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Empresario argentino pagó US$ 35 millones por una obra de Frida Kahlo

Con esta adquisición, Eduardo Constantini se convirtió en propietario de las dos obras de arte más caras de la región

Subasta de "Diego y yo" de Frida Kahlo.
Subasta de "Diego y yo" de Frida Kahlo. Agencia Telám.
17 noviembre de 2021

El coleccionista y empresario argentino Eduardo Costantini desembolsó us$ 34.883.000 en una subasta celebrada anoche por la firma Sotheby's en Nueva York para quedarse con "Diego y yo", una obra de la pintora mexicana Frida Kahlo que se convirtió en la más cara del arte latinoamericano tras destronar a "Baile en Tehuantepec", un cuadro de su compatriota y compañero de vida Diego Rivera que en 2016 había sido adquirido también por el fundador del Malba en US$ 15,7 millones.

La identidad del comprador fue revelada por la casa de remates en su cuenta oficial de Twitter, en la que definió a Costantini como "un coleccionista de renombre con un compromiso de larga data de apoyar el arte y los artistas latinoamericanos", una caracterización que tiene correlato en una estudiada selección de piezas donde sobresalen nombres como los de Xul Solar, Antonio Berni, Tarsila do Amaral, Ramón Gómez de la Serna y Wifredo Lam.

El fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) pujó telefónicamente para quedarse con "Diego y yo", considerado el último autorretrato de Kahlo entre los muchos que pintó en este formato: el empresario cuatriplicó el anterior máximo histórico de la propia pintora mexicana de US$ 8 millones logrado en 2016 y con esta adquisición se convirtió en propietario de las dos obras de arte más caras de la región.

La impactante obra que inmortaliza el rostro de la artista en plano cerrado y con un gesto sufriente que remata con lágrimas deslizándose sobre la piel, suma precisamente un retrato de Rivera, quien aparece incrustado en su frente con un ojo adicional. Fue pintada cinco años antes de la muerte de Kahlo y por su tamaño reducido se cree que podría ser una de los que realizó o retocó postrada en la cama, durante las largas convalecencias que la mantenían encerrada entre las paredes de la célebre Casa Azul.

Precisamente con esta obra de pequeñas dimensiones -30 centímetros de alto y 22,4 de ancho-,que ahora es récord la pintora se había convertido en la primera artista plástica latinoamericana en superar el umbral de un millón de dólares cuando se vendió por US$ 1.400.000 en un remate realizado en 1990.

Tres décadas después regresó al mercado con un valor casi 25 veces superior al de su última aparición y al mismo tiempo con el envión suficiente para desplazar doblemente a Rivera del ranking de obras mejor valoradas, que perdió el podio consolidado con "Los rivales" -vendida en US$ 9,8 millones en mayo de 2018 por la casa Christie's- y el mencionado "Baile en Tehuantepec".

La obra subastada anoche pertenecía al magnate inmobiliario Harry Macklowe y a su esposa Linda, una experta en arte que trabaja en el consejo de administración de la Fundación Guggenheim. Se separaron en 2016, después de 57 años de matrimonio. Un juez dictaminó que las propiedades de la pareja, con un valor aproximado de 2 mil millones de dólares, deberían dividirse por la mitad. De ahí la decisión de vender el cuadro de la pintora mexicana.

La subasta eclipsó el récord anterior para una obra de la artista, tras la venta en 2016 de "Dos desnudos en el bosque" (1939) por US$ 8.000.000, que a su vez en 2006 había superado los US$ 5.600.000 obtenidos por "Raíces" (1943), ambos en Nueva York.

Kahlo, hija de un inmigrante alemán y una mestiza, enfermó de poliomielitis a los seis años y, a los 18, resultó tan gravemente herida en un accidente de autobús que toda su vida usó un corsé de acero. Durante el período de convalecencia y desde la cama, Frida comenzó a pintar como pasatiempo. Esto supuso el comienzo de una carrera sin precedentes que la convirtió en la segunda artista más buscada en Google después del italiano Leonardo Da Vinci.

"He tenido dos accidentes graves en mi vida. El primero fue cuando un tranvía me atropelló; el otro fue Diego". Esta famosa frase de la artista refleja la inusual historia de amor con el famoso pintor, 20 años mayor que ella. Para ella fue amor casi instantáneo y aunque ambos fueron infieles, nunca se separaron. El romance de Rivera con Cristina, hermana de Frida, fue quizá el tramo más duro de este vínculo.

Tras la muerte de Kahlo en 1954, a la edad de 47 años, Rivera confesó: "Me di cuenta de que lo mejor de mi vida fue mi amor por Frida". Él dio a conocer la obra de la pintora hasta su muerte.

"Diego y yo" es el último autorretrato de una década en la que dio lugar a obras conmovedoras y lacerantes, en esa intersección tan apretada entre arte y biografía que la volvió tan singular, con obras como "Autorretrato con collar de espinas y colibrí" (1940), "La columna rota" (1944) y "Autorretrato como Tehuana", también conocida como "Diego en mis pensamientos" (1943).

Esta obra se convirtió en la obra de arte más valorada de un artista latinoamericano, y de una artista mujer. Este remate también representa la expansión de la categoría de arte moderno que adoptó la casa de subastas al incluir a artistas "infrarrepresentados", sobre todo mujeres, como un replanteamiento del valor histórico de las subastas.

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