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Guzmán refuerza giro: “puente de estabilidad por 60-90 días” hasta el programa plurianual

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Alejandro Radonjic 06 noviembre de 2020

Por Alejandro Radonjic

El tiempo parece haberles dado la razón a los privados que pedían un plan y una hoja de ruta económica para la pospandemia. El Gobierno eludía el reclamo y el propio Presidente llegó a decir “no creo en los planes económicos”. Con el agravamiento acelerado de la corrida cambiaria, las fichas se acomodaron y el Gobierno ahora perece entender la necesidad de trazar una hoja de ruta e intentar dar más certidumbres en un mundo caótico.

“Ancla fiscal, sendero plurianual, límites a emisión futura, plan de estabilización...Madura otro offside masivo de repetidores seriales. Si hubieran arrancado para ahí ni bien cerraron el canje, cómo les reclamamos muchos, la situación actual sería muy distinta”, señaló ayer Gabriel Caamaño Gómez (Consultora Ledesma) en Twitter. “Ahora va costar más y arrancamos de mucho más atrás. Además del timing perdido. Ergo, para que alcance va a requerir mucha más sobreactuación. Léase, profundidad y consistencia”, agregó.

En las últimas semanas se consolidó el papel de Martín Guzmán en el Gobierno. Fue acaparando funciones, reforzó la línea directa con el Presidente y ya se codea con el empresariado mayor, a propósito de su última reunión con AEA. Los resultados iniciales lo acompañan, especialmente en la variable que se había alocado: la brecha cambiaria. El MEP cerró ayer cerca de $140, el CCL apenas arriba de $145 y el “blue” volvió a perder tracción: y ya cae casi $40 desde el pico de $195. El desinfle de los paralelos repartió las verdades entre Guzmán y el mercado. Por un lado, quedó claro que los valores de $180-195 no estaban necesariamente justificados y, por el otro, que era necesario “hacer algo” para que bajen, más allá de apuntar a bajarlos con declaraciones periodísticas. Una combinación de “garrote” y “zanahoria” permitió descomprimir un poco ese frente, que era y es condición necesaria, pero no suficiente, para no chocar y llegar a las legislativas más armados. Camino no exento de costos, claro, como volver a tomar deuda en dólares o recostarse sobre deuda en pesos indexada. "El Plan Guzmán tiene como condición sine qua non estabilizar las reservas”, dijo Emmanuel Alvarez Agis. Para eso, se precisa bajar la brecha. Por más cepos que hubiera, es casi imposible sumar reservas con una brecha en niveles elevados.

Ayer, Guzmán describió la etapa actual “como una especie de puente de estabilidad de 60 o 90 días”. Destacó la baja la brecha cambiaria y ratificó que el la paridad seguirá el curso de la inflación (“crawling-peg”). Se irán dando señales cortas, como la no emisión monetaria en el último bimestre mientras “se trabaja en lo que es un programa de estabilización macroeconómica plurianual que se va a enviar al Congreso”. No hay novedades aún, pero trascendió que el eje será fiscal, obviamente. También, se cree que la meta de déficit primario de 2021, que es de 4,5% del PIB, podría bajar un poco más, como una muestra de buena voluntad en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuya nueva visita técnica es inminente. La participación del Congreso, que también deberá votar el nuevo programa con el FMI, es una jugada astuta, que compromete a todo el sistema político y acota un temor clásico de privados y mercados.

“Vamos de a poco conociendo el plan, ordenando como podemos las piezas sueltas que van dando. Creo, y enfatizo el creo, que en la cabeza de Guzmán hay un diagnóstico similar al que manejamos muchos economistas. Si el problema es que hay el déficit fiscal financiado con emisión genera exceso de pesos en el mercado, entonces la solución pasa por: (1) ir reduciendo el déficit (en la medida de lo posible); (2) reducir la asistencia monetaria; y (3) hacer algo para absorber de forma no traumática el excedente monetario”, dice Matías Carugati (Seido) ante El Economista. Es un paso clave. Que haya sintonía en el diagnóstico y se hable un idioma similar. Luego, y valga la redundancia, gobierna el Gobierno. Como dijo Guzmán ayer, tras el mitin con AEA: “El diálogo importa y ayuda, pero los que gobernamos somos nosotros”.

Retoma Carugati: “El tema es que el plan para combatir eso no es tan sencillo. Uno puede intuir el camino que quiere tomar Guzmán, pero después miramos la situación social y los incentivos políticos y dudamos de la capacidad de llevarlo adelante. En definitiva, un plan de estabilización que requiere un mix de consolidación fiscal, endurecimiento monetario y depreciación cambiaria no es lo ideal en la antesala de un año electoral. Menos con lo golpeada que está la sociedad en términos económicos. Mientras seguimos armando el rompecabezas macro, el gobierno también trabaja para bajar la brecha cambiaria a niveles menos desorbitantes. Se gana tiempo, esperemos que se aproveche”.

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