Mientras la guerra en Ucrania continúa, una de las grandes preocupaciones es qué sucederá con el acuerdo de cereales firmado por este país y Rusia el 22 de julio del año pasado.
Este fin de semana, reunidos en Japón, los ministros de Asuntos Exteriores del G7 apoyaron la extensión del acuerdo para la exportación de cereales a través del mar Negro y, al mismo tiempo, condenaron el uso de los alimentos por parte de Moscú como "instrumento geopolítico de coerción".
"Seguiremos condenando en los términos más fuertes la ilegal, no provocada e injustificada guerra de agresión contra Ucrania (...) Estamos profundamente preocupados por el devastador impacto de la guerra en la seguridad alimentaria global", agregaron.
Sin embargo, desde Moscú se mantienen firmes en su postura: el vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, explicó que, si los países del G7 avanzan con la posibilidad de imponer un veto casi total a las exportaciones rusas, esto podría implicar el fin definitivo del acuerdo.
"La idea de los subnormales del G7 sobre la prohibición total de exportaciones a nuestro país es magnífica por definición, por el hecho que supone también el cese de importación de los productos de nuestro país más sensibles para el G7", alertó.
"Se les acabará el acuerdo del grano y muchas otras cosas que necesitan. Ya no les queda nada de cerebro, a juzgar por todo. En sus cabezas solo hay mierda azul y amarilla", sentenció de manera poco diplomática.
