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Juicio Día 1: CFK escuchó parte de la acusación en su contra

Estuvo en el banquillo, lejos de Báez y De Vido, acusada de liderar una organización criminal. Prosigue el lunes

22 mayo de 2019

La primera audiencia del juicio oral y público por la causa Vialidad finalizó ayer con el llamado a un cuarto intermedio hasta el próximo lunes, a las 10, por lo que Cristina Kirchner deberá volver a sentarse en el banquillo de los acusados hasta que se complete la lectura de la acusación en su contra, aunque su defensa pidió que pueda ausentarse. Ayer, alejada de los acusados que están detenidos, como el empresario Lázaro Báez y el exministro Julio De Vido, escuchó como se la señalaba como jefa de una “organización criminal” que tuvo como fin “apoderarse ilegítimamente de millonarios fondos públicos” a partir del direccionamiento de la obra pública en Santa Cruz.

Con su abogado Carlos Beraldi a su lado, Cristina estuvo ayer en la última fila de asientos de la sala AMIA de los Tribunales Federales de Comodoro Py, donde se desarrolló la audiencia inicial del juicio oral que tiene a cargo el Tribunal Oral Federal Nº 2, integrado por los jueces Jorge Gorini, Andrés Basso y Rodrigo Giménez Uriburu. Detrás de ella estaba el público, separado de la sala por un vidrio. En ese espacio se ubicaron, para apoyarla, dirigentes kirchneristas y de organizaciones de derechos humanos, como Estela de Carlotto y “Taty” Almeida. En las filas delanteras de la sala estaban Báez, De Vido, y Carlos Kirchner (ex subsecretario de Estado y primo de Néstor Kirchner).

Báez “resultó ser el único contratista al que se le abonaba en término y no se le adeudaba dinero”, se subrayó ayer.

El abogado de De Vido, Maximiliano Rusconi, ensayó un pedido de nulidad del juicio antes del inicio, pero se lo rechazaron y el proceso comenzó. Cristina escuchó parte de la acusación, que los secretarios del tribunal no llegaron a leer completa, en la que se planteó la conformación de una “organización criminal” que desarrolló “múltiples delitos para sustraer y apoderarse, ilegítimamente y de forma deliberada, de millonarios fondos públicos”. Y se subrayó que “esta organización criminal tuvo como jefes a los exprimeros mandatarios Néstor Carlos Kirchner y Cristina Elisabet Fernández y, como organizadores, al exministro de Planificación, Julio De Vido; al exsecretario de Obras Públicas José Francisco López; al exsubsecretario de coordinación de la Obra Pública Carlos Santiago Kirchner; al exadministrador de Vialidad, Nelson Periotti; al amigo personal y socio de los expresidentes Lázaro Báez, entre otras personas”.

En la lectura se afirmó que se trató de una “ingeniería societaria creada y ampliada para los fines buscados” y que “su duración se extendió, al menos, desde el 8 de mayo de 2003, cuando se constituyó la empresa Austral Construcciones, y hasta el 9 de diciembre de 2015, cuando finalizó el mandato de Cristina”. Mientras se leía la acusación, la expresidenta escuchaba junto a su abogado y, en alguna ocasión, también miró la pantalla de su teléfono celular.

En la acusación se plantearon los lineamientos de la organización delictiva. Algunos de ellos fueron que sus miembros “escogieron la obra pública vial como uno de los medios propicios para obtener el dinero del Tesoro Nacional”; que “convirtieron en empresario de la construcción a Lázaro Báez, a quien habrían de enriquecer a lo largo de doce años a expensas del interés terés de la sociedad”; que “seleccionaron la provincia de Santa Cruz como el lugar en el que se ejecutaría la matriz de corrupción”, y que “acordaron un éxito permanente del planteo delictivo, concertando sucesivos proyectos perjudiciales para hacerse ilícitamente de los fondos públicos”.

En el auto de elevación a juicio oral que hicieron los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques, se destacó que se reacomodaron partidas para pagarle al grupo de Báez, que Austral Construcciones tuvo “un incremento patrimonial vertiginoso” y que el socio de los Kirchner “resultó ser el único contratista al que se le abonaba en término y no se le adeudaba dinero al final del mandato de Cristina”.

Cuando Báez recibía el dinero por las obras públicas, se iniciaba “un camino de retorno hacia los expresidentes y sus hijos, los que lo recibirían desde un rol privado, mediante distintos mecanismos tendientes a darles apariencia legal a dichas transacciones, tales como la actividad hotelera e inmobiliaria”.

La lectura de la acusación seguirá el lunes. Ayer, en Comodoro Py, a Cristina la acompañó un grupo de personas que la esperó en las escalinatas de ingreso, por donde pasaron exintegrantes de su gabinete, como Oscar Parrilli y Carlos Tomada, intendentes bonaerenses y otras figuras identificadas con el kirchnerismo.

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