Interna del FdT

¿Cristina piensa en otro 2003?

Cristina Fernández de Kirchner dio indicios de cómo se oficializará la ruptura del Frente de Todos
Cristina Fernández de Kirchner. Archivo.
Augusto Milano 04-05-2022
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La pregunta política del momento es cómo se resolverá la crisis dentro del Frente de Todos, que escala cada día un poco más y que parece no tener retorno. Hoy todos los caminos conducen, tarde o temprano, a una ruptura.  

Desde el rechazo del kirchnerismo al acuerdo con el FMI todo se precipitó. Cristina Kirchner, Máximo y Andrés Larroque vienen preparando el terreno mediante declaraciones y tuits con una violencia retórica para dirimir cuestiones internas que desde hace muchos años no se veía. Ya no cuestionan indirectamente a Alberto Fernández a través de la crítica a sus ministros más cercanos sino que le apuntan directamente a él. 

Resta saber en qué forma se oficializará la ruptura  y cuándo se concertará. Fernández sabe que es inevitable y que nadie creerá en una nueva boleta compartida en las elecciones del año que viene, pero lo demorará todo lo posible para no complicar su gestión y tampoco quiere aparecer como el responsable de la fractura. 

Del otro lado escalan los cuestionamientos, pero no dan pasos concretos. Se quedan Martín Guzmán, Claudio Moroni y Matías Kulfas porque los designó el Presidente, pero también todos los funcionarios enrolados en La Cámpora porque el “Gobierno es nuestro”. El Presidente no se bajará de su sueño reeleccionista y ya sabe que sus críticos internos no lo acompañarán en ese intento.

En este contexto, Cristina dio algunas pautas sobre lo que puede ocurrir. Ayer se refirió a la diferencia entre la legitimidad de origen y la de gestión y tomó como ejemplo el 2003. En aquel año momento Néstor Kirchner obtuvo el 22% de los votos en la primera vuelta, que lo terminó consagrando porque Carlos Menem, en una actitud antidemocrática alentada por los que querían evitar un triunfo arrollador de su rival, no se presentó al balotaje. 

Entre las decisiones políticas que tomó Kirchner y la ventaja que implicó haber asumido al inicio de un ciclo de expansión económica, la imagen del Gobierno se consolidó rápidamente y dos años después duplicó el porcentaje de sus votos.  La referencia histórica de Cristina no parece casual. Es probable que esté pensando en que no se sostenga el actual  esquema bicoalicionista y se conforme  un escenario similar al de 2003, en el  que hubo cinco candidatos  relativamente competitivos. En ese marco  podría haber en 2023 una fórmula kirchnerista pura que tendría de arranque un piso de votos  del 25%.  

Se separaría de los aliados con los que construyó el Frente de Todos en 2019 y perdería votos, pero mantendría las banderas. Claro pero esa jugada tiene un riesgo y es que la oposición puede llegar unida a esa instancia electoral con lo cual podría obtener una gran ventaja en la primera vuelta.

Con este panorama político, Fernández sabe que no tiene margen para hacer algo muy distinto en los próximos meses. Todo plan económico para ser exitoso requiere que un oficialismo unido lo respalde, pero es impensable en un momento en el que la política económica es lo que más lo divide. 

Por eso, el Presidente apuesta a que el acuerdo con el FMI sea visto como un plan mínimo para ordenar la economía para reducir un poco la inflación y que los precios de las commodities sigan altos y sobre esa base lograr un buen nivel de actividad en 2023.