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Factores que alimentan la inflación actual

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11 marzo de 2020

Por Víctor A. Beker Director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano (UB)

La inflación es un fenómeno multicausal. Generalmente se mezclan componentes monetarios, no monetarios e inerciales. Por ello, el éxito de cualquier estrategia antiinflacionaria que se encare requiere de un enfoque integral que ataque al conjunto de los factores inflacionarios.

Como la hidra de cien cabezas, la inflación no desaparece mientras no se corten todas ellas. En el actual proceso inflacionario sólo algunas han sido recortadas pero el resto sigue en pie y explica la subsistencia de este fenómeno que horada mes a mes el bolsillo del ciudadano de a pie.

Repasemos los distintos factores inflacionarios y veamos en qué medida explican la inflación actual.

Inercia inflacionaria. En países con mucha experiencia inflacionaria, las expectativas de inflación dependen de la inflación pasada. Este elemento ha sido identificado por el gobierno actual como el principal responsable de los aumentos de precios.

Por ello ha optado por congelar tarifas y combustibles y ralentizar el tipo de cambio, creyendo que eso bastaría para modificar las expectativas inflacionarias de los agentes económicos.

Pero la nuestra es una economía fuertemente indexada. Sin desindexar la economía no puede eliminarse la inflación. Existen miles de precios de bienes finales y de insumos que periódicamente se ajustan en base a la inflación pasada. Esta inflación inercial genera un piso para los aumentos de precios.

Uno de ellos ?y sólo uno? son los salarios.

Salarios. En los dos últimos meses de 2019 ?últimos datos disponibles? el índice total de salarios creció 5%.

Las subas nominales de salarios impactan sobre lo costos de las empresas que los trasladan a los precios. Esto genera demandas de aumentos salariales y así se retroalimenta la espiral precios-salarios. Ella sólo puede cortarse merced a un acuerdo de precios y salarios. Dicho acuerdo es necesario para quebrar las expectativas inflacionarias. Pero este acuerdo sólo será efectivo si va acompañado de una emisión monetaria ajustada a la meta de inflación.

Las medidas paliativos no lograrán erradicarla y, como la hidra, siempre renacerá con mayor o menor virulencia.

Emisión monetaria. Entre el 10 de diciembre de 2019 e igual día de febrero pasado la base monetaria creció 10,7% o sea a un ritmo del 5,2% mensual. Ello equivale a 84% anual, casi el doble de la inflación de 2019.

Es evidente que un crecimiento monetario del 84% anual es incompatible con cualquier objetivo de reducir la inflación.

Déficit fiscal. Los datos de enero último indican que por cada $100 de gasto público el Erario recaudó sólo $ 81. Mientras no se cierre esta brecha, la presión sobre el BCRA para cubrirla hará que continúe la dominancia fiscal sobre la política monetaria y que ésta no pueda cumplir un rol anti-inflacionario.

Atacar la inflación requiere un plan integral que elimine todos los factores que la alimentan. Para ello se necesita una política monetaria, fiscal, cambiaria y de ingresos totalmente coordinada en pos del logro de dicho objetivo. Las medidas parciales son sólo paliativos que no lograrán erradicarla. Como la hidra, siempre renacerá con mayor o menor virulencia.

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