El Economista - 70 años
Versión digital

sab 20 Abr

BUE 17°C

Fintech y el diseño de mecanismos para la inclusión financiera

28 marzo de 2019

Por Manuel Calderón Director de BeeX y Profesor de UCEMA.

El significado del término Fintech es la aplicación de las nuevas tecnologías de la información a las finanzas, esto abarca desde la aparición de nuevos tipos de entidades financieras o proveedoras de mecanismos transaccionales que funcionan solamente a partir de tecnologías “mobile” (es decir, de dispositivos móviles como los smart-phones o computadoras y acceso a internet) hasta la reconversión de varias áreas y procesos de la banca tradicional.

El uso de estas nuevas tecnologías promete generar una mayor inclusión financiera de la población, a partir del acceso al crédito de gran parte de las personas “no bancarizadas”. Este proceso de inclusión financiera no es nuevo, ya viene ocurriendo desde hace varias décadas a partir de los sistemas de microcréditos. Recordemos que el líder mundial en este tema es Muhammad Yunus quien en 1976 creo en Bangladesh el Banco Grameen con el objetivo de dar créditos a la población rural de bajos ingresos y luego recibió por esta iniciativa el Premio Nobel de la Paz en 2006.

Sin embargo, a medida que las innovaciones tecnológicas lograron abaratar y popularizar el acceso a dispositivos móviles cada vez más versátiles y potentes, aumentó enormemente la conectividad de las personas de menores niveles de ingreso, por lo que ahora los sistemas de microcrédito se pueden pensar a escalas mucho mayores. Esta mayor escala junto con el acceso a información y tecnologías de comunicación que antes no se tenían, fue la clave para implementar modelos de negocio basados en la inclusión financiera, es decir, el hecho de dar crédito a la población no alcanzada por la banca tradicional paso de tener casi exclusivamente un objetivo social a tener un objetivo comercial.

Hay dos problemas importantes que las entidades financieras enfrentan a la hora de dar créditos a personas no bancarizadas: carecen de activos que puedan ofrecer en garantía (ni físicos, ni un flujo observable de ingresos laborales esperados, etcétera) y de un registro histórico de su comportamiento crediticio previo. Por esta razón se vuelve difícil evaluar el riesgo asociado a posibles incumplimientos en caso de otorgarles un préstamo. Sin embargo, las nuevas tecnologías permiten diseñar e implementar modelos de scoring basados en información que antes no se disponía o no se podía registrar, como por ejemplo el comportamiento de las personas en las redes sociales, las llamadas “digital footprints”, o la verificación de identidad a partir de la observación de la localización geográfica de una persona (de un dispositivo móvil más precisamente) en momentos determinados.

Desde el punto de vista de las personas no bancarizadas, el problema consiste en la construcción de reputación. La reputación de una persona es en realidad un activo que esta puede usar como colateral de un compromiso o promesa, por ejemplo al pedir un crédito.

Las nuevas tecnologías aplicadas a la industria financiera permiten diseñar e implementar mecanismos para que las personas no bancarizadas puedan invertir en construir reputación y los bancos puedan observar la evolución del valor de este activo y a partir de eso generar una oferta de crédito.

Las opiniones expresadas son personales y no necesariamente representan la opinión de la UCEMA 

En esta nota

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés