El derrotero de las reservas sigue siendo uno de los temas más complicados para Sergio Massa. Sin acuerdo con el FMI aún en el horizonte más allá de las especulaciones y rumores a la orden del día, lo cierto es que las arcas del Banco Central siguen en picada.
El resultado de la autoridad monetaria pasó de compras por US$ 95 millones promedio diario al cierre del dólar "soja" a ventas por US$ 43 millones en las diez ruedas pos-finalización del programa.
Este miércoles compró anecdóticos US$ 6 millones. "Sin medidas (más cepo, más devaluación, más endeudamiento), esta situación es transitoria, y van a seguir aumentando las suspicacias sobre cómo se están cubriendo las reservas netas negativas", advierte el consultor Fernando Marull.
Pero la tendencia a la baja es inexorable, más aún luego del pago al Fondo por US$1.600 millones (una parte de los vencimientos mientras que se espera "fumata blanca" para antes de fin de mes).
Las reservas brutas del BCRA, o sea las "maquilladas" por swaps, DEG y demás, seguirían cayendo.
Según Aurum Valores, con esos pagos en la agenda y la persistente dificultad para conseguir y acumular reservas, es posible que veamos a las reservas brutas caer debajo de los US$ 30.000 millones por primera vez desde septiembre de 2016.
"Pareciera ser que los flujos vuelven a ponerse en contra de la autoridad monetaria, lo cual parece ser el derrotero inexorable siempre que no haya algún esquema de liquidación especial como es el Programa de Incremento Exportador (PEI)", acota Portfolio Personal Inversiones (PPI).
La casa de Bolsa dice que el stock de reservas netas se ubica en -US$ 1.883 millones, perforando los -US$ 1.736 millones del 23/05 (mínimo de Alberto Fernández) y tornándose así en el más bajo desde diciembre 2015.
Desde Cohen Asset Management dicen que la caída de reservas es aún mayor. Calculan que las reservas netas quedaron en US$ 2.200 millones. pero excluyendo la tendencia de los Derechos Especiales de Giro -DEG- y el oro (US$ 3.900 millones), las reservas netas líquidas son negativas en más de US$ 7.000 millones.
"Sin duda, esta es una situación sumamente frágil para afrontar el segundo semestre, en el que se espera una oferta de divisas considerablemente menor, lo que podría resultar en mayores restricciones a las importaciones para reducir la demanda", apunta Martín Polo, estratega en jefe de Cohen.
Afirma además que con las reservas netas y líquidas en negativo, el swap con China se convierte en una fuente de financiamiento a corto plazo que el BCRA utiliza para sobrellevar esta situación sin un salto abrupto en el tipo de cambio oficial.
"Es importante recordar que el swap es un activo y un pasivo contingente que genera costos financieros cuando una de las partes lo activa. En el caso de Argentina, siendo la parte más necesitada, al activar una parte del swap, convierte parte de los yuanes en convertibles, lo cual funciona como un puente financiero por el que deberá pagar una tasa de alrededor del 8% anual. Esto no significa que las reservas no fluctúen, sino que continúan disminuyendo, lo que deteriora el balance", recuerda Polo.
"Es una forma poco convencional de financiamiento, incluso opaca en términos de las condiciones aplicadas, pero permitirá al gobierno enfrentar el contexto electoral evitando un salto cambiario. Sin embargo, también dependerá de la reacción del mercado cuando se dé cuenta de que las reservas netas siguen disminuyendo", advierte.
