La Cámara Argentina de Comercio y la Amcham se manifestaron críticamente sobre el paro general decidido por la CGT. La CAC la calificó de "inoportuna e injustificada". La Amcham hizo, además, una advertencia: "¿Quién querrá invertir en un país donde la conflictividad laboral es moneda corriente?"
La pregunta de la entidad que agrupa a las empresas de capitales estadounidenses interpela a todos los sectores de la política nacional y responderla adecuadamente constituye un desafío para el Gobierno.
- Javier Milei siempre destaca a Carlos Menem como el mejor presidente que tuvo el país y reivindica las reformas económicas de los años '90, que él aspira a profundizar.
- Pero las diferencias en el contexto político son enormes y a eso debería prestarle atención Milei.
Para una buena parte del mundo de los negocios, la presidencia de Menem fue una combinación ideal: reformas económicas pro mercado más el control de la calle y del conflicto social por su condición de peronista. Además, contaba con respaldo en el Congreso y en los gobiernos provinciales.
Milei quiere hacer reformas pero carece de los apoyos políticos para llevarlos adelante. Cuenta con el respaldo de un importante sector de la sociedad, pero que es insuficiente para generar los cambios si carece de un correlato institucional.
Es difícil pensar en inversiones relevantes y en un adecuado clima de negocios en un contexto político que puede llevar a que las reformas no sean vistas como perdurables. Eso lo entendió Mauricio Macri que obtuvo en las legislativas de 2017 el triunfo que esperaban los mercados. Pero los efectos de los éxitos electorales no son eternos, deben sostenerse con buenos resultados económicos.
Si Milei pretende hacer reformas, debe pensar en un esquema político que las haga posibles primero y sostenibles después. No cuenta con los respaldos institucionales iniciales que tuvieron Menem y Macri y su desafío es construirlos a partir de las condiciones con las que llegó al gobierno.
El tratamiento de la llamada ley Bases y el paquete fiscal en el Senado constituye una buena oportunidad. Es una instancia para lograr un acuerdo político que haga posible que cuando el proyecto de ley vuelva con reformas a Diputados en el tiempo que sea, se apruebe. Para ello hace falta la voluntad de los actores políticos, empezando por el oficialismo.
