En una medida casi sin precedentes, este miércoles, conductores de trenes alemanes iniciaron la huelga más larga en la historia de los ferrocarriles del país germano.
El paro de seis días fue convocado por el Sindicato de Maquinistas Alemanes (GDL) que exige una mejora salarial y una reducción en los tiempos de trabajo.
La protesta continuará hasta el lunes 29 de enero a las 18 hora local, y es la primera vez que abarca un fin de semana completo.
El líder del sindicato de conductores, Claus Weselsky, acusó a la dirección de Deutsche Bahn (DB), la principal empresa ferroviaria, de ser "reacia al diálogo", por lo que se tomó la decisión de "hacer una huelga más larga y más dura".
Por su parte, el ministro de Transporte, Volker Wissing, calificó la medida como "destructiva" para la economía alemana, que se contrajo 0,3% el año pasado.
En este sentido, la portavoz de DB, Anja Bröker, advirtió que esta acción prolongada "es también una huelga contra la economía alemana" por su impacto en las cadenas de suministro de fábricas de automóviles, químicas o siderúrgicas.
Para el economista Michael Grömling, del Instituto IW Cologne, "una huelga nacional de un día en los ferrocarriles puede costar hasta cien millones de euros" a la economía alemana.
GDL reclama aumentos salariales para compensar la inflación y reducir la semana laboral a 35 horas repartidas en cuatro días, en vez de las 38 horas actuales.
