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Crecimiento de corto plazo de la economía tras las PASO

La persistente devaluación de la moneda, la inflación indomable y los desequilibrios estructurales (fiscales y de balanza de pagos), son un riesgo latente para la recuperación de los próximos meses.

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09 septiembre de 2021

Por Pablo Besmedrisnik (*) y Slomit Milchiker (**)

Los principales indicadores que predicen la actividad económica de corto plazo arrojan signos positivos, en algunos casos profundizando el proceso de recuperación. De consolidarse esta percepción, Argentina terminaría el año promediando un crecimiento interanual que rondará el 7,5%, por encima de las proyecciones originalmente difundidas durante el primer semestre.

El indicador que da indicios con mayor claridad que la actividad durante los meses entrantes seguirá repuntando es la importación de bienes intermedios. En julio avanzó interanualmente por onceavo mes consecutivo y los US$ 2.443 millones importados por este concepto son, junto con el valor de junio, un récord histórico absoluto.

En cuanto a la importación de bienes de capital, hubo también nueve meses de recuperación continua, aunque los valores (US$ 765 millones) están aún lejos del promedio mensual de alrededor de los US$ 1.000 millones durante los últimos 10 años. Ayudan a la evolución de este indicador la voluntad de generar inventarios en insumos dolarizados, por la existencia de un tipo de cambio oficial algo retrasado y la expectativa de una posible devaluación.

La producción de cemento y los permisos de obra son buenos predictores de corto plazo de la construcción, un sector central para darle velocidad a la economía y fundamentalmente para apalancar la creación de empleo. En agosto, la producción de cemento cerró un período de 12 meses consecutivos de incrementos, y arrojó un valor superior al promedio de los cinco últimos meses de agosto previos a la pandemia. Los permisos de construcción también están mostrando una evolución positiva, y están en niveles pre pandemia.

La producción de acero de igual forma está exhibiendo una muy buena evolución reciente. Hay que remontarse al 2018 para encontrar un mes con un nivel de actividad similar al de julio pasado. La mayor fabricación acerera en general tiende a anticipar un creciente dinamismo en el resto de los sectores industriales que utilizan al acero como insumo central.

Durante los meses de julio y agosto se apreciaron avances del 9% y 5% respectivamente en el Índice de Confianza del Consumidor frente a los meses previos. Si bien el indicador de agosto está 4% por debajo del mismo mes de 2020, representa una mejora sustantiva frente al promedio de los 12 meses anteriores (-8%).

Desde el sector público llegan signos de expansión. En medio de la transición electoral, se especula con un salto en el gasto gubernamental para levantar el ánimo de la sociedad y mejorar algunos puntos el resultado en la contienda final.

Esta perspectiva de recuperación inmediata se enmarca en el contexto de la permanente puja entre las necesidades de corto plazo (electorales, la de los años impares) y de mediano y largo plazo (de desarrollo real de la economía y de la sociedad argentina). El crecimiento de estos meses es un tramo de curva ascendente en una larga línea de estancamiento que hace años viene atravesando la economía argentina. El PIB de Argentina en 2021 será similar al del año 2010 en términos reales, pero 11% menor en términos per cápita. La perspectiva de la comparación internacional también es útil para ilustrar el atascamiento en el cual se encuentra Argentina: en el mismo período la economía mundial será un tercio más grande.

La persistente devaluación de la moneda, la inflación indomable y los desequilibrios estructurales (fiscales y de balanza de pagos), son un riesgo latente para la recuperación de los próximos meses, y especialmente el tope para el crecimiento sostenido y de largo plazo. La inestabilidad macroeconómica le pone un límite de profundidad y de tiempo a la recuperación.

El debate electoral y las políticas públicas que surjan hoy en la mesa como consecuencia de intereses políticos deben enfocarse en potenciar los próximos diez meses de crecimiento, pero esencialmente en asegurar y sostener los próximos diez años de desarrollo. La recuperación económica de corto plazo que se está experimentando es una gran oportunidad de encarar los problemas de fondo de Argentina y avanzar en su rediseño estructural y posibilitador para un crecimiento a largo plazo, evitando que la macroeconomía siga constituyéndose en un cepo para el crecimiento real y sostenido.

(*) Economista y Director de Invenómica

(**) Economista y Directora de VDC Consultora

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