El acto de Mauricio Macri el sábado en el Obelisco fue masivo y permite varias lecturas políticas. En el tramo final de la campaña, y contrariando las tradiciones, Juntos por el Cambio aparece dominando la calle mientras que el peronismo se recluye en actos más institucionales. Con menos gente pero con la presencia de la mayoría de los gobernadores.
La composición de la concurrencia reflejaba claramente los segmentos del electorado que predominan en el voto a Juntos por el Cambio: sectores medios y medios altos, gran presencia de mujeres y de edad mediana hacia arriba.
El discurso de Macri fue más extenso que los recientes pero adoleció de la misma falla: tuvo como únicos destinatarios a sus votantes tradicionales y no tuvo ninguna apelación para captar a nuevos.
Aunque el escenario más probable para el 27 de octubre es el de una derrota, Macri logró conservar en algunos sectores la expectativa de que el balotaje es posible.
De todas maneras, Macri realizó lo correcto en las semanas finales de la campaña. Hizo más política en esta etapa que en las anteriores y logró mantener unido detrás de su candidatura al tercio del electorado que es refractario del peronismo. Entre los concurrentes del sábado el sentimiento anti kirchnerista era muy marcado y la actuación de Macri en el segundo deabte los habrá satisfecho.
Aunque el escenario más probable para el 27 de octubre es el de una derrota, Macri logró conservar en algunos sectores la expectativa de que el balotaje es posible y eso redundará en un mejor resultado.
Aun perdiendo, Macri buscará acercarse a los 9.000.000 de votos, que representarían el 35% del total. Un nivel nada despreciable para el candidato de un Gobierno que tuvo malos resultados económicos. Ese porcentaje ratificaría la persistencia de fuertes identidades políticas más allá de los aciertos y errores de una gestión. Es un piso desde el cual se puede hacer oposición con fuerza y construir una alternativa en el futuro.
