A Rusia le resulta cada vez más difícil vender su petróleo y gas.
Shell anunció hoy que estaba rompiendo por completo con la gigantesca industria energética de Rusia, deteniendo inmediatamente todas las compras de crudo ruso y cerrando sus estaciones de servicio en el país.
La compañía con sede en el Reino Unido, que la semana pasada anunció que se desharía de sus inversiones en Rusia , dijo que su decisión de abandonar todo el comercio de combustibles fósiles rusos estaba "alineada con la nueva orientación del gobierno".
Hasta ahora, las vastas exportaciones de energía de Rusia se han desprendido de las sanciones sin precedentes impuestas por Occidente en respuesta a la decisión del presidente Vladimir Putin de ordenar a sus tropas que invadan Ucrania.
Pero el petróleo crudo ruso ya está siendo rechazado por algunos comerciantes y compañías petroleras, y los funcionarios estadounidenses están discutiendo prohibir las importaciones.
Moscú advirtió el lunes por la noche que los precios del petróleo podrían dispararse a US$ 300 el barril si Occidente prohibiera su petróleo, y agregó que podría cortar el suministro de gas natural a Alemania en represalia por la decisión de Berlín de impedir que el gasoducto Nord Stream 2 de Rusia entre en funcionamiento.
