Tras sobrevivir a dos mociones de censura, el presidente francés, Emmanuel Macron, busca recuperar la iniciativa con nuevas reformas en las próximas semanas.
La semana pasada, el gobierno de Macron aprobó su polémica reforma jubilatoria por decreto, lo que generó la ira de la oposición por no someterla a votación del Poder Legislativo.
Ante esta situación, el gobierno de Macron debió enfrentar dos mociones de censura y, de una, apenas se escapó por nueve votos, lo que demuestra que ha perdido una gran cantidad de apoyo en la Asamblea General.
Ante esta holgada "ventaja", varios han instado al mandatario a que suspenda el proyecto de ley de reforma de las pensiones, que elevará la edad de jubilación de 62 a 64 años y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años, en lugar de 42, para cobrar una pensión completa.
Pero el propio Macron confirmó que no planea ninguna reorganización, elecciones anticipadas o cambios importantes de ningún tipo, y descartó retirar la ley de pensiones.
Por lo contrario, se espera que este miércoles el mandatario brinde una entrevista televisiva para "calmar las cosas", ya que las protestas en las calles van en aumento.
Hablando ante el Parlamento, la primera ministra, Élisabeth Borne, dijo que la administración intentaría en el futuro involucrar mejor a los ciudadanos y los sindicatos en la elaboración de leyes.
Las encuestas muestran que una amplia mayoría de franceses se opone a la reforma de las pensiones, así como a la decisión del gobierno de impulsar el proyecto de ley a través del polémico artículo 49.3, que le permitió esquivar al Parlamento.
Este martes, en París, los recolectores de residuos decidieron extender hasta el lunes una huelga que mantiene a la capital con unas 9.000 toneladas de basura en las calles.
Desde la adopción por decreto de la reforma, "más de 1.200" manifestaciones no declaradas, "a veces violentas", se produjeron en Francia, dijo el ministro de Interior, Gérald Darmanin.
