El enfrentamiento entre el Presidente y la vicepresidenta sigue escalando. Esta última semana fue testigo de cruces en diversos frentes.
El lunes se firmó la paritaria para los trabajadores del Congreso, otorgando un aumento de 6,5%. Este incremento también afectó los salarios de los senadores, ya que sus ingresos están vinculados a esta paritaria, elevándolos hasta $9 millones.
El aumento desató la furia de Javier Milei, quien calificó al incremento como una "traición al pueblo argentino", vía X. "No sé quién fue el responsable de semejante burla, pero quienes han avalado estos atropellos a los trabajadores sufrirán las consecuencias en las urnas cuando el pueblo se exprese mediante el voto", sentenció el presidente, con la mirada en su vice.
El periodista Alejandro Fantino, en sintonía con Milei, señaló a la presidenta del Senado: "Ese es el imperio de Villarruel. Esta es toda tuya, Vicky". En la misma línea, la diputada Lilia Lemoine afirmó que "la vice tiene una agenda propia. Me parece irresponsable no ir en concordancia con lo que el presidente está pidiendo".
Aunque en ocasiones anteriores Villarruel defendió los aumentos salariales de los senadores, en este caso su entorno indicó que la vicepresidenta esperaba que los legisladores optaran por desvincularse del aumento.
A través de Instagram, la presidenta del Senado aclaró: "Es facultad de los senadores desengancharse o no de las paritarias de los trabajadores. Yo sólo decido sobre las paritarias a los empleados".
Finalmente, ante las críticas generalizadas, los senadores dieron marcha atrás mediante una nota firmada por todos los bloques, tras lo que Villarruel convocó a una sesión especial para debatir el tema.
Por otra parte, la vicepresidenta se pronunció en contra de la candidatura de Ariel Lijo a la Corte Suprema, propuesta por el Poder Ejecutivo encabezado por Milei. En un almuerzo organizado por el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, Villarruel sostuvo que "no contaría con los pergaminos necesarios para ser juez de la Corte Suprema Justicia de la Nación".
Otro episodio tenso surgió por la ausencia de Villarruel en la ceremonia de entrega de despachos y sables a los oficiales superiores de las Fuerzas Armadas en el Ministerio de Defensa. Fuentes cercanas a la vicepresidenta indicaron que nunca recibió la invitación por parte de la Secretaría General de la Presidencia. Adorni aclaró que el evento fue organizado por Defensa, y que Villarruel estuvo invitada. Además, agregó que "la relación entre el presidente y la vicepresidente es fantástica".
Sin embargo, mientras Milei asistía al evento, Villarruel tuiteaba en apoyo a la universidad pública, un día después de la media sanción de la ley de financiamiento universitario, resistida por el gobierno. "Orgullosa egresada de la universidad pública" sentenció la presidenta del Senado.
Por último, Villarruel dejó correr el rumor de un acuerdo entre Santiago Caputo y Martín Lousteau para presidir la bicameral de inteligencia, pese a que el cargo había sido prometido a Edgardo Kueider. Finalmente, Lousteau obtuvo la presidencia, aumentando la probabilidad de que el rumor fuera cierto.
Las tensiones de los últimos días se inscriben en una interna que comenzó incluso antes de la campaña electoral. Victoria Villarruel nunca fue aceptada como candidata a vicepresidenta por Karina Milei.
"Karina tiene mucho carácter, pero yo también. Y bueno, en el medio está Javier, pobre jamoncito", dijo Villarruel en una entrevista con Jonatan Viale.
El cierre de listas, la promesa (incumplida) de que Villarruel tendría injerencia en las carteras de Defensa y Seguridad, los acercamientos posteriores a un Mauricio Macri que rechaza la fusión con La Libertad Avanza y el aumento salarial en el Senado en abril fueron otros puntos de tensión con el presidente.
En Argentina, las tensiones y rupturas entre presidentes y vicepresidentes no son novedad.
En 1999, la fórmula Fernando De la Rúa-Carlos "Chacho" Álvarez asumió el gobierno. La Unión Cívica Radical y el FREPASO habían aunado fuerzas formando La Alianza, y cada partido aportó un candidato para la fórmula. A menos de un año de asumir, Álvarez renunció a su cargo, denunciando por corrupción a De la Rúa por el supuesto pago de sobornos a senadores para aprobar la Ley de Reforma Laboral.
El conflicto entre Cristina Fernández y Julio Cobos tiene un origen similar: el vicepresidente pertenecía a un partido diferente al de la presidenta. Frente al empate en el Senado por la Resolución 125, central para la agenda de Cristina, Cobos desempató votando en contra, distanciándose de Cristina, debilitando la alianza y quedando aislado.
Por último, el gobierno de Alberto Fernández se caracterizó por sus diferencias con Cristina. La expresidenta criticó en numerosas ocasiones las políticas económicas del presidente, y ambos disputaron áreas clave del gobierno. Recientemente, tras la denuncia de Fabiola Yáñez, Cristina señaló sin tapujos que "Alberto Fernández no fue un buen presidente".
Si observamos la historia de las internas entre presidentes y vicepresidentes, podemos ver que suelen obedecer a dos motivos.
- Por un lado, la diversidad de origen de los mandatarios, ya sea en distintas facciones o partidos dentro de una coalición.
- Por otro lado, la pretensión del vicepresidente de construir su propio espacio, base electoral y capital simbólico, como ocurrió en casos como los de Eduardo Duhalde, Carlos Ruckauf y Daniel Scioli.
Ambas explicaciones parecen ser válidas para el caso actual. Queda por verse cómo continuará la relación entre Milei y Villarruel. Pero queda cada vez más claro que es difícil que la vice acompañe al gobierno en las próximas elecciones.
¿Villarruel está pensando en una futura candidatura más importante? Lo veremos en 2027.
