Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), el año pasado, las emisiones mundiales de dióxido de carbono relacionadas con la energía alcanzaron un nuevo récord, aunque el uso de tecnología más limpia, como la energía solar y los vehículos eléctricos, ayudó a limitar el impacto del aumento del uso de carbón y petróleo.
La AIE detalló que se necesitarán recortes profundos en las emisiones, principalmente de la quema de combustibles fósiles, en los próximos años si se quieren cumplir los objetivos para limitar el aumento global de las temperaturas y prevenir el cambio climático.
"Todavía vemos un aumento de las emisiones de los combustibles fósiles, lo que dificulta los esfuerzos para cumplir con los objetivos climáticos del mundo", explicó el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.
El informe sale a la luz pocas semanas después de que los principales productores de combustibles fósiles del mundo, como Chevron, ExxonMobil y Shell reportaran ganancias récords, principalmente como consecuencia de la suba de los precios en el sector por la guerra en Ucrania.
En este sentido, Birol agregó que "las empresas internacionales y nacionales de combustibles fósiles están obteniendo ingresos récords y deben asumir su parte de responsabilidad".
Según los datos de la AIE, las emisiones globales de la energía aumentaron 0,9% en 2022 a una marca máxima de 36.800 millones de toneladas.
Las emisiones de dióxido de carbono crecieron 1,6% el año pasado debido a que muchos países recurrieron al carbón y el petróleo después de que una reducción en el suministro de gas ruso a Europa hiciera que los precios volaran por los aires.
Las emisiones de CO2 del petróleo aumentaron 2,5%, pero se mantuvieron por debajo de los niveles previos a la pandemia.
Por otra parte, otro factor clave que explica alrededor de la mitad del aumento en las emisiones relacionadas con el petróleo fue el incremento en el nivel de los viajes aéreos, que se recuperaron desde el mínimo registrado durante la pandemia.
La buena noticia fue que las emisiones fueron parcialmente compensadas por un aumento en las fuentes de energía renovable, como la eólica y la solar: estos evitaron 550 millones de toneladas adicionales de emisiones de CO2 el año pasado.
