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La baja del dólar impulsa a las commodities y la Bolsa sube

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Luis Varela 11 diciembre de 2020

Por Luis Varela

Mientras las vacunas contra el Covid-19 empiezan a aplicarse, con cierta incertidumbre por las reacciones y los efectos que puedan producir, las principales economías desarrolladas del mundo siguen viendo complicaciones en el sostén del empleo y eso obliga a la necesidad de seguir estimulando la actividad con emisión de dinero sin fin, arrojando desde helicópteros dólares, euros, yenes, libras y otras monedas.

La foto más evidente de esta realidad se vio ayer en EE.UU., donde se conoció el dato de personas que solicitaron por primera vez asistencia por desempleo: entre el 29 de noviembre al 5 de diciembre, lo hicieron 853.000, lo que implicó un alza de 137.000 solicitantes, un número muy superior al que se esperaba, por creer que la llegada de las vacunas darían vuelta la tendencia.

Esa dura foto laboral impulsó al saliente secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, a afirmar que hay conversaciones entre los senadores republicanos y demócratas y tenemos “muchos progresos” para que los estímulos continúen. El inflador de la economía, que significa emisión de dólares, sostuvo ayer nuevamente la Bolsa de Nueva York, que parecía abrir débil, pero que terminó mixta, con el Nasdaq en alza, pero con los otros índices mostrando bajas débiles.

El rumbo de las monedas

Y esa realidad laboral, de empresas que están sumergidas en muchos problemas y que, por ahora, no tienen intenciones de volver a contratar gente, determinaron que del otro lado del Atlántico el Banco Central Europeo también presentara nuevas medidas de estímulo, mayormente en línea con las expectativas, mientras que la libra esterlina caía luego de que las negociaciones comerciales por el Brexit mostraran ciertos resquemores.

El impacto de esta generalizada emisión de efectivo en los países desarrollados tiene como gran protagonista al dólar, que sigue bajando en el mundo contra las principales monedas: ya bajó 4% contra una amplia canasta de divisas en los últimos cuatro meses, pero en lo que va del año el billete verde se desploma entre 6% y 8,3% contra el franco suizo, el euro y el yuan.

Y ayer, con los anuncios de más estímulos, en el exterior el dólar subió 0,8% contra la libra y 0,7% contra el mexicano, no cambió contra el yen, pero bajó 0,5% contra euro, cedió 1,1% en Chile y cayó 2,8% en Brasil. Y lo que está sucediendo en realidad con esta baja del dólar es una consecuente suba paralela de casi todos las commodities, que alcanzan en bloque los mejores precios de los últimos seis y siete años.

Ayer, por ejemplo, el petróleo saltó más de 3%, con la variante Brent superando los US$ 50 por barril, el mayor valor desde enero. También estuvieron con una gran firmeza, con subas de hasta el 4% los metales básicos. Hubo incrementos moderados para los granos en Chicago, pero en la Bolsa de Rosario sobre todo el trigo pegó un verdadero salto de casi 6%, lo cual lleva al panel de cereales santafesino al mayor precio en casi ocho años.

Y, sin una reacción similar, los activos utilizados como refugio están mostrando variaciones bastante más moderadas. Las onzas de oro y pata tuvieron subas de apenas 0,3% promedio. Y las criptomoneas, el túnel de fuga de los inversores que quieren perderse del detector de los fiscos, estuvieron entre estancadas o con bajas, con muchos mineros de avanzada empezando a decidir bajarse, ya que se vienen fuertes competencias.

Esta realidad de dólar global debilitándose y soja y otros granos con precios excelentes permitieron que el mercado cambiario argentino tuviera ayer otro día de gran tranquilidad, con fuerte baja para los dólares financieros libres, con el Banco Central ganando reservas y sin verse obligado a vender tantos bonos, lo cual presenta ahora un escenario cambiario bastante más tranquilo, que permitió la reapertura parcial de las casas de cambio, que van a poder volver a operar para extranjeros y para argentinos que viajen al exterior.

Martín Guzmán y Miguel A. Pesce continuaron con su estrategia de ir devaluando a la Argentina en línea con la inflación, o algo por encima (es decir con una variación anual del orden del 50%), por lo que ayer hubo una suba de 76 centavos para el dólar ahorro, hasta $14,94. Y se anotó un alza de de 46 centavos para el dólar oficial, hasta $87,84, una baja de $3 para el dólar blue, hasta $146 y una suba de 9 centavos para el dólar mayorista hasta $ 82,13, con un incremento de de US$ 33 millones para las reservas del BCRA que ahora llegan hasta US$ 38.743 millones. Mientras que se vieron bajas de $1,07 para el dólar MEP, hasta $138,57, y un descenso de $1,11 para el contado con liquidación hasta $141,93. Así, la brecha entre el dólar oficial y el blue se hundió hasta el 66% y la del CCL con el mayorista achicó hasta el 73%. Mientras que, medidos en pesos, el euro subió 63 centavos hasta 99,75, el real subió 50 centavos hasta 16,37 y la libra cayó 74 centavos hasta 109,22.

Esta fuerte revaluación del peso contra los dólares libres, con fuerte incremento para los granos, permitió que ayer la Bolsa de Buenos Aires brillara, acompañando buen clima en las bolsas de países emergentes productores de materias primas, mientras que las de los países centrales siguen sin gran reacción, mirando el empleo, y atentos a que el sostén de los precios puede ser una ilusión que se corte, cuando la suba de las materias primas llegue a la inflación, obligue a cortar los estímulos, y volvamos a tener un período mundial de suba de tasas de interés, en el que los países endeudados tendrán otra vez zonas de turbulencia.

Así, hubo un cierre mixto en la Bolsa de Nueva York, con el Nasdaq apenas arriba, y el Dow y el S&P apenas abajo. Mientras que las bolsas de América Latina mostraron subas de casi 2%. Y lo mejor de todo estuvo en Buenos Aires, donde el índice S&P Merval subió 3,2%, con el volumen dado vuelta, ya que se operó más en acciones ($1.344 millones) que en Cedears ($1.210 millones). Y con los ADR argentinos que cotizan en NY también brillando, con mayoría de subas, de hasta el 8%, con Despegar, Pampa E, Galicia e YPF arriba de todo.

El único punto oscuro del día volvió a estar en los bonos, que siguen débiles, sin despegar, con un riesgo país que no baja: ayer cedió apenas 5 unidades y sigue en 1.428 puntos básicos, siete veces más alto que los países vecinos. En general, los inversores no compran papeles nacionales por varios motivos, entre ellos la situación de default de 5 provincias, y además la imposibilidad de realizar pagos contado, ya que el BCRA tiene reservas líquidas negativas.

Es tanta la escasez, que el ministro de Economía decidió abrir un nuevo llamado para darle salida a los fondos de inversión internacionales que se quieren ir de titulos argentinos a como dé lugar. Así, Economía lanzó un llamado para canjear entre el martes y el jueves próximos un cúmulo de bonos (S29E1, SE291, S26F1, X26F1, S31M1, T2X1, X21Y1 Y S21Y1), ofreciendo a cambio los titulos más importantes del canje de ley argentina realizado hace tres meses, los bonos AL30 y AL35.

Los impuestos no se tocan

Con ese marco, mientras las acciones vuelan, la soja sube y el dólar baja, la contestación de la ausencia de compra de bonos fue identificada por un analista en una conversación que tuvo ayer el ministro Guzmán con el empresario Paolo Rocca: sin ambigüedades, directo a fondo, el CEO de Techint le pidió a Guzmán baja de impuestos y el ministro le dijo que el país “no está en condiciones” de hacerlo.

Y como remate de ese contrapunto, Rocca manifestó la cruel realidad que marca a la Argentina, no de esta época, sino desde hace décadas: lo que hace que todo el mundo rechace invertir, y que seguramente haya problemas en reactivar empresas en 2021 y generar empleo, es la total falta de confianza por la conducción política actual.

Sin inversión no habrá empleo, y sin empleo y con súper emisión, como sigue haciendo el Banco Central, el país seguirán sin financiación genuina: dependeremos de lo que entre de más por la suba de los granos y del acuerdo con el FMI. O sea, el tema de 2021 quizás no sea ni el dólar ni la inflación, sino la cantidad de gente que está sin empleo y que después del covid empezará a hacer colas para buscar trabajo.

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