Las protestas agrícolas continúan azotando a Europa, aunque, dependiendo de la región, los motivos difieren.
Por un lado, en Polonia se están registrando repetidos bloqueos por parte de agricultores enojados debido a lo que, según ellos, es competencia desleal de Kiev.
Por ejemplo, el martes, los agricultores polacos bloquearon casi todo el tráfico en la frontera con Ucrania e incluso abrieron vagones de ferrocarril para permitir que se derramaran los granos.
En particular, los agricultores se quejan de la competencia desleal de Ucrania, después de una decisión de la UE, en 2022, de eximir de los derechos de importación a los alimentos ucranianos.
Por otro lado, este miércoles, en España también se registraron manifestaciones contra lo que consideran una burocracia excesiva y una ayuda estatal insuficiente.
En este sentido, la mayoría de los países europeos se opone a la Política Agrícola Común de la Unión Europea y su flexibilización de las normas ambientales del bloque.
Justamente, durante la jornada del miércoles, los agricultores de Dinamarca expresaron su preocupación por los planes de añadir un impuesto sobre las emisiones de carbono a la agricultura, lo que los obligaría a reducir la producción y cerrar granjas.
Con un impuesto al carbono para los agricultores, Dinamarca podría alcanzar su objetivo legalmente vinculante para 2030 de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 70 % con respecto a los niveles de 1990.
Sin embargo, una medida de este tipo significaría mayores costos para los agricultores y, como consecuencia, disminuiría la producción hasta en una quinta parte.
