forma negativa la experiencia de millones de usuarios e inducirá al uso del efectivo".
A contracorriente de Latinoamérica
Aunque no llegó a ser operativa, la medida va en contra de la ola digital que avanzó significativamente en Latinoamérica a lo largo de la última década, en donde el acceso a servicios bancarios creció principalmente a través de canales digitales.
En efecto, los datos demuestran que creció de 39% en 2011 a 74% de la población de la región en 2021, con la premisa de que el 80% lo hace a través de dispositivos móviles.
La inclusión financiera es crucial para combatir la pobreza en el mundo y se puede ver en casos exitosos como en la India con la aplicación de la Unified Payments Interface (UPI) o, más recientemente, la implementación de PIX en Brasil.
Este último, lanzado en noviembre de 2020, es un sistema de pago digital instantáneo creado por el Banco Central de Brasil en medio de la pandemia y tuvo la particularidad de ser acompañado por una modificación legislativa.
Estas normas obligan a que todos los negocios acepten el PIX, para que los bancos puedan transferir dinero a través de este sistema sin costos transaccionales y, sobre todo, para que sea un producto independiente del sistema bancario.
Las ventajas de estas medidas quedan a la vista: generan un impacto increíble en el comercio electrónico y en el acceso a banca y al crédito. Básicamente, lo que necesita América latina para crecer.
Falta de maduración
Lo preocupante es que la decisión del BCRA sobre el Debin no fue aislada, sino que se suma a varias medidas que perjudican a las empresas que utilizan las nuevas tecnologías para operar.
Sin ir muy lejos en el tiempo, en agosto pasado el Banco Central decidió postergar la entrada en vigor de la interoperabilidad de los códigos QR para cobrar con tarjetas de crédito por 45 días.
Por eso es importante remarcar que no basta con tener empresas fintech, sino que es necesario también un marco normativo que permita facilitar el uso de billeteras virtuales.
Del mismo modo, los bancos deberían sumarse a estas nuevas tendencias y permita a los argentinos contar con billetera digital que faciliten la integración a un ecosistema que crece en Latinoamérica y el mundo.
Más en una economía como la de Argentina, con una inflación que no para de crecer (124% interanual) y en la que los ciudadanos buscan constantemente formas de proteger su dinero.
Es hora de la acción, de plantearnos qué camino queremos seguir: el de la evolución a un mundo más abierto, inclusivo y libre; o seguir con las medidas que van en contra del bienestar y crecimiento de la sociedad.
