En 2022, cuando Lula da Silva lanzaba su candidatura presidencial, una de sus promesas de campaña era detener la deforestación en la Amazonía.
Y, aunque todavía le queda mucho trabajo por hacer, parece que está cumpliendo con esta promesa: la deforestación en la Amazonía cayó 22,3% entre agosto de 2022 (Bolsonaro gobernó hasta diciembre) y julio de 2023.
En ese periodo, fueron talados 9.001 kilómetros cuadrados, la menor cifra desde el 2018, resultado que se atribuye a las políticas ambientales implementadas por Lula.
"La reducción de la deforestación es directamente resultado del mayor respaldo gubernamental para implementar medidas de control ambiental", afirmó Marina Silva, ministra de Medio Ambiente de Brasil.
Por ejemplo, en junio hubo un descenso del 41% en comparación con el mismo mes del año pasado, si bien aún no está claro si la deforestación total de 2023 disminuirá, ya que los datos del período de mayor pérdida de bosques e incendios, de julio a septiembre, no se han reportado.
Para seguir por este camino, la administración de Lula se comprometió a confiscar la mitad de todas las tierras deforestadas ilegalmente en áreas con designaciones especiales de protección ambiental.
También planea designar tres millones de hectáreas (7,4 millones de acres) como tierras protegidas para 2027 y fortalecer la red de monitoreo ambiental de Brasil.
A esto se suma que recientemente presentó planes concretos para eliminar la deforestación en la Amazonía para 2030, incluyendo medidas como el fortalecimiento de la aplicación de la ley contra los delitos ambientales y el impulso del desarrollo económico sostenible.
