Entrevista

Frigerio: "Argentina está en crisis, pero se encuentra ante una oportunidad de desarrollo"

El Economista dialogó con Gerónimo Frigerio, quien recientemente publicó el libro "Desarrollo" (Sudamericana, 2023)
31-05-2023
Compartir

A principios de los años '90, con el fin de la Guerra Fría, y gracias a los avances tecnológicos y de la globalización, se creía que todo el mundo ingresaría en una nueva era de prosperidad. 

En este sentido, diferentes países de América Latina comenzaron a implementar reformas económicas para convertirse en actores desarrollados. Sin embargo, el tiempo ha pasado y, con la excepción de algunos actores como Chile o Uruguay, muy pocos han alcanzado dicho objetivo.  

Según la CEPAL, tras la pandemia del coronavirus, en América Latina unos 201 millones de personas (32,1% de la población total de la región) viven en situación de pobreza, de las cuales 82 millones se encuentran en pobreza extrema. 

La situación incluso es más pesimista si se analizan los casos de países como Argentina que, pese a su gran cantidad de recursos, no solo no ha logrado desarrollarse, sino que continúa involucionando. 

Pero lo llamativo del caso argentino es que, pese a que casi el 40% de su población es pobre, según la ONU el país mantiene el segundo puesto en desarrollo humano de la región, al ubicarse sólo por debajo de Chile, lo que demuestra que aún posee importantes fortalezas que podrían permitirle sobreponerse a la actual crisis.

Intentando descifrar cuáles han sido los errores que no han permitido que ni América Latina ni Argentina se desarrollen, y buscando qué posibles soluciones existen para lograrlo, El Economista dialogó con Gerónimo Frigerio, abogado especializado en desarrollo económico para América Latina, quien recientemente publicó el libro "Desarrollo" (Sudamericana, 2023) con el objetivo de inspirar a la región para resolver estos problemas.  

En tu primer libro, "Simple", proponías ideas para el progreso y la transformación de América Latina. ¿Cuál es el objetivo de "Desarrollo"?

El objetivo de "Desarrollo" es inspirar a los latinoamericanos a transformarnos en protagonistas del proceso de desarrollo de nuestros países y región, que implica pasar de la pobreza a la generación de riqueza, de la informalidad a la formalidad y de una realidad de desempleo a una de creación de trabajo.

"Desarrollo" está dirigido a todas las personas que quieran, puedan y se animen a vivir una vida que trascienda el progreso individual y aspire a tener un impacto positivo en el desarrollo de nuestros países y región. En términos prácticos, cada uno de nosotros puede hacer aportes valiosos y constructivos a nuestras sociedades, seamos empresarios, emprendedores, empleados públicos o privados, políticos, docentes, estudiantes, investigadores, periodistas, legisladores, inversores, deportistas, actores o profesionales. Ese aporte puede ser valioso y positivo si primero logramos visualizar el camino colectivo por delante. Ese recorrido conjunto es la senda del desarrollo. El libro busca facilitar una mirada edificante y conjunta: una visón.

En este sentido, el libro aporta una visión de futuro para los latinoamericanos y una propuesta de reforma institucional para los Estados de la región. Esta visión y propuestas innovadoras complementan el aporte práctico del libro "Simple", que hace hincapié en quienes pueden generar mayor riqueza y pueden crear mayor empleo. En perspectiva, "Simple" y "Desarrollo" son pasos esenciales para el desarrollo de América Latina.

 

A la hora de desarrollarse, ¿cuál crees que es el patrón negativo que la mayoría de los países de América Latina comparten? ¿Podría ser la falta de una visión compartida sobre cómo lograrlo? 

El patrón negativo se evidencia en que todos tienen estructuras institucionales similarmente complejas e ineficaces. ¿Por qué? Nuestros países tienen el mismo origen legal: al colonizarnos, los españoles y portugueses tomaron su tradición legal del sistema francés, diseñado por Napoleón Bonaparte para Francia. ¿Qué implica? Todos nuestros países -de México a Argentina- tienen reglas e instituciones similares.

Pensemos: ¿puede un sistema de reglas e instituciones originalmente diseñado por Napoleón hace doscientos años ser eficiente en los países de América Latina en el siglo XXI? Claramente no. 

Las reglas e instituciones heredadas devinieron en una estructura institucional burocrática, compleja e ineficiente que hoy afrontan todos los países de América Latina. Desde "Desarrollo" planteo: ¿No será bueno reformar las malas instituciones y adoptar un modelo simple, uniforme y digital?

Adicionalmente, planteo que es clave tener una visión de desarrollo compartida en América Latina, que es "medio" -es decir, un proceso de mejora continua- y "fin" -es decir, fijarnos el objetivo de pasar de ser pobres a ricos (o de subdesarrollados a desarrollados)-. Con una visión de desarrollo compartida podremos innovar hacia el desarrollo. Sin una visión compartida seguiremos sin poder innovar y subdesarrollados. 

A partir de una visión de desarrollo clara y compartida, América Latina podrá innovar y adoptar "buenas" reglas y "buenas" instituciones para generar empleo y riqueza. ¿Cómo? Regionalmente, deberíamos adoptar reglas simples para desarrollar el sector privado, con foco en las mpiymes (especialmente las micro empresas), y adoptar un esquema organizacional de instituciones públicas simple, uniforme y digital que permita coordinar de forma eficiente la generación de riqueza.

La clave está en poder entender "cómo" los latinoamericanos podemos progresar en una región que tiene su propia identidad, sus propias capacidades, sus propios tiempos y —aunque todavía no se vislumbre— su propio modelo de desarrollo. A partir de allí encontraremos esa mejor versión de nosotros mismos, apalancada en la oportunidad de la revolución digital.

El desafío de la nueva era es descubrir nuestro propio modelo de desarrollo. Esa es la tarea por delante. Es un reto posible, aunque el escenario sea confuso.

 

¿Cuáles son las cuatro propuestas en que tendrían que enfocarse los gobiernos para desarrollarse? 

Hay cuatro propuestas para facilitar el desarrollo económico de los países de América Latina. En primer lugar, enfocándose en las instituciones, se propo­ne concentrar la gestión de gobierno de cada país de América Latina en cinco ministerios estratégi­cos —Economía, Educación, Salud, Seguridad y Relaciones Institucionales (integrando Relaciones Exteriores e Interiores)—, eliminar los múltiples ministerios restantes y reasignar las tareas prioritarias debajo de esos ministerios en hasta 3 secretarías (o equivalentes) y 3 subsecretarías (o equivalentes) debajo de cada ministerio. En términos prácticos, la estructura institucional de cada Estado de América Latina debería ser simple, uniforme y digital tanto a nivel nacional como subnacional.

En segundo lugar, centrándose en la metodología de trabajo de nuestras institucionesse propone que los Estados de América Latina adopten metodologías de trabajo por "proyecto". 

Esta metodología de trabajo prevé incorporar todos los criterios que conforman un proyecto: etapas de diseño y ejecución; principio y fin; objetivo; resultados medibles; lecciones aprendidas; presupuesto; tiempo de ejecución; esquema de gobernanza y procesos de toma de decisiones. En términos prácticos, la metodología de trabajo de cada Estado de América Latina debería transformarse en una "máquina eficiente y digital" que planifique, contrate y pague los proyectos que implemente a fin de ofrecer servicios públicos con profesionalismo.

En tercer lugar, analizando nuestra región, los países de América Latina debieran adoptar un esquema organizacional de instituciones públicas simple, uniforme y digital que permita coordinar de forma eficiente la generación de riqueza. En términos prácticos, se propone que todos los Estados de América Latina adopten una misma estructura simplificada de gobierno.

Por último, hay que simplificar las reglas para hacer ne­gocios, especialmente para las mipymes. Los Estados latinoamericanos pueden crear un mejor clima de ne­gocios adoptando una regulación y una estructura institucional simple y digital, para que el sector privado de la región pueda hacer cualquier empren­dimiento en todos los sectores. En términos prácticos uno debería poder abrir un negocio a través del telé­fono móvil en el acto, lo que implicaría tiempo cero, costo cero y complejidad cero para lograr acceder a la economía formal. Todo el ciclo de vida de una em­presa debería ser administrado con reglas simples y digitalmente.

Según tu experiencia en el BID, el Banco Mundial y otras entidades, ¿Qué países han hecho "mejor los deberes" hasta ahora?

Según mi experiencia, los Organismos Multilaterales de Crédito ofrecen un muestrario de proyectos exitosos con características replicables, pero no hay necesariamente casos de países que integralmente hayan hecho "bien todos los deberes". Es más, hay hasta un cuestionamiento de qué implica eso, justamente porque los países que han logrado desarrollarse lo han hecho con su propia identidad, "sin hacer todos los deberes" y sobre la base de su cultura: China, Israel, Corea del Sur, Irlanda, y Estonia son algunos ejemplos. En "Desarrollo" resalto el caso de Estonia que tiene características de relevancia para América Latina por ser uno que puede inspirar innovaciones en nuestra región. 

Estonia se ha convertido en un modelo por seguir para los gobiernos que desean aprovechar las nuevas tecnologías y mejorar la eficiencia de los servicios públicos y el vínculo ciudadano-Estado. ¿Por qué? Estonia es la primera sociedad digital del mundo.

¿Qué es una sociedad digital? Es aquella donde la creación, distribución, uso e integración de la información digital es una actividad económica, política y cultural central a su desarrollo.

¿Qué implica esto? En Estonia: 1) el 100% de las escuelas y gobiernos locales disponen de computadoras; 2) el 99,6% de las transacciones bancarias se realizan electrónicamente; 3) el 99% de las recetas médicas se emiten online; 4) el 99% de la población tiene una tarjeta de identificación personal electrónica; 5) el 99% de las declaraciones de impuestos se presentan electrónicamente; 6) el 92% de la población utiliza internet regularmente; 7) el 67% de la población participó en el censo online; 8) el 46,7% de los votos en las elecciones locales de 2021 se emitieron online; entre otros indicadores.

En síntesis, en Estonia los ciudadanos pueden acceder a los servicios públicos las 24 horas del día durante los 7 días de la semana a través de internet. A su vez, cuentan con una firma digital con sellados de tiempo garantizados por el Estado que facilita la comunicación con el Estado o con las empresas. Los ciudadanos tienen un acceso fácil a sus datos y pueden comprobar que no se utilicen incorrectamente. Esto favorece la participación y el control, fomentando la confianza, un aspecto clave para el éxito de la digitalización de los servicios públicos.

 

En esta línea, Uruguay y Chile (por lo menos hasta las protestas sociales de 2019), parecen los países que mejor desempeño tienen. ¿Cuál es tu opinión sobre estos países? 

En línea con lo anterior, Uruguay y Chile tienen mejor desempeño que otros países de la región, es cierto, pero no han logrado dar el paso a ser países desarrollados y en consecuencia aún conviven con la pobreza, el desempleo y la informalidad. 

Según el Índice de Desarrollo del Gobierno Electrónico de la Organización de las Nacio­nes Unidas, Uruguay es el país que mejor posicionado de la región a nivel global, ocupando el puesto 26 con una calificación de 0,85 (siendo 1 el más avanzado y 0 el menos avanzado). Chile ocupa el puesto 34. Pero más allá de los rankings globales, la realidad de toda nuestra región es contundente -incluyendo a Uruguay y Chile-: menos del 30% de los trámites pueden hacerse enteramente en línea, y únicamente el 7% de los ciudadanos realizó en línea su último trámite con el gobierno.

Los gobiernos de la región, nacionales y subnacionales -incluidos Uruguay y Chile- tienen mucho recorrido por delante. El caso de Estonia representa una guía de referencia para atravesar el puente de gobiernos burocráticos a gobiernos eficientes y digitales.

En el caso de Argentina, parece que pasamos de ser un país en vías de desarrollo a uno subdesarrollado. ¿Por qué sucedió esto? ¿Estamos a tiempo de revertir la tendencia? 

Argentina presenta un caso de involución en su proceso de desarrollo económico fundamentalmente porque todavía no logró claridad en su visión de desarrollo. Argentina sigue en el debate de ideologías y no profundiza el debate sobre qué ideas implementar para ganar eficiencia -entendiendo que la eficiencia no tiene ideología- y lograr progresar continuamente hacia el desarrollo económico en un cambio de era marcado por la revolución digital y un confuso reordenamiento del orden global. 

Para que Argentina se transforme en un país desarrollado y pueda revertir la tendencia tendrá que, como prioridad, adoptar una visión de desarrollo y a partir de allí innovar para lograr esa meta.  

Esta visión deberá tener claridad sobre los pilares estructurales para su desarrollo:

  1. ¿Quién genera riqueza en un país? El sector priva­do es el generador de riqueza de los países. 
  2. ¿Cómo está compuesto el sector privado de los países de América Latina? El 99% son mipymes, mientras que el 1% son grandes empresas. Con visión de futuro, el desarrollo en Argentina (y toda América Latina) implica dejar de ser una región que tracciona su modelo de desarrollo a par­tir del aporte productivo del 1% de su sector privado (sus grandes empresas) y le suma el aporte productivo del 99% restante, es decir, de sus pequeñas empresas (incluyendo micro empresas). ¿Cómo? Desatando su potencial productivo en la formalidad.
  3. ¿Cuál es el rol del sector público ante el sector pri­vado para generar desarrollo? El sector público regula la actividad productiva del sector privado. Cuando el sector público "regula bien", el sector privado crece, se genera riqueza y se crea empleo. Cuando el sector pú­blico "regula mal", el sector privado no crece, se genera pobreza y aumenta el desempleo.

Argentina deberá consensuar y adoptar reformas que sean conducentes a la creación de trabajo des­de quienes son los principales vehículos generadores de trabajo: las microempresas dentro del sector privado.

Adicionalmente, Argentina, al igual que el resto de los países de América Latina, está ante el desafío de comprender que la oportunidad del progreso tiene un formato que combina teléfono celular, Internet y tecnología de blockchain. Esa es la ventana digital hacia la prosperidad. Si bien Argentina está en crisis, también se encuentra ante una oportunidad de desarrollo sin precedentes porque la revolución digital no va a esperar a nadie. 

**

Quién es Gerónimo Frigerio

Gerónimo Frigerio es abogado especializado en desarrollo económico para América Latina. Experto en procesos de reforma, es director general de la consultora gf Consulting Group, que provee asesoramiento técnico en proyectos de desarrollo económico a gobiernos, empresas y organismos multilaterales de crédito. Fue presidente del directorio ejecutivo de Fonplata (2017-2018); especialista líder abogado del Banco Interamericano de Desarrollo (2003-2012); funcionario del Banco Mundial y coautor de Doing Business in 2004. Abogado por la Universidad de Buenos Aires (1998), tiene una maestría en Leyes -LLM en Finanzas- de Queen Mary, University of London (Chevening 2000-2001) y estudios de especialización en Harvard Business School (2013). 

En 2020 publicó en Sudamericana "Simple. Una idea para transformar el futuro de América Latina", éxito en ventas desde su lanzamiento y reconocido con el Community Impact Award por Queen Mary, University of London (2022). En 2023 publicó en Sudamericana "Desarrollo. Una visión innovadora".