La derrota del Frente Amplio, por margen acotado y a confirmar por la Justicia Electoral, ratificó lo que el Frente de Todos esperaba, desde la otra orilla, más allá de sus deseos. El presidente electo Alberto Fernández tuvo su foto con Daniel Martínez e hizo fuerza por el triunfo del oficialismo uruguayo. A pesar de los pronósticos en favor del candidato Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional.
No obstante, Fernández ratificó su buena relación con el dirigente opositor y que, de ser el ganador, mantendría las relaciones con el nuevo presidente y que serían óptimas. “Soy muy amigo de la familia Lacalle. Cuando visité a Martínez dije expresamente que si ganaba Lacalle la relación sería tan buena como si hubiera ganado Martínez”, sostuvo Fernández la noche del domingo.
Ayer, el Frente de Todos intentó hacer equilibrio ante un panorama regional adverso. O, por lo menos, sin aliados. El diputado nacional de Red por Argentina y (casi) confirmado canciller del gobierno de Fernández, Felipe Solá, fue el encargado de hacer pie en arenas movedizas, tratando de sumar aliados sin perder las simpatías de los afines.
“No vamos a ideologizar ninguna relación externa”, señaló Solá, incluyendo el vínculo con Donald Trump dentro de los mismos parámetros. “Vamos a buscar la mejor relación posible con los Estados Unidos. Tenemos que tratar de no tener problemas y de no inventar problemas”, señaló en ese sentido. Y al Brasil de Jair Bolsonaro, con el que Fernández ya tuvo más de un contratiempo. “Una cosa es que el presidente Fernández se haya enojado por las cosas muy duras que dice el presidente de Brasil en forma personal y otra cosa es ideologizar la relación”, dijo.
“Cada país tiene el presidente que elige y nosotros nos acomodamos, la relación es entre pueblos. Esa es la premisa número uno. Los países tienen pueblos que eligen y las relaciones que más le importan al pueblo argentino son entre países”, agregó Solá.
“No vamos a ideologizar ninguna relación externa”, señaló Solá respecto del vínculo con Estados Unidos y Donald Trump.
En ese juego de equilibrios necesarios, Solá volvió a reiterar que Evo Morales sufrió un golpe de Estado en Bolivia, pero descartó que el exmandatario venga a la asunción del presidente argentino el 10 de diciembre próximo. “Lula también ha dicho que no va a venir y en mi opinión es un buen criterio porque es un día de países y no de amigos”, sostuvo para apuntalar el punto de vista del Frente de Todos.
En declaraciones a radio La Red, Solá también consideró que “en Venezuela está en duda la democracia”. “El origen es democrático, pero ahora está en duda, se han ido cinco millones de personas. Es una democracia un poco extraña”, agregó el eventual ministro de Relaciones Exteriores. Y agregó: “En Venezuela, aparece gente que opina, no vivo allá, pero el clima es muy complicado. Hay gente que dice lo que piensa, hay medios que dicen lo que piensan, pero es complicadísimo”.
La caracterización del gobierno de Nicolás Maduro y qué relación tener con él y su régimen seguramente será otro de los focos de conflicto de la política exterior. Fernández, hasta aquí, se mostró más propenso a tender puentes entre oficialismo y oposición, más cercano a la visión del presidente de México, Manuel López Obrador, y distante del Grupo de Lima, más propenso a la intervención militar.
Por último, Solá también se refirió a la relación del futuro gobierno con El Vaticano. “La relación nuestra con el papa Francisco es muy profunda. Esto quiere decir que lo tenemos a él como guía en muchísimas cuestiones de la vida cotidiana de la Argentina y del futuro. Tenemos no solo un papa argentino, sino un Papa excepcional y de esa admiración no puede salir una mala relación”, planteó Solá. El aborto y la decisión de Fernández de promover el año próximo un proyecto legislativo para la interrupción legal de embarazos es uno de los temas que pueden llegar a generar tensiones entre actores que han mantenido hasta aquí una buena relación.
