Los avances tecnológicos y en las comunicaciones han permitido que los mundos del comercio y los negocios alcancen niveles nunca antes vistos.
Sin embargo, la Inteligencia Artificial aún no se ha desarrollado a pleno, por lo que los seres humanos mantienen un importante papel en estos complejos procedimientos, aunque esto implica que un simple error puede generar grandes problemas.
Esto fue justamente lo que sucedió esta semana en los mercados europeos, en donde un solo operador bursátil provocó una crisis de 300.000 millones de euros.
El Citibank reconoció que uno de sus empleados fue el causante del denominado “flash crash”, una caída repentina de los índices en cuestión de minutos con una recuperación igual de rápida después.
“Uno de nuestros operadores cometió un error al introducir una transacción. En cuestión de minutos, identificamos el error y lo corregimos”, señaló la entidad.
De todas formas, esos pocos minutos fueron suficientes para causar estragos en la Bolsa sueca, en donde el índice OMX se derrumbó y llegó a caer 8%, con desplomes superiores al 10% en valores como H&M o Telia.
Como era de esperar, se generó una crisis contagio que golpeó a todas las Bolsas de Europa y, en su conjunto, perdieron más de 300.000 millones de euros.
Un caso similar, y de los más recordados, fue el de la Bolsa de Estados Unidos en 2010, cuando se produjo un flash crash, aunque no por un error, sino por operaciones fraudulentas.
La Bolsa de Singapur en 2013, la libra esterlina en 2016 y la criptomoneda Ethereum en 2017 vivieron situaciones similares.
