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El 2021 marcará el fin de la era Merkel en Alemania

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22 diciembre de 2020

El 22 de noviembre del 2005, Angela Merkel, de 51 años, fue elegida canciller de Alemania, convirtiéndose en la primera mujer y en la persona más joven en ocupar ese puesto.

En 2021, tras 16 años en el poder, la canciller abandonará su cargo luego de las próximas elecciones parlamentarias de octubre. La “era Merkel”, como será recordada su gestión de cuatro mandatos, se ha caracterizado por la templanza y la seriedad de su líder, quien siempre ha generado confianza en la población teutona.

En su primera elección, obtuvo 35,2% de los votos, superando por la mínima al socialdemócrata Gerhard Schröder. En los comicios de 2009, su popularidad cayó al 33,8% para luego volver a subir hasta 41,5% en 2013. Y en su última postulación, obtuvo su cuarto triunfo consecutivo, pero tan solo con 32,9% de apoyo, en lo que fue su “peor” resultado y quizás el detonante para entender que era el momento ideal para comenzar a alejarse de la política.

Respecto a qué extrañarán los alemanes de su líder, el politólogo Florian Hartleb dijo en una entrevista con DW: "Su perseverancia; su férrea, casi inhumana capacidad de trabajo; la disciplina interior y el componente científico de su política”. Aunque, señaló, nadie extrañará "su forma de hablar retórica y nebulosa” ni “su obstinada política de refugiados, acompañada de una ingenua cultura de la bienvenida”.

Seguramente, su decisión más recordada, y la más polémica, fue su política migratoria implementada desde septiembre de 2015, cuando abrió las fronteras de su país a los refugiados que llegaban de Siria, Irak y Afganistán. “Podemos lograrlo”, le dijo a la ciudadanía, y así arribaron más de 1.000.000 de extranjeros, lo cual desembocó en grandes impactos sociales y políticos.

En una crisis humanitaria sin precedentes, Merkel se mantuvo firme con sus convicciones y le dijo a Europa que debían realizar el esfuerzo. Sin embargo, la extrema derecha, guiada por el partido Alternativa para Alemania (AfD), no le hizo las cosas fáciles: protestó por todos los problemas económicos y sociales que la ola de inmigración generó. Es posible que esta haya sido su mayor derrota, ya que nunca logró crear una política europea al respecto y solo fortaleció a los extremistas del continente, como Viktor Orbán en Hungría.

En general, su política exterior se ha visto caracterizada por su pragmatismo y su serenidad. Merkel siempre priorizó el equilibrio y el multilateralismo en una época marcada por las apariciones de Donald Trump, el Brexit y Recep Tayyip Erdo?an. Por fuera de las fronteras del Estado alemán, la canciller es vista como la gran mediadora de las crisis, como ocurrió con la deuda europea y la actual pandemia.

“La señora Merkel crece en las crisis y su fuerte es la acción racional reflexiva, que se expresa particularmente bien en tiempos de crisis”, explica la politóloga Andrea Römmele, Decana de Educación de la Universidad Hertie School of Government de Berlín.

Por otra parte, su política económica, usualmente, ha resultado aprobada. Sus decisiones en este rubro también han estado marcadas por el pragmatismo y no por una ideología en concreto. Los expertos dicen que los últimos diez años han sido de prosperidad, logrando estabilidad y una gran reducción de la deuda pese al aumento de las políticas sociales. Las políticas fiscales de su Gobierno permitieron alcanzar un superávit fiscal envidiable para casi toda Europa, así como el ritmo de sus exportaciones industriales.

Alemania, definitivamente, es el motor de la Unión Europea, pero muchos miembros del bloque jamás pudieron seguir su ritmo ni sus objetivos. Esto ha desembocado en varios problemas, siendo la crisis del euro (2009-2010) el más recordado. En su mayoría, fueron los bancos alemanes y franceses los grandes prestamistas del sur, lo cual, añadido a la imposición alemana de austeridad a países como España, Portugal, Italia y Grecia, generó la sensación de que Berlín se estaba alejando del compromiso fundamental de la integración europea.

Otro punto a remarcar es que, pese a los avances económicos, la diferencia entre los Estados Federados del este y el resto del país disminuyó menos de los deseado: los ingresos del este son 14% más bajos que los del oeste.

Respecto al próximo año, más allá de las elecciones, toda la atención estará centrada, como en 2020, en la pandemia del coronavirus. Merkel ocupará 10 meses más su cargo pero, al no ser candidata, podrá prestarles poca atención a las encuestas y concentrarse en la actual crisis. Sin dudas, la discusión estará centrada entre la protección de la salud y el derecho a la libertad.

La oficialista Unión Demócrata Cristiana (CDU) mantiene su ventaja en las encuestas, por lo que el sucesor de Merkel seguramente se convertirá en nuevo líder de Alemania. Hoy existen tres firmes aspirantes al cargo: el antiguo presidente del grupo parlamentario de la CDU en el Bundestag, Friedrich Merz; el actual ministro regional de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet y el político Norbert Röttgen. En principio, los tres candidatos del CDU ya anunciaron que no se distanciarán de Merkel y su exitosa forma de gobernar.

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