Imponente
Shaquille O'Neal es una de las grandes leyenda del básquet mundial y desde que se retiró en 2011 multiplicó su fortuna como deportista invirtiendo en distintos proyectos.
Hoy, a los 52 años, disfruta del reconocimiento de sus fans y de los cientos de millones de dólares que tiene en el banco. Y una manera de gastar ese dinero es comprar autos y personalizarlos.
La más reciente adquisición del ex-jugador de Los Ángeles Lakers es el "Apocalypse", una camioneta todo-terreno que mete miedo por su propuesta de diseño y dimensiones.
Hace pocos días fue fotografiado en un evento y las redes se llenaron de fotos que muestran que se trata de una pieza única e irrepetible. ¿Agradable? Es subjetivo pero lo que es seguro es que no pasa desapercibida.
Fue desarrollada sobre una pick-up RAM 1500 TRX (que de por sí ya es un vehículo extremo) y modificado a pedido de Shaq por sus amigos de Traffic Jams Motorsports, especialistas en este tipo de transformaciones con sede en Atlanta, Estados Unidos.
Para tener una referencia de su tamaño hay que considerar que O'Neal mide 2,17 m y que pesa 150 kilos, lo cual es un vehículo enorme cuando se lo ve al lado de su figura. En su propuesta se destacan varios aspectos, empezando por su color y textura.
No sólo es un acabado de pintura sino que realmente es lo que parece: una cobertura de la carrocería con paneles de kevlar que lo convierten en un blindado a prueba de balas, y fue pintado con el mismo componente en tono mate.
El capó y el frente fueron modificados para darle una impronta muy agresiva, conformando una parrilla con barras verticales (detrás la S de Superman o de Shaquille) que se unen al paragolpes, dotado de ganchos de remolque y faros de LED.
La parte trasera, la de caja, también fue modificada y cerrada, por lo que no parece una pick-up. A su vez se le cambió el tamaño del rodado: monta cubiertas de 22" con tacos, especiales para el uso off road, y llantas negras.
Para mover con agilidad semejante peso, la gente de Traffic Jams también metió mano en el motor V8 Hemi de 6.2 litros que viene de serie en 1500 y -si bien no lo comunicaron- lograron incrementar la potencia de los ya generosos 712 cv que tiene de fábrica.
Una colección enorme de rarezas con ruedas
La fortuna de Shaquille O'Neal fue estimada el año pasado en US$500 millones y parte de ella se debe a que no sólo jugó casi 20 años al máximo nivel en la NBA sino a sus inversiones.
Es accionista de una cadena de restaurantes que tiene 150 franquicias, también lo es en una cadena de lavadero de autos con 150 puntos, y en una de gimnasios con 40 sucursales, entre otros emprendimientos.
Pero no se queda quieto y reinvierte y arriesga, como lo hizo comprando hace unos años la marca Reebok, y a su vez sigue embolsando millones cada año por acuerdos de patrocinio de distintas marcas.
A la hora de disfrutar, elige los autos y no cualquiera, sino los que a él le dan placer. Y parte de ese proceso es encargarles a distintos amigos su personalización. Por ejemplo, en su garage tuvo -o tiene, vaya uno a saber- ejemplares muy extravagantes como una pick-up GMC Sierra pintada totalmente de dorado.
También supo comprar un enorme Ford F-650 con un motor V8 diesel de 6.7 y 330 cv, personalizado por Supertruck, también de Atlanta. Y una rareza -aunque todos lo son- es su Polaris Slingshot, un vehículo de tres ruedas y cuatro plazas sin techo (tipo roadster) de color rojo, con el logo de su faceta como músico (Shaq Diesel).
Sus amigos de West Coast Customs le armaron hace un tiempo un Jeep Wrangler Unlimited al cual no sólo re-potenciaron sino que personalizaron en su habitáculo para que pudiera manejar más cómodamente.
Pero al Big Guy no sólo le gustan los vehículos 4x4, también compró ejemplares de autos deportivos como Lamborghini Gallardo, Ferrari F355 y Mercedes S550 o ejemplares de Dodge Challenger, Rolls-Royce Phantom y hasta una patrulla de policía hecha sobre un Dodge Charger Hellcat SRT.
Nunca los deja tal cual, en todos los casos les añade su toque, algo que los hace inconfundibles e irrepetibles. Casi tanto como lo fue él dentro de la cancha y con una pelota en sus manos.
