Fernández polarizó con Cambiemos y dio inicio al año electoral
Por Pablo Varela
El Presidente le pegó fuerte y al medio. Así calificó un ministro del riñón albertista ante El Economista el discurso que Alberto Fernández brindó ante la Asamblea Legislativa, para dar inicio a la 139° apertura de sesiones ordinarias.
Con tono moderado en su voz pero con durísimos conceptos para con un sector de la oposición, el jefe de Estado trazó ante el Congreso el inicio del año electoral y eligió la confrontación con el ala dura de Juntos por el Cambio, en una alocución cargada de datos comparativos respecto de la gestión de Cambiemos.
Para dar cuenta de ello, basta mencionar que Fernández eligió iniciar una querella criminal para investigar la deuda contraída bajo el gobierno de Mauricio Macri, a la que calificó de tóxica y defendió las negociaciones con el FMI privilegiando la economía doméstica. Miembros del Gabinete comentaron ante este diario que se evalúo la creación de una Comisión Bicameral investigadora, idea que finalmente se desechó.
En ese marco, el Presidente ratificó el paquete de estímulos implementados desde el Gobierno Nacional durante la pandemia y anunció el envío de un proyecto que declare la Emergencia en materia de tarifas, y desdolarice el precio de los servicios públicos, en un gesto que busca una clara diferenciación respecto de la gestión anterior que fue harto criticada por el aumento tarifario.
El Presidente aprovechó la ocasión y envió señales hacia el interior y exterior de la coalición, hizo referencias en varios pasajes a Néstor Kirchner, le habló a los gobernadores al volver a resaltar la necesidad de construir un país federal y al destacar sus encuentros con los mandatarios del Norte Grande, y también le mandó un claro mensaje a los sindicatos y empresarios cuando señaló que el salario debe recuperarse por encima de la inflación.
Fernández destacó los primeros signos positivos de la economía tras la pandemia arrojando números que lo diferencian de la gestión de Cambiemos y dejando en claro que en el año electoral, la reactivación económica buscará no ser postergada.
Al mismo tiempo, el Presidente buscó seducir a votantes medios al volver a insistir en el tratamiento del proyecto de modificación del Impuesto a las Ganancias que beneficiaría a más de 1.200.000 trabajadores. Para ello, no evitó críticas a la Justicia a la que señaló por tener privilegios y anunció el envío de una serie de leyes destinadas a modificar el actual funcionamiento del Poder Judicial, en un claro guiño a la tropa conducida por la vicepresidenta, Cristina Kirchner.
A la igual que lo hizo en reiteradas ocasiones durante el año pasado, Fernández no dejó pasar la oportunidad para señalar diferencias entre las oposiciones. Si bien destacó que no pretende a hacer oídos sordos a las críticas bien intencionadas, afirmó que no está dispuesto a dejarse aturdir por las críticas realizadas con mala fe dentro de las cuáles enmarcó las denuncias por envenenamiento, abriendo una nueva escisión entre la oposición que gestiona y la que no.
Sobre el final de su discurso Fernández volvió a retomar el reclamo por la unidad, defendió la pluralidad de voces dentro de la coalición gobernante, y habló de unidad en la diversidad, un concepto que repite asiduamente el titular de la Cámara Baja, Sergio Massa.