En estos tiempos se les suele pedir a los candidatos de la oposición propuestas concretas y programas para el caso de acceder al gobierno.
¿Qué haría con tal cosa o qué piensan de tal otra?
Son preguntas habituales en estos tiempos. La demanda es lógica y los potenciales candidatos tratan de satisfacerla y por eso sus equipos técnicos están muy activos al igual que las fundaciones de los partidos que forman parte de Juntos por el Cambio. Pero no es sencillo definir con todos los detalles un plan de gobierno sino se sabe con exactitud cuál será la situación del país en diciembre.
Es razonable aspirar a que Argentina tenga un único tipo de cambio, pero para diseñar el plan para lograrlo haría falta saber cuántos tipos de dólar habrá a fin a de año, cuál será su valor y qué nivel de reservas netas quedarán en el BCRA.
Pero también en esta etapa es clave comenzar a definir la estrategia política de un eventual gobierno.
- ¿Cómo se pretende concretar los cambios que se proponen?
- ¿Con qué nivel de acuerdos entre las fuerzas políticas?
- ¿Cómo presentarlas ante la opinión pública para lograr su apoyo?
- ¿Cuál debería ser su secuencia?
Al día de hoy, si se toman en cuenta los sondeos sobre intención de voto, los últimos antecedentes electorales y se les suma análisis político, se concluye que JxC tiene muchas chances de obtener la Presidencia y que gobernará cinco distritos, las expresiones políticas con sesgo provincial otros cinco y el FdT 14, entre ellos, la provincia de Buenos Aires. Tampoco nadie tendrá mayorías absolutas en ninguna de las dos cámaras del Congreso por lo que la distribución del poder llevará inexorablemente a la necesidad de lograr acuerdos (lo mismo valdría para el FdT si retiene la Casa Rosada).
Allí está la diferencia central entre halcones y palomas en JxC.
- Para unos hay que avanzar rápido sin intentar acuerdos en los que se terminan diluyendo o ralentizando los cambios necesarios. Entienden que la importancia de los acuerdos está sobredimensionada por una parte de la dirigencia política.
- Para las palomas, no hay posibilidad de avanzar en los cambios, y además asegurar su perdurabilidad, sin acuerdos porque afirman que exacerbando la grieta es imposible gobernar el país.
Las diferencias entre halcones y palomas no son, por ejemplo, sobre la necesidad de bajar el déficit fiscal (en lo que coinciden) sino en la estrategia política que debería tener el gobierno. Parecen coincidir más en el programa económico que en el político.
Un tema del que se habla mucho en la oposición es de los cambios en la legislación laboral. Y ya hay propuestas muy elaboradas en esa materia. Pero, ¿se intentará imponerlas como sea o se buscará un acuerdo que incluya a sindicatos y organizaciones empresarias?
Pero tanto en el caso de un triunfo del FdT como de JxC tampoco serán bloques homogéneos y, por lo tanto, además de acordar con la vereda de enfrente a que poner en orden el patio interno. Un escenario de acuerdos políticos requiere conformar coaliciones dentro de las coaliciones.
En el caso de JxC se trataría de un bloque de centro conformado por las llamadas palomas del PRO, el grueso de la UCR y sectores de la CC.
En el caso del FdT, hay menos diferencias en los posicionamientos políticos como lo demuestra el apoyo homogéneo del juicio a la Corte, pero hay más en las cuestiones económicas, como quedó expresado en la fractura del bloque de diputados cuando se trató el acuerdo con el FMI.
Pero el desafío mayor está en el campo opositor, que además de un plan económicos debe definir un programa político.
