Ecolatina

Balance: ¿qué economía deja 2022 y qué se espera para 2023?

El acuerdo con el FMI, los shocks inflacionarios y la incertidumbre fueron algunas de las variables que protagonizaron el 2022
Sergio Massa pudo estabilizar la economía tras la salida irresponsable de Martín Guzmán
28-12-2022
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Con la salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía y la llegada de Sergio Massa, los giros pragmáticos en la política económica y la fuerte aceleración nominal marcaron el 2022, según un informe de Ecolatina. ¿Qué es lo que deja este año para el 2023?.

Primer trimestre: el acuerdo con el FMI 

"El 2022 inició con la necesidad de efectuar un giro en la política económica producto de los desequilibrios macroeconómicos acumulados. En 2021 el Banco Central no pudo sumar reservas a pesar de un fuerte shock positivo en los términos de intercambio y un récord en la liquidación del agro, al tiempo que la inflación se aceleró (de 36% en 2020 a 51% interanual en 2021) aún atrasando el dólar y las tarifas (inflación reprimida)", señaló el informe. 

"Además, y faltando todavía dos años de mandato por delante, los abultados vencimientos con el FMI (US$ 20.000 millones por año en 2022-23) hicieron que la negociación con dicho organismo no pudiera seguir retrasándose", agregó. 

Marzo: turbulencias globales y primer shock inflacionario 

"El acuerdo, que definió la política económica de 2022-23, fue condición necesaria pero no suficiente para evitar disrupciones. De hecho, el programa diseñado es muy sensible a shocks: subas inesperadas de la inflación presionan para un mayor deslizamiento cambiario y alzas en las tasas de interés (dados los objetivos de no apreciación real y rendimientos reales positivos); un shock externo negativo entra en tensión con la meta de acumulación de reservas; y el cumplimiento del programa financiero que descansa excesivamente en el mercado de deuda en pesos", afirmó Ecolatina. 

En este sentido, el estallido de la guerra Rusia-Ucrania a finales de febrero, que generó mayores presiones inflacionarias a nivel global debido al salto en los precios de la energía y los alimentos y el aumento en los costos de transporte, impulsó la inflación a nivel local a un pico de 6,5% promedio en marzo-abril, alterando el escenario nominal hacia un escalón más alto y poniendo en tensión los objetivos del acuerdo.  

"No obstante, persistió la mejora de la economía real: el PIB acumuló un crecimiento de 6,5% interanual en el primer semestre, con un consumo privado que se vio dinamizado por la aceleración de la inflación (efecto los pesos queman operando), paritarias que favorecieron una recomposición del salario real del sector formal y políticas de ingresos que posibilitaron una mejora de los ingresos de la base de la pirámide", dijo Ecolatina. 

Junio: incertidumbre política y segundo shock inflacionario 

"Al cierre del primer semestre aparecieron nuevas complicaciones. Por un lado, se lesionó el mercado de deuda en pesos, jaqueando el programa financiero y arrojando dudas respecto a la sostenibilidad del mercado de la deuda en moneda local; por el otro, un Banco Central que seguía sin poder acumular reservas pese a la renovada liquidación récord de agrodivisas", sostuvo el informe. 

En respuesta, el Gobierno aceleró la suba de las tasas de interés y aumentó las restricciones a las importaciones, medidas que permitieron una calma transitoria.  

"Esta serie de sucesos -entre otros- terminaron por desencadenar la renuncia de Martin Guzmán, la cual originó una fuerte crisis política con un nuevo impacto sobre las variables nominales: los dólares paralelos treparon 30% y la brecha cambiaria tocó picos del 150%, generando el segundo shock inflacionario del año (+7,2% promedio en julio-agosto) y un nuevo desancle de expectativas que el breve paso de Silvina Batakis no logró torcer", explica Ecolatina. 

Así, mientras que en junio el REM esperaba 76% interanual de inflación para 2022, las expectativas se dispararon al 100% en septiembre.  

En medio de estas turbulencias económicas es que asume Sergio Massa al frente del Ministerio de Economía a principios de agosto y profundiza el rumbo previo de la política económica con el objetivo de apaciguar la inminente crisis y evitar una devaluación desordenada. 

Entre agosto y diciembre, se fueron anunciando políticas en base a tres cuestiones: fortalecer el mercado de deuda en pesos y reducir el exceso de demanda en el mercado cambiario, y, por otro lado, frenar el shock inflacionario.  

"De esta manera, se redujo la fragilidad del esquema macroeconómico, poniéndole paños fríos a las expectativas de devaluación en lo inmediato. Asimismo, tras varios meses de desfasajes, la conjunción de estas medidas permitió que la nominalidad de la economía (inflación-devaluación-tasa de interés) convergiera a la zona del 6%", consideró Ecolatina.  

"Por otra parte, pese al sesgo más contractivo de estas políticas la mejora en la economía real se mantuvo a lo largo del tercer trimestre (+1,7% trimestre vs trimestre desestacionalizado), recién comenzando a mostrar retrocesos sobre el cierre del año (el Emae cayó -0,2% mensual promedio en septiembre y octubre, lo que augura una caída desestacionalizada del PIB en torno al -1% para el último trimestre)", agregó.

Mientras tanto, la inflación se mantuvo en niveles elevados (+6% promedio en agosto-noviembre), aunque comenzando a dar señales de moderación en noviembre (+4,9%), "gracias a factores estacionales y cierto impacto del inicio del acuerdo de Precios Justos". 

La herencia para 2023 

"El año 2022 exigía un giro en la política económica que, en pos de evitar una crisis, hacía prever que la inflación no se desaceleraría y que la actividad gradualmente iría moderando su tasa de expansión. Sin embargo, los shocks ocurridos a lo largo del año tensionaron fuertemente el programa acordado con el FMI, obligando a profundizar el ajuste fiscal-monetario-externo y acelerar la tasa de depreciación del dólar oficial", aseguró Ecolatina.

"Dentro de las variables nominales, la inflación cerrará el año en la zona del 95%, mientras que el tipo de cambio oficial se deslizará cerca del 70%. Este atraso (adicional -aunque menor- al ocurrido en 2021) se concentró especialmente en la primera mitad del año, encontrando un piso desde mediados de octubre y previendo que la búsqueda por una mayor convergencia lo limite hacia adelante", estimó la consultora. 

"En términos de la economía real, estimamos que el crecimiento del PIB se ubicará algo por debajo del 6% en el promedio de 2022 (más de 2 puntos porcentuales por encima del arrastre estadístico), pese al enfriamiento de la actividad en el último trimestre del año", destacó. 

"Detrás de esta suba se encuentra un consumo privado pujante (proyectamos 10% interanual en 2022), donde primaron los efectos los pesos queman y ahorrar consumiendo derivados de la aceleración inflacionaria, junto a un crecimiento de la inversión productiva (+12% interanual) y cantidades de comercio exterior también en terreno positivo (+3% de exportaciones y cerca de 20% interanual de importaciones)", indicó.

"En lo que respecta al frente externo, las exportaciones de bienes finalizarían 2022 en niveles récord (proyectamos US$ 89.000 millones) producto de la persistencia en el alza de los precios internacionales y la implementación del dólar soja; mientras que las importaciones también serán récord (US$ 82.000 millones), aunque con efectos negativos de las restricciones más claros en el cierre del año", subraya el informe. 

"Como resultado, el balance comercial será superavitario, pero no se traducirá en un saldo positivo en cuenta corriente (-0,5% del PIB) a raíz de un fuerte déficit de servicios por turismo y fletes", agrega.

Según Ecolatina, la meta de acumulación de reservas pactada con el FMI (+US$ 5.000 millones) llegaría a ser cumplida, gracias al ingreso de divisas que generó la implementación del dólar soja, los últimos desembolsos ya pactados por parte de organismos internacionales y las restricciones a las importaciones. 

"Sobre el frente fiscal, estimamos que el Sector Público Nacional No Financiero (SPNF) logrará cumplir la meta acordada de 2,5% del PIB de rojo primario para 2022, principalmente gracias a un mayor control del gasto corriente en la última parte del año, los recursos provenientes de las dos ediciones del ya nombrado "dólar soja" y el beneficio de la aceleración inflacionaria para licuar algunas partidas del gasto", concluyó la consultora. 

En resumen:

  • Un menor arrastre en materia de actividad económica (menos de 1 punto porcentual frente a los 3 que dejó 2021 para 2022). 
  • Un mayor piso inflacionario (en el último trimestre la inflación promediaría más de 5% mensual, frente a poco más de 3% en el último trimestre de 2021). 
  • Una trayectoria de consolidación fiscal en marcha (aunque en materia de gasto el 2023 es exigente). 
  • Un perfil de vencimientos en pesos desafiante.  
  • Un nivel de reservas netas algo más abultado que a finales de 2021. 

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