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Tensión en la frontera entre Rusia y Ucrania: sonará el clarín o la carga de las huestes rusas

Para ocupar Ucrania, Rusia accionará a través de un frente económico, uno político y otro militar

Rusia y Ucrania
Rusia y Ucrania -
Martín Pradás 21 diciembre de 2021

La historia ocurre dos veces: la primera como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”. 

Esta es una de las frases más recurrentes a la hora de analizar hechos políticos y el caso de Rusia y Ucrania no es la excepción.

No es la primera vez que Rusia y las potencias occidentales luchan por las posiciones en las inmediaciones del Mar Negro. Entre 1854 y 1856 se desarrolló la Guerra de Crimea por el control de esa península.

La intención del Imperio Ruso era conquistar un puerto de aguas cálidas para desarrollar el comercio, además de extender sus fronteras para asegurar su existencia. Hoy en día, los objetivos de la política exterior rusa son los mismos y por eso Vladimir Putin insiste en estos territorios.

Para lograrlo, Rusia accionará a través de un frente económico, uno político y uno militar. En cuanto al económico, Putin busca ahogar a Ucrania con la construcción de un nuevo gasoducto (Nord Stream 2) que dejaría fuera del circuito a los ucranianos, quitándoles regalías por unos 3.000 millones de euros.

En cuanto al político, Putin ha declarado en varias ocasiones que es consciente de que muchos ucranianos quieren conformar un único país con Rusia. Hoy en día los oblast (provincias) de Donetsk y de Lugansk están de facto controladas por Rusia con el objetivo de que haya un régimen especial dentro de Ucrania para tener un pie en Kiev.

Por último, en el militar, desde 2014 hay una guerra entre ambos países, aunque no de manera formal. Soldados rusos han sido enviados al frente disfrazados de separatistas, mientras que sus tropas se han instalado en las fronteras. 

Ante este escenario, ¿qué puede hacer Ucrania? Cuando inició el conflicto en 2014, Ucrania solamente contaba con 6.000 efectivos en sus fuerzas armadas. Por ello, su primer objetivo fue modernizar su ejército y ampliarlo, lo cual, en gran parte, sucedió gracias a que los propios civiles se organizaron en grupos armados.

Con el tiempo, estos grupos se efectivizaron y hoy en día Ucrania cuenta con unos 200.000 soldados para hacerle frente a Rusia. Sin duda, esto no es suficiente contra uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Sin embargo, aquí entra en la ecuación la posición de la OTAN.

La OTAN actúa en la región como elemento disuasorio a los intereses de Moscú, aunque el ingreso de Ucrania a la misma es muy improbable, ya que sería interpretado por Rusia como una provocación y la obligaría a actuar. Por eso, por ahora la actuación occidental no es más que “pasiva”, aportando dinero, entrenamiento y tecnología militar.

Volviendo a la Guerra de Crimea, hay un hecho que resume la situación: la llamada “Delgada Línea Roja”. Lo único que separaba el campamento británico de la caballería rusa era una delgada línea de soldados británicos compuesta de dos filas. 

Tras la carga rusa y una leve respuesta británica, el clarín resonó y llamó a la retirada de las tropas rusas porque su general creyó que, tras la débil línea británica, se ocultaba un gran Ejército. Hoy la duda es la misma, ¿la posición ucraniana es así de débil? ¿O tras ellos está la OTAN lista para responder? Esto pasa por la cabeza de Putin, mientras en sus manos se encuentra el clarín.

Ante esa situación, Putin deberá tener en cuenta la posición de Alemania, actor clave dentro de la UE y la OTAN, para llegar a un acuerdo. En este sentido, el nuevo canciller Olaf Scholz apoyó abiertamente a Ucrania, aunque el Gobierno alemán también defiende el gasoducto Nord Stream 2. 

No obstante, si bien el gasoducto ya está terminado, hoy está bajo revisión de la Agencia Federal de Redes, quien tiene la última palabra al respecto. 

En segundo término, la posición de la OTAN debe ser analizada desde los escenarios diplomático y militar. En general, el segundo se tensa para llegar al primero en mejor posición, aunque esto puede desbordarse y culminar en un conflicto armado. 

Principios de 2022 signará el destino del este europeo: en enero escucharemos el clarín o la carga de las huestes rusas. 

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