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Es una contradicción querer fortalecerse frente al PRO y dividir el bloque de la UCR

También es contradictorio confrontar con el Frente de Todos y servirle el argumento de que las divisiones internas abarcan a todos los sectores y no solo al oficialismo

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Augusto Milano 08 diciembre de 2021

Mientras el bloque del PRO en Diputados creció con la incorporación de legisladores de fuerzas provinciales, la bancada de la UCR se dividió. La fractura fue impulsada por Emiliano Yacobitti, Rodrigo de Loredo, Martín Tetaz y con el apoyo del senador Martín Lousteau.   

Uno de los argumentos utilizados por los doce legisladores que decidieron alejarse del bloque es que debe plantearse una nueva relación con el PRO que lleve a que la UCR tenga más fuerza dentro de la coalición. Pero está claro que eso no se obtiene con un pedido o un reclamo sino con votos. 

Además, es una contradicción plantear fortalecerse frente al PRO y al mismo tiempo debilitar la representación parlamentaria. Tampoco puede desconocerse que la UCR encabezó la lista en 4 de las 6 provincias en las que Juntos por el Cambio ganó en la categoría senadores y en 7 de las 13 en las que se impuso en diputados. También es contradictorio confrontar con el Frente de Todos y al mismo tiempo servirle el argumento de que las divisiones internas abarcan a todos los sectores y no solo al oficialismo. Y  seguramente la mayoría de los votantes de la coalición opositora se vieron defraudados por esta ruptura, como mínimo, inoportuna.     

Si el radicalismo aspira a tener más presencia en un futuro gobierno de Juntos por el Cambio debería definir pronto un puñado de candidatos competitivos, para la Presidencia y las gobernaciones, para en enfrentar en 2023, en primarias competitivas, a los candidatos del PRO. La lista es amplia y abarca a Facundo Manes, Alfredo Cornejo y a los propios Lousteau y de Loredo entre otros.  

Fortalecer a esos candidatos para obtener una correlación de fuerzas más favorable es el camino que debería transitar la UCR. Después de todo la preeminencia del PRO durante el Gobierno anterior no fue consecuencia de la falta de capacidad negociadora de los dirigentes radicales sino de una realidad electoral porque, en las primarias de 2015, Mauricio Macri obtuvo el 24% de los votos mientras que Elisa Carrió y Ernesto Sanz rodearon el 3%.

A diferencia de lo ocurrido en Diputados, en el Senado la situación de manejó de otra manera y Luis Naidenoff presidirá el bloque radical y Cornejo el interbloque de JxC. Además, si se pretende premiar a los ganadores, la designación de Carolina Losada como vicepresidenta del cuerpo cumple claramente con ese criterio. Tal vez un camino similar se pudo haber sido recorrido en Diputados. Por otra parte, los que estaban en contra de la continuidad de Mario Negri pudieron haber hecho explícita su posición, pero haber aceptado el resultado de la votación interna en el bloque. 

Podría haber instancias negociadoras en las próximas semanas que lleven a dejar atrás la fractura que necesariamente debe incluir gestos por parte de todos los actores. Tanto por aquellos que dejaron el bloque como por parte de los que frenan cualquier renovación.

De todas maneras, hablar de una división de la UCR a partir de deserción del bloque de 12 diputados que tienen muy baja representación nacional parece exagerado. Y con las votaciones en el Congreso quedará en evidencia que las diferencias no son ideológicas.                

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