Este próximo 14 de mayo, se celebrarán en Turquía unas históricas elecciones generales en las que el presidente Tayyip Erdogan podría perder el poder, algo totalmente impensado hasta hace un par de años.
Los comicios, que se celebran justo durante el centenario de la creación de la República de Turquía, se dan en un contexto de total paridad, aunque algunos sondeos muestran que el líder de la oposición, Kemal Kilicdaroglu, lleva la delantera.
El apoyo de Erdogan se ha reducido en los últimos años debido a una serie de colapsos monetarios, provocados por su política de reducir drásticamente las tasas de interés pese a la creciente inflación.
Sin embargo, el verdadero declive comenzó en 2013, cuando protestas nacionales sin precedentes contra su gobierno provocaron una represión de las libertades civiles.
Y, como si esto no fuese suficiente, este año más de 50.000 personas perdieron la vida tras una serie de históricos terremotos, y muchos creen que fue la ineptitud del gobierno la que posibilitó que la cifra fuera tan elevada.
De todas formas, el apoyo para Erdogan sigue siendo masivo y esto pudo comprobarse el pasado fin de semana, cuando más de 1,7 millones de personas asistieron al mitin del mandatario en Estambul.
Aunque la oposición se impondría en la primera vuelta, no alcanzaría el 50% necesario para llegar al poder, por lo que todo se definiría en un balotaje, el 28 de mayo, en el cual las chances de Erdogan crecerían exponencialmente.
Erdogan, el líder con más años de servicio en Turquía, ha defendido, entre muchas cuestiones, la piedad religiosa y las bajas tasas de interés en el país, mientras consolidaba la influencia turca en la región.
