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Una semana muy complicada y tiempos por venir difíciles

El Gobierno sigue diciendo que buscará el mismo acuerdo que busca con el FMI desde hace 23 meses
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Luis Varela 21-11-2021
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Acabamos de ser atravesados por una semana muy complicada. Y en el mundo el rebrote del Covid está dejando al Hemisferio Norte en suspenso, con doce países que tuvieron entre 1.000 y 8.500 muertes en la última semana (EE.UU. y Rusia, los dos que más sufrieron), y eso provoca además de la irreparable pérdida de vidas el temor a otra ralentización económica mundial, por lo que el mundo de las inversiones sufrió un temblor.

Por supuesto, este horizonte con desconcierto plantea mejores resistencias en los países más sólidos y deja más expuestas a naciones peor administradas, y entre ellas Argentina se destacó como la peor de todas. 

En la Plaza de Mayo, el Presidente dijo que irá a un acuerdo con el FMI ya que es “necesario seguir el ordenamiento de las cuentas del Estado, pero jamás a costa de un ajuste del gasto, ya que el superávit fiscal es hijo del crecimiento, no del ajuste. Y no permitiremos que nos fijen las políticas económicas desde el exterior, jamás podría mirarlos a los ojos".

Lo sabemos, desde hace 23 meses, de manera reiterada, casi semanalmente, el "staff" del FMI le pide a Argentina un plan consistente, con desregulación cambiaria y laboral, ya que no hay que convencer ni al Gobierno ni al FMI de que ese plan será cumplido: lo único que se debe conseguir es que los propios argentinos vuelvan a confiar, para que vuelva la inversión y el empleo genuino. Sin un acuerdo convincente y, sobre todo, sin hechos, las inversiones no volverán. 

La palabra de Guzmán

En ese contexto, el ministro Martín Guzmán tuvo que salir varias veces a decir que Cristina da el aval al acuerdo. Pero Cristina, que fue al acto de campaña pocos días después de su operación, durante toda esta semana no tuvo fuerzas ni para mandar un simple "tuit" confirmando su aprobación. Hubo silencio. Desde el lunes los inversores reiteraron: ¿y qué pasa si Cristina no se compromete? Y, todos lo saben, la líder del oficialismo se preserva para en cualquier momento poder decir "Yo jamás lo hubiera hecho". Se preserva políticamente, sin pensar en el daño que provoca su silencio.

Mientras esta Argentina se sacude, el mundo va mostrando situaciones con complicaciones en todas las latitudes. Japón entró en recesión, Europa está frenada, el crecimiento de China y Estados Unidos se ralentiza. Y todo ese pulso acaba de dar vuelta a una cotización esencial que venía subiendo como un tren: el barril de petróleo, que había subido de 40 a 84 dólares en los 10 meses anteriores, acaba de caer a 75 dólares en las últimas diez semanas, con un desplome de más del 10%. Y no solo el petróleo se dio vuelta: acaban de ser tocados los precios de los metales básicos, ya que las industrias que los usan como insumos están pidiendo menos, todos empiezan a reconfigurar planes, intentando adivinar qué 2022 tendremos.

La inflación presente

Por supuesto, dentro de esta dificultosa salida del Covid, uno de los elementos que más perturbación está generando es la inflación, con índices de precios al consumidor que saltaron a las variaciones anuales más altas en treinta años en países como EE.UU., China y Alemania, por citar algunos. 

Y mientras los jefes de los principales bancos centrales discuten si esta inflación es temporal o estructural, hay regiones en las que el empleo sigue creciendo, como en EE.UU. un lugar con ley laboral ultra flexible, y otras naciones donde el desempleo creciente es la preocupación de última hora.

Así, mientras en EE.UU. el presidente Joe Biden está estudiando si echar o no a Jerome Powell del mando de la Reserva Federal para poner a una mujer demócrata a cargo, la Fed inició con su plan anunciado desde hace seis meses: la semana pasada comenzó el tapering, se achicó la compra de bonos de la Fed y papeles hipotecarios en la Bolsa de Nueva York, se achicará más dentro de 10 días, y volverá a achicarse en enero, febrero y los meses siguientes, hasta dejar a Wall Street sin ningún estímulo monetario en junio de 2022.

De ese modo, mientras se ven señales inquietantes en varias latitudes (como los 100.000 soldados rusos en el límite de Bielorrusia, o los muertos colgados en un puente por la guerra narco en México), los inversores mundiales empiezan a apretarse el cinturón de seguridad: una parte de los capitales busca refugio, se baja de lo inseguro y uno de los canales elegidos como trinchera en los últimos siete días volvió a ser el dólar. En la semana el billete verde subió 3,3% en Chile, 2,9% en Brasil, 1,4% contra el euro, 0,9% contra el franco suizo y 0,1% contra el yuan y el yen. El dólar solamente bajó contra la libra inglesa, achicó 0,2%.

Y además de fluir hacia el dólar, la mayoría de las bolsas fue a la baja, solo se salvan algunas: en la semana el índice Nasdaq de Nueva York subió 1,2%, Tokio mejoró 0,5% y Frankfurt tuvo un alza del 0,4%. Pero México bajó 1,3%, el Dow Jones de NY cedió 1,4%, Santiago de Chile achicó 2,8%, San Pablo cayó 3,2% y Madrid se hundió 3,6%.

Bolsas y materias primas 

Este clima de luz amarilla en las bolsas se da con las materias primas todavía acelerando. En noviembre el girasol de Rosario sube 7,1%, el maíz rosarino mejora 3,2%, la soja de Chicago sube 2,2%, la soja de Rosario avanza 2%, el níquel aún mejora 1,9% y el cobre 1,2%. Pero el trigo de Rosario cede 0,4% en el mes, el aluminio baja 1,9% y el sorgo rosarino se hunde 5,7%.

Todo este momento de paraguas en el dólar, de Bolsas titubeando, con commodities en un momento crítico, se concreta con una bifurcación en las posiciones de refugio. En el mes el oro sube 3,6% y la onza de plata gana 3,1%, pero el Bitcoin cae 6% ya que cae casi US$ 10.000 desde su pico tras el debut de su ETF hace dos semanas, castigado por los avances de las iniciativas para cobrarles impuestos a los que se mueven huyendo de los Fiscos y de las monedas en criptoactivos.

"En algún momento los vamos a agarrar, cuando operen, cuando entren o cuando salgan", dicen los operadores gubernamentales. Al tiempo que los cripto-fanáticos se ríen: "Nos ocultaremos cada vez más, y el Bitcoin estará a más de US$ 200.000 antes de que se den cuenta de lo que está pasando".

Mientras el FMI pide que se arme un plan para juntar reservas y que se les devuelva el préstamo que le dieron al país, cuando la Argentina se había quedado sin crédito internacional voluntario, Guzmán dice que se avanza en un acuerdo con el Fondo, y que CFK apoya, pero Cristina no habla. Y mientras eso ocurre en la política, surgen más impuestos, como el gravamen a las criptomonedas y el impuesto a los envases, que significará una recaudación equivalente al impuesto a la riqueza, con fondos que irán desde los privados directamente al gasto de la política.

Obviamente, el resultado de todo esto es un gran desconcierto. Una huída acelerada del peso argentino, con un goteo de depósitos por tasas negativas. La gente saca dinero de los bancos y se va al dólar. Y, a pesar de los cepos sobre cepos sobre cepos, la autoridad monetaria sigue perdiendo reservas: perdió US$ 334 millones en la semana y el viernes fue el peor de todos los días con una caída de US$ 85 millones, y con la sospecha de varios economistas de que las reservas líquidas ya están en cero y que es posible que se estén usando dólares de los encajes de depósitos de inversores privados.

Así, exhausto, sin reservas, el BCRA se vio obligado a dejar de intervenir n los dólares financiero libres en los bancos, que son canales más sofisticados que mueven más de  US$100 millones al día, y se concentró en parar al dólar blue, que igual subió, pero menos, con un volumen diario que pasó de US$ 5 a US$ 10 millones. Con eso, en la semana el blue terminó a $201,50, pero el dólar ADR saltó hasta $217,64 . Y las variaciones semanales fueron tremendas: el CCL saltó 16%, el MEP 10,4% y el blue 0,8%, frenado primordialmente porque es el que la gente más mira.

Y detrás de esa enorme salida de pesos de los bancos y del sistema, se desarrolló una semana negra para los títulos argentinos, con un viernes durísimo. En la semana los bonos cayeron 4,5% y el riesgo país volvió a 1.744 puntos. Y a las acciones les fue todavía peor: el índice MerVal en pesos cayó 9,8% en la semana y el Merval en dólares perdió 10,5%, con los ADR hundiéndose hasta 20%, con los bancos cayendo 22% porque están maniatados por las últimas disposiciones del BCRA y de la CNV, por lo que se está sembrando el campo de cultivo para que en cualquier momento una entidad entre en problemas.

A todo esto, por supuesto, casi no es necesario decirlo: la inflación está fuera de control. El Gobierno le sigue echando la culpa a las empresas, pero les pone bloqueo a los precios, les plantea más impuestos, y paritarias que no se pueden cubrir, por lo que se lleva a muchísimas pymes a situaciones insostenibles. 

Guzmán sigue insistiendo que la inflación es provocada no por la emisión y el gasto gigante del Estado sino por un cúmulo de situaciones. Pretende cobrarle cada vez más impuestos a los privados, y como no le alcanza, emite pesos sin parar, toma deuda sin parar, reparte el dinero a quienes lo apoyan, la gente no quiere quedarse con pesos, se van al dólar. Y con todo eso se genera más aversión a la inversión, y desaparición total de empleos nuevos, con una ley laboral muy estricta.

Si Cristina no se pronuncia, y si el Gobierno no baja el gasto, la inversión no va a volver. El mercado de capitales será cada vez más chico. Y el país va a terminar indefectiblemente en otro reperfilamiento de deuda, primero en pesos, luego en dólares. Y seguiremos viviendo tiempos difíciles, en los que esta semana negra terminará pareciendo un momento blanco.