Si bien Elisa Carrió reconoce haber tenido un "buen trato" anteriormente con Mauricio Macri, hoy las diferencias ideológicas dentro de la coalición llevan su relación a otro puerto. "Dos tercios de nosotros, de toda la dirigencia de Juntos por el Cambio, toda la Coalición Cívica, la mayor parte del radicalismo y casi la mitad del PRO seguimos manteniendo la identidad. Quizás la haya perdido Mauricio", expresó la chaqueña esta mañana.
"Yo me tuve que tragar, eh... La Nación me pidió que una la Nación y la uní, pero me costó. Porque te imaginás que el padre es de la patria contratista, manejaba la basura. A mí me costó sangre, sudor y lágrimas", confesó la líder de la Coalición Cívica, en referencia a la fundación de la alianza "Cambiemos" en 2015, con la que la fórmula Mauricio Macri-Gabriela Michetti ganó las presidenciales ese año.
Carrió viene de semanas de enfrentamiento con el expresidente, debido a los comentarios de éste sobre Javier Milei y su férrea oposición a la incorporación de Juan Schiaretti a Juntos por el Cambio.
Tal es así, que el 5 de junio la precandidata presidencial afirmó: "A Mauricio yo lo conozco mucho y lo acompañé hasta el final. Cuando él estuvo solo, la que estuvo con él fui yo. Mauricio tiene un lado claro y otro oscuro, el lado oscuro está jugando para que pierda Juntos por el Cambio, a tal punto de que Etchevehere es el candidato de Milei en Entre Ríos".
Con esas declaraciones aún frescas, esta mañana también señaló que el expresidente "quiere un ajuste tan brutal", que ella no está dispuesta. "¿Y saben por qué no estoy dispuesta? Porque va a caer toda la clase media argentina. El que no vivió y no es de clase media, no sabe lo que es la clase media. Él nació rico. Ricos eran mis abuelos; yo trabajo desde los 17 años", añadió.
"Si destruimos a las clases medias, vas a tener una gran masa de pobres, el 60% de la población, que va a responder al caudillo de turno. El kirchnerismo logró lo que quería: poner al borde del abismo a la clase media y construir una fábrica de pobres para mantener el poder en la Argentina", analizó.
"A lo que no estoy dispuesta, ni estuve dispuesta durante el gobierno, es a destruir las clases medias en nombre de un ajuste brutal o de una violencia desencadenada del Estado. Ninguna de las dos. La gente quiere la paz", sumó, y concluyó: "creo en un orden, pero no en una represión".
