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En la flor de la vida: crece el pesimismo en el segmento sub-35 y lo capitaliza Javier Milei

Estamos en momentos donde el segmento sub-35 aumenta su enojo y sostiene su esperanza. Son las dos caras de este Jano.
Javier Milei en Rosario .
Viviana Isasi 21-06-2024
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En la medición de Isasi-Burdman del mes de junio se registró una leve mejora en las expectativas económicas para este año: en mayo, 29% pensaba que 2024 terminará siendo un mejor año que 2023 y el 61% pensaba que terminará peor, y en junio esto quedó en 32% de optimistas y 53% de pesimistas.

Paradójicamente, hubo un cambio en la percepción de los jóvenes, que en mayo eran el segmento menos pesimista y en junio pasaron a ser el más pesimista

Concretamente, en mayo, 49% de los menores de 35 años creían que 2024 será peor año que 2023, y ese número ahora subió a 60%. O sea, 11 puntos más. Mientras que en los otros segmentos de edad pasó exactamente lo contrario: en la franja de 36 a 59 años el pesimismo bajó de 67% a 50%, y entre los mayores de 60 bajó de 63% a 53%. 

Este notorio cambio en las expectativas tal vez se deba al descenso de la inflación, que angustia más a los mayores de 35. Pero evidentemente no alcanzó para mejorar la perspectiva de los más jóvenes, que miran otras variables. 

Crece el pesimismo en el segmento sub-35. Temen no poder proyectarse en este país. Están enojados y es el segmento que más lo sigue a Milei (54%).

En lo político, ese aumento del pesimismo entre los más jóvenes no impacta en su valoración positiva de Javier Milei. El presidente mantiene su imagen positiva, que está en 52%, y entre los más jóvenes es un poco más alta (54%). Milei los representa, y pareciera aglutinar la irritación juvenil

El segmento más joven de la población argentina (los sub-35), que a la vez encarna el 40% del electorado, se agrupó mayoritariamente bajo la marca Milei. Se armó ahí una brand community. Son los más enojados con la situación del país y Milei sigue capitalizando su enojo. 

Se los define como hijos del triple fracking: crisis económica, política y cultural. Ellos mismos, que cambiaron la agenda pública, motivados por nuevos intereses y aspiraciones. De ahí su rebeldía contra todo lo dado. 

Lo que llama la atención es que, al preguntarles sobre un horizonte de futuro, crece la negatividad. Porque cuando les preguntamos sobre su situación económica actual, son un poco más positivos que los mayores: 11% de los sub-35 dice que hoy están mejor que el año pasado, mientras que menos del 4% de los adultos responde lo mismo. Eso podría explicarse por un fenómeno de termómetro: los adultos conocieron tiempos aún mejores, tienen la vara más alta.

Son hijos del triple fracking: crisis económica, política y cultural. La agenda para ellos es otra. Solo 11% está mejor que en 2023. Aun así, bancan.

Otros de los datos llamativos de nuestro estudio de opinión pública, es que la principal preocupación que tienen los más jóvenes es la inseguridad. Pero ya Lo decía Ehremnerg en La fatiga de ser uno mismo: cuando crece la desconfianza aumenta el pedido de control.  

En Argentina el voto mayoritario de este segmento fue determinante para que Milei se convierta en Presidente. Milei los escuchó, cuando nadie los registraba, y depositaron en él su esperanza. 

El elector juvenil es cada vez más influyente y participativo. Es un sujeto político autónomo, activo y masificante. Se supone que los votantes entre 18 y 29 años componen, en promedio, el 30% del electorado en América Latina. 

En las recientes elecciones de Parlamento Europeo inclinaron el crecimiento de los partidos de las nuevas derechas en Alemania, Polonia, Francia, Italia y España, donde los candidatos tiktokeros cooptaron su atención con mensajes claros, directos y con remates de humor, expresando así el pesimismo económico y el sentimiento anti-inmigración.  

Como en el caso de Milei, el enojo con el sistema funciona como adherente a los perfiles distintos y sin archivo, que logran interpelar las nuevas demandas. Lo que antes era la generación del clima, pasó a ser la generación de la economía.    

Este segmento, atraído por la exposición permanente, se siembra en las redes sociales. Todo es afuera. Los anti-influencers de traje y corbata no llegan ahí, porque simplemente la mayoría solo se informa por redes sociales.  ¡Es el viento digital, bro! 

Estamos ante una sociedad de la desconfianza y de la sospecha constante -así lo explica Byung-Chul Han-, donde los valores de la honradez y la lealtad muchas veces pierden significación. En los últimos años, en Argentina, tanto el empleador como el trabajador se han fallado mutuamente, y hoy pedirle lealtad laboral a un sub-35 es pretender demasiado. Los primeros ya no capacitan para evitar la migración y los segundos especulan para acertar otras posibilidades. Es difícil explicarle a un joven trabajador que tiene que defender sus derechos laborales cuando es hijo de la precarización y la rotación. Lo imaginario no es lo mismo que lo vivido. 

Así, en "la flor de la vida". Correspondería ser éste un nuevo punto de partida, una nueva piedra angular, donde lo pretendido no debiera ser inhallable para este segmento que tiene otros intereses y aspiraciones. Estamos en momentos donde el segmento sub-35 aumenta su enojo y sostiene su esperanza. Son las dos caras de este Jano. 

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