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Precios y salarios en un año electoral

La dinámica política impactará en mejores remuneraciones pero sin creación de empleo

10 marzo de 2015

(Columna de Facundo Matos)

En los últimos meses de 2014 y los primeros de 2015, se vio una marcada desaceleración de la dinámica inflacionaria. En febrero de este año, según las diferentes consultoras privadas, la inflación mensual estuvo entre 0,9% (medido por M&S Consultores) y 1,7% (registrado por Ecolatina), y continuaría cayendo, por lo cual redujeron sus proyecciones anuales, que se ubican en torno al 25-35%.

En este marco, a contramano de lo que sucedió en 2014, este año podría haber una recuperación del poder adquisitivo del salario. “Cuando hablamos de firmar paritarias en torno al 35%, sumando la inflación interanual y la caída de poder adquisitivo de 2014, estamos hablando de un número coherente”, señala Jorge Sola, economista y coordinador del Observador de Datos Económicos de la CGT opositora. “Cualquier tipo de negociación salarial que se entable no puede estar por debajo de la franja del 30-35% porque si bien se nota una desaceleración de la cuestión inflacionaria, la dinámica de precios está instalada en el 2% mensual, con lo cual los índices interanuales siguen en torno al 30-35%. Y a eso hay que sumarle la clara pérdida de poder adquisitivo que hubo en 2014, cuando los acuerdos salariales firmados resultaron en pérdidas de poder adquisitivo en el orden del 3% al 5% dependiendo de cada paritaria, y del 9% al 12% para los trabajadores alcanzados por el Impuesto a las Ganancias”, completa.

El hecho de que sea un año electoral le da un mayor poder a los gremios. No hubo desde el Gobierno Nacional señales de querer imponer un techo a las negociaciones ni de pedir moderación en los pedidos de los sindicatos. Ninguno de los gobernadores que aspiran a la Presidencia se podría dar el lujo de no arrancar las clases en tiempo y forma en su distrito y por eso tanto José Manuel De la Sota como Daniel Scioli y Mauricio Macri llegaron a acuerdos superiores al 30% con los docentes de sus provincias.

El Gobierno Nacional parece haber decidido poner la calma social y el bienestar económico como objetivo primordial. La meta es llegar a las primarias de agosto sin mayores complicaciones y si es posible, con una leve mejoría en los índices de consumo y poder adquisitivo, aún a costa de tomar el riesgo de potenciar hacia el alza los precios. A grandes rasgos, los porcentajes arreglados en las paritarias docentes se asemejan ?puntos más, puntos menos? a la inflación anual.

Sin embargo, en un escenario con estancamiento de la actividad económica, tipo de cambio cuasi fifijo y escaso margen para una política monetaria más agresiva (como advierte Miguel Kiguel en una entrevista en esta edición)?, un horizonte de grave escalada inflacionaria no parecería ser probable.

Con un escenario base de 25- 35% de inflación y aumentos salariales por encima del 30% pero con una corrección del tipo de cambio en el orden del 10-15%, el poder adquisitivo salarial medido en dólares crecerá aún más. Pero como contrapartida, advierte un reciente informe de la consultora Finsoport Finsoport, las empresas verán crecer sus costos en dólares, lo que les restará competitividad frente al resto de las economías, y Brasil en particular.

El empleo

En el mercado laboral, el escenario estará muy permeado por las expectativas de recambio de Gobierno. Según SEL Consultores, que realiza una encuesta sistemática de gestión de Recursos Humanos, para este año el 17% de las empresas consultadas tiene proyectado disminuir sus dotaciones, contra el 11% que planea aumentarlo. “Esto nos da una diferencia neta negativa de 6%, la peor desde 2012”, sostiene María Laura Cali, directora ejecutiva de SEL Consultores.

Sin embargo, los empresarios se mueven con cautela, a la espera de una mayor claridad en el panorama electoral. El recambio de Gobierno en diciembre convierte a 2015 en un año bisagra para una parte extendida del mundo empresario. “Pero no es un año en el que se vea un rebote positivo por el hecho de que haya un recambio de Gobierno sino más bien un año de stand by, en el que las empresas van a seguir tratando de ajustar su personal pero sin empeorar aún más la situación esperando a que llegue 2016”, asegura Cali. “Lo que vemos en fines de 2014 y principios de 2015 es un estancamiento en la generación de nuevos empleos y algo de destrucción en construcción, la metalurgia y el sector automotriz. Pero más que nada una sensación de duda porque los empleadores están esperando ver qué nuevas condiciones traerá el próximo gobierno”, resume Sola.

En este contexto, las empresas evitarían desprenderse de personal que podrían necesitar ante un eventual repunte de la economía en 2016. Por eso, no es probable que haya despidos masivos ni desvinculaciones conflictivas como las que sacudieron el clima social en 2014, aunque sí recortes de gastos adicionales y horas extras, e incluso suspensiones.

Según datos del Ministerio de Trabajo, en el último semestre de 2014 las suspensiones promediaron los 6,4 cada mil trabajadores, cuando la media entre 2011 y 2013 había sido de 3,6 por mil. “Esta dinámica admite dos interpretaciones no excluyentes: estarían operando tanto las presiones oficiales para limitar los despidos, como la percepción desde las empresas de que la debilidad del nivel de actividad es temporaria; por ende, a la espera de una mejora de la economía con el nuevo Gobierno, las firmas preferirían suspender a despedir trabajadores”, explica el economista Federico Muñoz, de la consultora homónima

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