La semana pasada, el Banco Central (BCRA) dio a conocer sus objetivos y planes para 2020 respecto al desarrollo de las políticas monetaria, cambiaria, financiera y crediticia. En síntesis, los objetivos de la entidad que preside Miguel Pesce son procurar disminuir las tasas de inflación mediante la administración prudente de la oferta monetaria de la economía. Dentro de la misma, se contempla atender las necesidades indispensables de financiamiento del Tesoro.
Otro de los puntos es mantener el régimen de flotación de la moneda local en el marco actual de regulación cambiaria. También se propenderá a la acumulación de reservas internacionales. Por otra parte, estimular la oferta de crédito al sector privado. Por último, velar por la estabilidad financiera perfeccionando la regulación micro y macro prudencial.
Ante estos objetivos, la consultora Invecq afirma que “lucen un tanto ambiciosos e incluso contradictorios en el corto plazo” y que “mantener los niveles de tipo de cambio real actuales y generar una fuerte recuperación del crédito se parecen más a deseos que a posibilidades reales para este año”.
“Es probable que durante 2020 se observe una desaceleración de la inflación. Esto será posible debido a que partimos de niveles exageradamente altos gatillados por la depreciación de la moneda. Los fuertes controles cambiarios serán la principal herramienta para ponerle un lastre a los precios, y dadas las últimas novedades aparentemente también se recurriría al atraso tarifario y a un control de las paritarias”, estimó Invecq.
Según este análisis, el principal desafío en el mediano plazo será que este año el Gobierno logre una desaceleración de la inflación que no esté fundamentada en un atraso cambiario (y tarifario) significativo, ya que “esto representaría un nuevo episodio de desalineamiento de precios relativos”.
En un informe, la consultora afirmó que toda la estrategia de la entidad monetaria, a su vez, está sustentada sobre la piedra angular de la Ley de Emergencia. “Según la visión del BCRA, esta ley logrará al mismo tiempo la sostenibilidad fiscal y de deuda y la reactivación económica”, indicó.
De acuerdo con Invecq, la sostenibilidad estaría aportada por los nuevos recursos tributarios y la moderación del gasto en jubilaciones y pensiones, mientras que la redistribución de las transferencias hacia los sectores de menores ingresos generaría una recuperación del poder adquisitivo y el consumo.
“A pesar del optimismo que muestra el informe, la realidad es que en ningún momento menciona metas ni proyecciones de inflación, tasa de interés, o agregados monetarios. Se espera que las medidas concretas se den a conocer más adelante una vez que sea aprobado el Presupuesto 2020”, señaló, por su parte, un informe de Cohen.
“Al parecer, la mayor preocupación es reimpulsar el nivel de actividad y para ello intentará estimular la oferta de crédito al sector privado, particularmente el destinado a las pyme. A su vez, se cree que dicha medida contribuirá además a reducir la morosidad”, indicaron desde Cohen, y afirmaron que otra herramienta con la que se pretende fomentar la reactivación es el tipo de cambio.
Cohen señala que la intención es mantener las pautas de flotación en el marco actual, conforme se mantenga un tipo de cambio competitivo que, según el informe oficial, facilitará la recuperación de la producción local. “Además de esto, la intención de mantener un tipo de cambio competitivo es hacer crecer el stock de reservas internacionales para poder hacer frente a las obligaciones en moneda extranjera del sector público”, afirmó.
“Esperan que en la medida que se vaya recuperando el nivel de actividad, la demanda real de dinero también crezca y con ello la inflación empezaría a ceder. En sintonía con los objetivos del acuerdo social, la reducción de la inflación se realizaría mediante el control de la oferta monetaria, aunque también el BCRA confirma que atenderá necesidades de financiamiento que pueda llegar a tener el Tesoro”, destacó Cohen.
