Hace un par de semanas, tras la visita del canciller de Rusia, Sergéi Lavrov, a Brasil, el presidente Lula da Silva fue duramente criticado por Estados Unidos y el resto de los aliados occidentales.
Incluso, tras decir que con sus acciones EE.UU. prolongaba la guerra en Ucrania, Lula fue descripto como un "loro" de Pekín y Moscú.
Por ello, ahora el mandatario brasileño está intentando mejorar su imagen y envió al excanciller brasileño Celso Amorim, uno de sus asesores en política exterior, a Ucrania.
Este miércoles, Amorim fue recibido por el diplomático ucraniano Andrij Melnik, quien le expresó su confianza en que Brasil "desempeñe un papel importante" para detener la guerra.
Se espera que Amorim se reúna con el presidente Volodímir Zelenski, a quien le hará llegar el plan de paz de Lula.
Justamente, esta semana Lula anunció que presentará una propuesta durante la próxima cumbre del G7 con el objetivo de lograr un acuerdo de paz que ponga fin al conflicto ucraniano.
El jefe de Estado brasileño remarcó que su país se encuentra trabajando en formar un grupo de naciones, entre ellas China y Reino Unido, que coordinen sus esfuerzos en aras de buscar una solución diplomática en Ucrania.
Además, Lula se defendió de las acusaciones que lo catalogan de prorruso e insistió con que "este es el momento de la diplomacia, no el de la guerra. Todos saben que Brasil condenó la invasión territorial de Ucrania".
La continuación del conflicto ucraniano "solo conducirá a la muerte. Necesitamos encontrar a alguien que discuta la paz y Brasil está dispuesto a ello", agregó.
