Ideas
En la sociedad actual, marcada por la complejidad de los desafíos globales, las tensiones políticas y los violentos choques culturales, la libertad emerge como un valor fundamental que debemos defender y preservar.
En un mundo donde las democracias liberales están siendo cuestionadas y amenazadas, es crucial recordar por qué ser libre es esencial para el bienestar y el progreso de una sociedad.
El filósofo alemán Immanuel Kant concluyó que "la libertad es aquella facultad que aumenta la utilidad de todas las demás facultades". Es decir, es la herramienta más importante que tiene el ser humano para desarrollarse en plenitud.
La cuarentena impuesta por el Gobierno de Argentina entre 2020 y 2022, que fue una de las más extensas del mundo, es un ejemplo de cómo restringir los derechos del ciudadano -de trabajar, de esparcimiento, de visitar a un familiar, de tomar un helado- tiene consecuencias nefastas.
Esta medida extrema, aunque implementada con la "intención de proteger la salud pública", tuvo consecuencias devastadoras para la economía y el bienestar de millones de argentinos. Empresas cerradas, empleos perdidos y un profundo impacto psicológico en niños y adultos mayores, los que más sufrieron el encierro y la soledad, son algunas de las secuelas de esta política draconiana.
El reciente asesinato de Alexéi Navalni en una cárcel rusa, es otro trágico recordatorio de los terribles castigos que las autocracias le imponenen al ciudadano libre. La represión de la disidencia política y la violación de los derechos humanos son prácticas que no deben ser toleradas en un mundo que valora la justicia y la dignidad humana.
Por su parte, el régimen comunista chino es un claro ejemplo de cómo la falta de libertad puede sofocar el desarrollo humano y económico. La censura en Internet y la restricción de las libertades civiles son prácticas comunes en China (por mencionar apenas dos cuestiones), lo que impide que sus ciudadanos disfruten plenamente de sus derechos y libertades fundamentales.
La violencia contra las mujeres que buscan ser libres, especialmente en comunidades musulmanas, es otro ejemplo alarmante de cómo la falta de libertad puede conducir a la opresión y la injusticia. En muchos países, incluso en Occidente bajo gobiernos democráticos, las mujeres son objeto de abusos, violencia y discriminación simplemente por ejercer su derecho a la libertad personal y la autonomía. Esto es, por ser mujeres.
La libertad es la facultad más importante y el fundamento de una sociedad justa.
Ya que mencionamos Occidente, ataquemos el problema de la cultura de la cancelación y la intolerancia hacia las opiniones divergentes, una amenaza creciente para la libertad de expresión y el pluralismo democrático. La persecución de aquellos que se atreven a desafiar el discurso dominante de la cultura woke es un síntoma preocupante de una sociedad que está perdiendo de vista los valores fundamentales de la democracia liberal.
La libertad del ser humano debe ser protegida y promovida en todas sus formas. No como una característica social anárquica: con orden, con respeto y con valores liberales. La libertad de expresión, religiosa, económica y personal, son pilares esenciales de una sociedad justa y democrática. Es imperativo defender este valor esencial y resistir cualquier intento de socavar nuestra libertad y dignidad como seres humanos.
Solo a través del respeto mutuo, la tolerancia y el compromiso con los principios democráticos podemos construir un mundo donde todos puedan vivir libres y en paz. Porque la libertad es la facultad más importante y el fundamento de una sociedad justa.
