Tras el fracaso de la primera convocatoria, el presidente Javier Milei, lanzó un nuevo llamado a todos los sectores políticos para firmar el Pacto de Mayo el próximo 9 de julio en Tucumán.
La convocatoria estuvo, en un principio, dirigida a los gobernadores, y funcionó para ejercer presión en las negociaciones sobre la Ley Bases y el paquete fiscal, dado que su sanción era "condición necesaria" para la firma del pacto de unidad entre el mandatario nacional y los provinciales.
Dado que las iniciativas avanzaron a un paso más lento del esperado por el oficialismo, el Pacto de Mayo perdió su razón de ser.
La convocatoria a firmar diez puntos de consenso desde los cuales construir la gestión federal, fue extendida no solo a los gobernadores, sino también a las organizaciones gremiales, políticas, y otras representaciones institucionales y sectoriales.
El objetivo del llamado presidencial, ahora, sería dar un gesto de conciliación con los distintos sectores y dar soporte a la segunda etapa de la gestión libertaria. Además, se encuadró en tiempos decisivos para el Gobierno, dado que buscó acuerdos con la oposición dialoguista para finalmente sancionar la Ley Bases y el paquete fiscal.
Sin embargo, el Pacto, además de no tener consecuencias inmediatas en la situación nacional, podría generar efectos contrarios a los esperados en el terreno político. Sucede que las críticas al sentido del acuerdo, la ausencia de algunos temas en el texto que se propone acordar y la ausencia de figuras relevantes de la oposición, exacerbarían las diferencias con la oposición y radicalizarían las posiciones. Otros sectores consideran que los acuerdos deben expresarse en el Congreso a través de leyes concretas, como corresponde en una democracia consolidada.
Los presentes
"El que quiera venir, va a venir; el que no quiera venir, no va a venir. No voy a obligar a nadie. Todas las fuerzas que integran el arco político, están invitadas", dijo Milei en una entrevista a TN.
La incógnita está en quiénes serán los gobernadores que estarán al lado del Presidente. Se descuenta que faltarán Axel Kicillof, Sergio Ziliotto, Ricardo Quíntela, Gildo Insfrán, y Gustavo Melella.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se expresó respecto a la casi confirmada ausencia del bonaerense diciendo: "Lamento que no participe porque gobierna a la provincia más grande de la Argentina".
Todavía no se sabe, en cambio, qué decisión tomará el mandatario Gerardo Zamora, que se mostró como un opositor moderado y recientemente visitó la Casa Rosada para firmar un acuerdo para el traspaso de obras públicas.
En cuanto a los expresidentes, el oficialismo sabe que no participarán del acto Alberto Fernández, Cristina Kirchner, ni Eduardo Duhalde. Pero quedan dudas respecto a Mauricio Macri, aunque fuentes de su entorno adelantaron que aceptará.
Respecto al sector gremial, se espera un faltazo de la cúpula de la CGT. Al menos Héctor Daer, uno de los tres secretarios generales de la central obrera, ya dejó trascender que no tiene interés en ir a Tucumán.
Por parte de las autoridades de las principales cámaras y entidades empresarias, ya confirmó su presencia el presidente de IDEA, Santiago Mignone.
Los cambios
La Casa Rosada aceptó modificaciones al Pacto de Mayo original, cuyo título pasó a "Acta de Mayo".
En concreto, nueve de los diez ítems se mantienen iguales, pero se incorpora en el punto 4 "una educación inicial, primaria y secundaria útil y moderna, con alfabetización plena y sin abandono escolar". Se trata de un reclamo realizado por la UCR e importantes organismos de la sociedad civil, como la Coalición por la Educación.
Este artículo reemplazó al artículo 9 que inicialmente establecía "una reforma política estructural, que modifique el sistema actual y vuelva a alinear los intereses de los representantes y los representados".
