La primera misión estadounidense con destino a la Luna en más de cincuenta años comenzó con el pie izquierdo: aunque el módulo Peregrine logró despegar en un cohete Vulcan de la empresa ULA, no pudo entrar en su orientación correcta en el espacio.
"Desafortunadamente, ocurrió una anomalía que impidió a Astrobotic lograr una orientación estable hacia el Sol", informó Astrobotic, fabricante de Peregrine.
Un módulo de aterrizaje robótico, que busca convertirse en la primera nave espacial privada en aterrizar en la Luna, fue lanzado con éxito a bordo del primer vuelo de Vulcan, un cohete que fue desarrollado durante una década por la empresa conjunta entre Boeing y United Launch Alliance (ULA), de Lockheed Martin.
Sin embargo, horas después de separarse de Vulcan, Peregrine sufrió un problema con el sistema de propulsión que le impidió inclinarse hacia el Sol para cargar sus baterías y obtener energía.
Más tarde, los ingenieros de la misión confirmaron que recuperaron el control de la nave, pero el sistema de propulsión defectuoso estaba perdiendo capacidad de propulsión al no cargar sus baterías, lo que obligó a Astrobotic a considerar "perfiles de misión alternativos" y se sugirió que ya no era posible un alunizaje.
Mientras Peregrine permanece en la órbita de la Tierra, "hemos priorizado maximizar la ciencia y los datos que podemos capturar", agregaron desde Astrobotic.
Este 8 de enero, Peregrine debía iniciar un viaje de 46 días a la Luna, para alunizar el 23 de febrero y marcar el primer aterrizaje suave de Estados Unidos en el satélite natural desde la misión Apolo 17 en 1972.
No obstante, no todo está perdido para EE.UU.: en febrero, Intuitive Machines lanzará su módulo Nova-C con el mismo objetivo e incluso podría lograrlo el 22 de febrero gracias a tomar un camino más directo hacia la Luna.
