El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, rechazó una petición del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para cancelar un asalto terrestre planeado contra Rafah, el último refugio en Gaza para más de un millón de personas desplazadas.
Netanyahu les dijo a los legisladores que había dejado "sumamente claro" al presidente estadounidense "que estamos decididos a completar la eliminación de estos batallones en Rafah, y no hay manera de hacerlo excepto atacando el terreno".
Los dos líderes hablaron por teléfono el lunes: mientras que en Israel creen que los militantes de Hamás se esconden en Rafah, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo que Washington creía que atacar Rafah sería un "error" y que Israel podría lograr sus objetivos militares por otros medios.
En sintonía con su par norteamericano, Giorgia Meloni, primera ministra de Italia, reiteró su "oposición a una acción militar sobre el terreno por parte de Israel en Rafah, que podría tener consecuencias aún más catastróficas para los civiles hacinados en esa zona".
Por su parte, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, agregó que es probable que funcionarios estadounidenses e israelíes se reúnan a principios de la próxima semana en Washington para discutir la operación militar de Israel en Rafah.
Mientras tanto, EE.UU. continúa intentando alcanzar un alto el fuego en Gaza: el secretario de Estado, Antony Blinken, anunció un viaje a Oriente Medio en el que se reunirá con altos dirigentes de Egipto y Arabia Saudita para "discutir la arquitectura adecuada para una paz duradera".
Desde el 7 de octubre, fecha en la que Hamás atacó Israel, ocasionando la muerte de más de 1.200 personas, al menos 32.000 palestinos han perdido la vida por la contraofensiva israelí en Gaza.
